La pandemia del coronavius nos sitúa ante una experiencia inédita tanto a nivel colectivo como individual. El confinamiento implica que muchos de nosotros nos encontramos de repente ante la perspectiva de pasar el próximo mes en un espacio limitado y cerrado, acompañados únicamente de nuestro núcleo familiar más próximo. La mayoría no contamos con referentes reales que nos sirvan para saber cómo comportarnos en este tipo circunstancias, lo que aumenta la incertidumbre que ocasiona esta crisis.
Más allá de la ficción –que a menudo nos confunde más que ayudarnos- las únicas referencias útiles proceden de personas que han experimentado situaciones de aislamiento. Por ejemplo, las monjas de clausura, la gente que ha estado en prisión o las personas cuyo trabajo implica largas temporadas de reclusión. En los últimos días se ha hecho viral un hilo de Twitter de un marino vasco que ofrece algunas claves para manejar esta situación:
Oleada de separaciones en China
Algunos de los consejos que ofrece este testimonio se refieren a la convivencia con el cónyuge. No son sugerencias gratuitas. Las primeras noticias que nos llegan sobre las consecuencias del confinamiento masivo en China -un país que ya está en proceso de recuperación de la crisis-, no son halagüeñas para las parejas: en algunas ciudades se ha registrado un récord de demandas de divorcio debido al aislamiento forzado por el coronavirus.
“No me extraña nada”, admite Mireia Cabero, psicóloga especializada en cultura emocional. “Sabemos que los periodos en los que hay más demandas de divorcio son después de las vacaciones de verano y de Navidad”. No hay ninguna duda que nos encontramos ante un mes de riesgo para la convivencia y la estabilidad de las parejas. Cabero, sin embargo, apuesta por afrontar el reto desde la psicología positiva: “Hay que pensar en cómo disfrutar de las nuevas oportunidades que se nos presentan. En este tiempo la mayoría de nosotros no experimentaremos situaciones familiares de mucha gravedad. Es una parada obligada en el camino, como cuando te rompes una pierna. Un buen momento para iniciar conversaciones positivas con la pareja: Reducir el hacer y centrarse en el ser y en el estar”.
“En estos días que vienen nos daremos cuenta que el hogar familiar no es un campo de rosas”, añade Francesc Núñez, sociólogo y profesor de la UOC. Núñez se refiere al título de una obra del historiador y sociólogo estadounidense Christopher Lasch, crítico social muy relevante durante la segunda mitad del siglo XX. Lasch sugería que el matrimonio era el ‘Refugio de un mundo despiadado’ (1979). “Pero ya no es así. El hogar ha dejado de ser un espacio de bienestar, calma y tranquilidad. Ahora también es un espacio de competición, y por tanto de tensiones. Se compite porque ambos miembros de la pareja valoran su carrera profesional; o por ver quién dedica más tiempo al cuidado de los hijos.
Peligro latente
Alerta ante las situaciones de violencia y abuso
El peligro potencial de que afloren tensiones es muy alto. “Es una olla a presión que puede explotar en cualquier momento”, coinciden todos los expertos consultados. “Sí o sí habrá momentos difíciles a nivel emocional. La frustración y la impotencia son respuestas naturales en situaciones de incertidumbre”, afirma Isabel Moreno, psicóloga, sexóloga. “Muchos padres o madres –pero sobre todo padres- pasan mucho tiempo fuera de casa”, apunta Núnez. “Ahora, de golpe, nos expulsan de todos nuestros espacios sociales y nos confinan en casa, expuestos a todas estas tensiones y sin acceso a espacios de fuga. La gente más prudente lo soportará, pero muchas personas tendrán dificultades para contener sus emociones”, reflexiona.
En este sentido, las dos psicólogas y el sociólogo alertan ante las posibles situaciones de abuso y violencia doméstica que se puedan dar durante el confinamiento. “Las personas agresivas no se relajan en entornos cerrados. Todo lo contrario”, advierte Mireia Cabero. “En relaciones que ya están rotas antes del encierro, o en las que hay conductas abusivas, hay que extremar la alerta. Las personas violentas ahora lo tienen más fácil si cabe: las visitas a casa están restringidas, nadie verá por la calle a la mujer maltratada. O a los hijos. Mucho cuidado con eso. Ante estas situaciones hay que activar el coraje y buscar apoyo exterior enseguida. Y el entorno, los vecinos, deben colaborar más de nunca dando aviso a las autoridades ante sospechas de maltrato en el hogar”, alecciona Cabero.
Pautas
Cinco oportunidades que ofrece el confinamiento a las parejas
Esta situación excepcional, sin embargo, plantea también oportunidades para reforzar los vínculos de la pareja si se consigue gestionar bien. Isabel Moreno, especialista en terapias de pareja, apunta cinco propuesta de mejora:
1. Comunicar de una forma distinta
“El momento es ideal para mejorar la comunicación entre la pareja”, reflexiona Moreno. Se presenta una buena ocasión para expresar emociones y pensamientos que por las distracciones del día a día a menudo pasamos por alto. “Habrá de aprender a gestionar las discusiones de una forma distinta. Habitualmente, una controversia acaba con uno de los dos –o los dos- diciendo una palabra más alta y fuerte que la otra. La diferencia es que ahora no podemos irnos a tomar el aire y esperar a que la cosa se relaje. Hay que cambiar de estrategia y comunicarnos de otra forma: expresar cómo nos sentimos en vez de reaccionar con reproches y juicios. No es lo mismo decir ‘Esto lo has hecho mal’ que ‘Me siento sobrecargada y necesitaría que me ayudases con esto’. Tal vez de esta forma la otra persona estará más atenta a tus necesidades y no reaccionará con agresividad.
La clave, añade la psicóloga, pasa por intentar no personalizar las recriminaciones. “Llegarán momentos en los que nos ofuscaremos. Pero hay que intentar no interpretar estos ataques de forma personal sino como algo circunstancial, fruto de la tensión del momento.
2. No tomar decisiones definitivas
“Hay que tener claro que es un periodo transitorio, así que no conviene tomar decisiones definitivas”, coincide Mireia Cabero. No en vano, muchas de las parejas chinas que iniciaron los trámites de separación durante el confinamiento han acabado echándose atrás en cuanto la situación se ha normalizado, según explicaba el diario local Global Times.
Obviamente, en la gestión de los conflictos tendrá mucho que ver en qué situación se encuentra cada pareja: algunas llegan a este aislamiento forzado con la relación en crisis; otras en buen momento y muchas ni se plantean si están bien o mal. Será un buen momento para hacerlo. “También habrá sorpresas agradables: muchas parejas se percatarán que les unen lazos mucho más fuertes de lo que ellos mismos creían”.
“En cualquier caso, a todos nos tocará sostener el malestar de la pareja en algún momento -sigue Cabero-. Hará falta empatía y almacenar dosis de paciencia para que cuando uno de los dos no esté bien el otro tenga energía para gestionar los periodos de irritación”.
Aun así, si durante este tiempo llegamos a la conclusión que la relación está rota, no es un buen momento para comunicarlo. “Puede generar mucho dolor. Y en estas circunstancias la situación puede volverse insoportable”, piensa Cabero. “Es mejor centrarse en uno mismo y aprovechar para prepararse mentalmente para la separación”, recomienda la psicóloga.
3. Buscar momentos de intimidad
La sexóloga Isabel Moreno apunta otra de las oportunidades que ofrece el confinamiento: cuidar la sexualidad. “No tiene que ser una obligación, pero es un buen momento para buscar el erotismo en el ámbito de la pareja”.
Aunque estemos con los niños en casa, conviene buscar un espacio para la intimidad: “Y no tiene por qué estar estrictamente relacionado con las relaciones sexuales. Se puede cuidar la sexualidad de otros modos: buscar esos ‘momentos de novios’ para acariciarse, expresar cosas que hace tiempo que no decimos, como ‘Te echaba de menos’. Ese tipo de conexión emocional une mucho más a la pareja que el acto sexual.
4. Reservar momentos de soledad
Aunque dependerá mucho de las circunstancias de cada hogar, sería positivo que cada uno de sus miembros tuviese sus espacios personales durante este encierro impuesto. “En el caso de las parejas con hijos, en las que el tiempo será más limitado, probablemente habrá que escoger si priorizamos el autocuidado o el cuidado de la pareja. En cualquier caso, lo importante es estar atento a las necesidades del otro (además de las nuestras) y mantener una comunicación fluida.
Mireia Cabero hace hincapié es la importancia de las rutinas. “Lo ideal es dedicar un tiempo a cada cosa: un rato de esfuerzo físico, una rato de pausa, un rato para comer, otro rato para que los niños puedan absorber cosas de fuera (películas, socialización a través de pantallas, etcétera) mientras nosotros disfrutamos de un tiempo de silencio para leer o escuchar música”. Hay que aprovechar las oportunidades a medida que se vayan presentando, acaba Cabero.
5. Positivizar la situación
Una de las recomendaciones en la que coinciden varios expertos se refiere a la necesidad de racionar la dosis informativa sobre la crisis sanitaria. “Estar todo el día escuchando hablar y leyendo sobre el coronavirus no ayuda. Estamos en los primeros días de confinamiento y hay mucha gente demasiado agobiada. Es normal, pero hay que tener en consideración que solo estamos al principio”, comenta Moreno.
“Lo ideal es intentar no proyectarnos más allá del día a día, ver cómo aprendemos de la situación y de las reacciones de nuestra pareja. Habrá quien resista mejor la ansiedad que el otro y necesitaremos ayudarnos mutuamente”, reflexiona.
El sociólogo Francesc Núñez considera que todos nosotros a nivel individual extraeremos conclusiones positivas de la crisis provocada por la pandemia del coronavirus, del mismo modo que debe hacerlo la sociedad en conjunto: “A nivel colectivo nos servirá para darnos cuenta de todo lo que hemos hecho mal: las carencias de nuestra clase política; que no hemos cuidado como deberíamos nuestro planeta; de lo importante que es tener un sistema sanitario fuerte”.
Por otra parte, este tiempo servirá para demostrar que es falsa la creencia de que la mayoría de los problemas que tenemos son personales. “No lo son. Son problemas colectivos porque todos somos interdependientes. A partir de ahora debemos tomar conciencia que un mundo distinto ha de ser posible y que nos necesitamos unos a otros porque en la individualidad somos muy vulnerables”, concluye el sociólogo.
Fuente: LaVanguardia