Zachary Moore, estadounidense de 38 años, ha transitado un largo camino: de asesino convicto pasó a ser persona arrepentida, y todavía durante el cumplimiento de su condena perpetua se propuso aprender y enmendarse. Como resultado, ahora es ingeniero de sistemas en Silicon Valley. Y, como un detalle adicional, gana más de 100.000 dólares anuales, informa The Hustle.
A sus 15 años, Moore, en medio de un conflicto familiar, mató de 44 puñaladas a su hermano. Sus abogados intentaron suavizar la sentencia alegando atenuantes derivados del entorno perjudicial del joven, ya que sus padres eran alcohólicos y él mismo abusaba de drogas y alcohol.
No obstante, en septiembre de 1997 el jurado encontró a Moore culpable de asesinato y lo sentenció a entre 26 años y cadena perpetua. Aunque menor de edad para entonces, fue juzgado como adulto, según lo establecían las leyes del estado de California.
Vida en prisión
Estando preso, Zachary a menudo se metía en problemas, por lo que pasaba tiempo en celdas de aislamiento. Allí, cuenta, por primera vez comenzó a darse cuenta y aceptar que el haber asesinado a su hermano era solo su culpa. “Millones de niños en el mundo están creciendo en las mismas condiciones que yo. Y han encontrado otras formas de pasar por todo esto. Había cosas en mí que tenía que arreglar. Y no lo había logrado”, cita sus palabras el referido medio.
En 2015, Moore se inscribió en ‘The Last Mile’, programa para la formación de programadores creado por un empresario e inversor de Silicon Valley, Chris Redlitz. El objetivo de este proyecto —que comenzó en forma de cursos de negocios de dos semanas— es preparar a los presos para la vida después de la cárcel, enseñarles una nueva profesión que sea valorada.
Moore, que no sabía nada de tecnologías ni había usado Internet en toda su vida, empezó a asistir a las clases cuatro días a la semana. Al principio los alumnos solo escribían códigos en sus cuadernos, y fue un par de meses después que les dieron acceso a computadoras. “Aún no teníamos acceso a Internet. Fue increíble aprender algo, sin tener ni idea de cómo era eso estando en libertad. Esto me llevó a usar mi intuición”, relató.
Como proyecto final, Moore creó desde cero el diseño de un sitio web para comercio electrónico. Terminó el programa como uno de los mejores alumnos, por lo que le dieron la oportunidad de pasar a un curso avanzado en otra prisión.
Libertad
Mientras tanto, en California se aprobaba, en el 2014, una ley que estableció que quienes de menores fueron juzgados como adultos, tienen la oportunidad de recibir la libertad condicional. Además, dictaminó que los menores de 16 años ya no serán juzgados como adultos.
El 12 de noviembre de 2018, Zachary Moore fue liberado tras una audiencia de libertad condicional. Los representantes de ‘The Last Mile’ lo ayudaron con vivenda y empezó a trabajar como ingeniero del programa.
Transcurridos seis meses, Moore presentó solicitudes como pasante o becario en diferentes compañías en Silicon Valley. En todas ellas contó su pasado. Consciente de que pocos estarían dispuestos a contratar a un asesino convicto por más que se hubiera arrepentido, en sus cartas de presentación trató de manifestar su arrepentimiento y “renacimiento”.
Contratado
En mayo de 2019, Zachary Moore se convirtió en ingeniero en prácticas en la compañía Checkr, que brinda servicios para verificar la integridad de los empleados. El 6 % de quienes trabajan en esta ‘start-up’ tiene un pasado criminal. En septiembre útimo, fue transferido a un cargo con salario de tiempo completo de más de 100.000 dólares al año.
Moore reanudó la relación con sus padres, pero no siente que tenga derecho a pedirles perdón. Admite que es poco probable que algún día pueda perdonarse por completo a sí mismo: “Tengo un remordimiento increíble, que nunca desaparecerá”. “Mi hermano nunca tendrá la vida que se suponía que debía vivir. Nunca estará allí para Navidad, Acción de Gracias o los cumpleaños”, lamenta.
Pero a los ojos del fundador de ‘The Last Mile’, Chris Redlitz, son estas dificultades las que convierten a Moore en un candidato deseable para trabajar en un espacio tecnológico que valora la resiliencia. “Existe en Silicon Valley la idea de que si fallas, te levantas, te sacas el polvo y lo intentas de nuevo“, dice Redlitz. “¿Quién encarna eso mejor que un tipo como Zach?”
Fuente: RT Actualidad