Organizaciones comunitarias de varias ciudades informaron sobre llamadas de inmigrantes asustados que buscan información y asesoría legal y reportan a agentes uniformados cerca de sus viviendas, según activistas de varias ciudades.
"Un miedo tan generalizado como este no lo habíamos visto en mucho tiempo", dijo el miércoles Erika Almirón, directora ejecutiva de la organización Juntos, con sede en Filadelfia. "Hemos recibido cientos de llamadas y estamos tratando de informar a la gente sobre sus derechos en casos de redadas".
Incluso personas con autorización como Vilma Erazo tienen temor. La hondureña asistió el martes por la noche a un taller informativo en Los Angeles porque tenía miedo de que la deportaran, pese a que dice tener un permiso temporal que renueva anualmente. Estaba a la espera de una notificación de la corte de inmigración y quería asegurarse de que su permiso seguía vigente.
"Tengo una hija de nueve años y no sé qué va a pasar con ella si me detienen", dijo Erazo. "Ya pasó mucho tiempo y no he escuchado nada (de la corte) y siento que van a venir por mí y me van a deportar".
El temor ganó terreno luego que autoridades de inmigración detuvieran a 121 inmigrantes sin autorización, la mayoría padres e hijos, durante un operativo realizado el sábado y domingo en Georgia, Texas y Carolina del Norte.
El secretario de Seguridad Nacional Jeh Johnson ha dicho que continuarán las redadas enfocadas en personas detenidas después del 1 de mayo del 2014 tras cruzar la frontera de manera ilegal, que tienen órdenes finales de deportación y han agotado las posibilidades de regularizar su situación migratoria.
Organizaciones comunitarias y activistas en Queens y Atlanta también están informando a los inmigrantes sobre sus derechos en casos de redadas y recomiendan que no abran la puerta a autoridades a menos que tengan una orden de arresto contra ellos y que tomen medidas preventivas en caso de que sean detenidos.
En un taller ofrecido por la Coalición por los Derechos Humanos de los Inmigrantes en Los Ángeles, inmigrantes preguntaron sobre asuntos prioritarios como que es lo que tienen que hacer para que otra persona recoja su cheque del trabajo en caso de ser deportado, hasta temas caseros como recomendaciones para instruir a niños para que no abran la puerta sin autorización de adultos.
"Quiero ver a un abogado para asegurarme del estatus de mi hijo. No quiero que nos ponga en riesgo y nos deporten a mí y a mi esposa", dijo el guatemalteco Gumercindo Cutiño en el taller, adonde llegó con su hijo Brian Cutiño, de 17 años, quien acababa de recibir alivio migratorio en calidad de menor no acompañado.
En Chicago, activistas y voluntarios están incluso yendo puerta por puerta a repartir volantes con información, de acuerdo con B. Loewe, portavoz de la campaña #Not1More Deportation.
"Hemos recibido reportes de actividades de inmigración. A veces si han sido agentes de inmigración, otras veces han sido policías. La gente está asustada por cualquier agente uniformado. Esto está creando miedo por cualquier entidad del gobierno", dijo Loewe.
El temor hacia las autoridades preocupó al Bob Menéndez, único senador que integra el bloque de legisladores hispanos demócratas: "Lógicamente, estarán aterrorizados y renuentes a denunciar crímenes a la policía mientras se vean obligados a vivir en las sombras de nuestra sociedad", señaló.
La presidenta del bloque de congresistas hispanos demócratas, Linda Sánchez, calificó las redadas de "inhumanas" porque incrementan el trauma sufrido por las familias guatemaltecas, hondureñas y salvadoreñas que entraron a Estados Unidos sin autorización, huyendo de la violencia y la pobreza.
Luis Gutiérrez, uno de los congresistas hispanos demócratas más activos en el tema migratorio, dijo el miércoles que las redadas no son la solución del partido demócrata. "Los estadounidenses quieren orden y legalidad en inmigración, no deportaciones y familias separadas por la fuerza o exiliadas".