Tania Medina rompe el silencio sobre su divorcio y la lucha legal contra su exesposo Pablo García

Tania Medina rompe el silencio sobre su divorcio y la lucha legal contra su exesposo Pablo García

La reconocida cirujana plástica dominicana Tania Medina atraviesa una de las etapas más difíciles de su vida. Tras catorce años de matrimonio, su divorcio de Pablo García, cirujano bariátrico, se ha convertido en una batalla legal desgastante que no solo involucra la repartición de bienes, sino también la custodia de sus cuatro hijos, uno de ellos con autismo.

En una entrevista exclusiva con People en Español, Medina compartió detalles sobre los abusos físicos, psicológicos y económicos que sufrió durante su matrimonio, el momento en que decidió ponerle fin a la relación y las dificultades que enfrenta actualmente para obtener justicia.

Un matrimonio marcado por el abuso

Medina reveló que los maltratos comenzaron mucho antes del divorcio. A lo largo de su matrimonio, sufrió violencia en diferentes formas, pero al igual que muchas víctimas, no reconoció de inmediato la magnitud de la situación.

“Las mujeres maltratadas no pensamos que estamos siendo maltratadas. Muchas veces creemos que somos culpables del comportamiento de nuestra pareja. Nos hacen creer que la culpa es nuestra, que los provocamos, que ‘nos lo merecemos’”, confesó.

El punto de quiebre llegó una noche, cuando García la despertó exigiéndole unos recibos y, ante su negativa, la atacó físicamente.

“Me empezó a ahorcar. Yo me libré y me fui corriendo a la clínica. Eran las dos de la mañana y ahí fue donde dije: ya basta”, recordó.

Esa noche, decidió poner fin a la relación y envió a su madre a recoger sus pertenencias. Aunque en ese momento esperaba un proceso de divorcio pacífico, pronto se dio cuenta de que la lucha apenas comenzaba.

El conflicto por los bienes y la custodia de sus hijos

Medina y García oficializaron su divorcio en 2023, pero la separación de bienes no se realizó en ese momento. La doctora asegura que, a pesar de que ambos eran médicos, ella generaba mayores ingresos y asumía la mayoría de los gastos familiares, incluyendo las terapias de su hijo con autismo.

“Por doce años trabajé como cirujana plástica y puse el 80% de todo en la casa: tarjetas de crédito, terapias del niño, todo. Mientras él operaba a uno o dos pacientes, yo operaba a 20”, explicó.

Sin embargo, la empresa en la que trabajaba estaba a nombre de García, lo que complicó el proceso de división de bienes. Cuando Medina solicitó acceso a las cuentas para determinar un reparto justo, su exesposo reaccionó con múltiples demandas.

“Ahí empezó la segunda pesadilla. Me empezó a enviar notificaciones legales, intentó quitarme a mis hijos y se negó a pagar la pensión”, relató.

El conflicto escaló hasta el punto de que García llevó a los niños a declarar en la corte. Aunque en un inicio la justicia otorgó la custodia a Medina, su exesposo apeló la decisión y exigió que los menores volvieran a testificar, algo a lo que ella se opone firmemente.

“Tenemos cuatro hijos y uno de ellos es autista. No estoy de acuerdo con exponerlos a este proceso una y otra vez”, expresó con preocupación.

El miedo y la falta de protección legal

El desgaste emocional y el miedo constante llevaron a Medina a hacer pública su situación en redes sociales. Recientemente, tras recibir otra notificación legal, rompió en llanto y expresó su frustración.

“Hace dos días llegué cansada de trabajar –me levanto a las cuatro de la mañana–, me encontré con otra notificación y ahí estallé en llanto. Las autoridades me dicen que si él no se me acerca o habla otra vez, no pueden hacer nada. ¿Qué van a esperar? ¿A que me mate?”

Asegura que no se siente protegida y ha tenido que tomar medidas extremas para garantizar su seguridad.

“No tengo quien me ampare. Tengo que andar con seguridad las 24 horas del día. No salgo de mi casa sin escolta porque tengo miedo. Lo único que me queda es hablar”, afirmó.

Un mensaje para otras mujeres

A pesar de la falta de avances en su caso, Medina se mantiene firme en su decisión de hablar y visibilizar su situación con la esperanza de que otras mujeres en circunstancias similares encuentren apoyo y justicia.

“No quiero hacerle daño a nadie, pero tampoco quiero que me hagan daño a mí. No soy la única que ha pasado por esto y si alzando la voz puedo ayudar a otras mujeres a reconocer que no están solas, lo haré sin dudarlo”, declaró.

Además, envió un mensaje a quienes han vivido situaciones de abuso.

“Nadie tiene que aguantar maltrato físico, verbal o económico. Alza tu voz. Mucha gente me ha llamado para decirme que no hable, pero yo voy a hablar por todas aquellas mujeres que tienen miedo. No me importa que la sociedad me critique o no me apoye. He recibido mensajes de apoyo de muchas personas y eso me da fuerzas para seguir adelante”, concluyó.

La historia de Tania Medina es un recordatorio del largo camino que muchas mujeres deben recorrer para obtener justicia. Mientras enfrenta una batalla en los tribunales, su testimonio sirve para exponer la urgencia de mejorar los sistemas de protección y apoyo a las víctimas de violencia doméstica.