En una entrega exclusiva para la revista impresa y la plataforma digital de EHPLUS, el viceministro de Comercio Interno del Ministerio de Industria, Comercio y Mipymes (MICM), Ramón Pérez Fermín, analizó el comportamiento de los hidrocarburos a nivel internacional, y sus repercusiones en la República Dominicana.
Pérez Fermín destacó que luego de 24 meses de gran incertidumbre en los mercados energéticos, consecuencia primero del paro abrupto de toda la actividad productiva a nivel global, y a la vez de la pandemia, y más recientemente por las disrupciones en los mercados de hidrocarburos, fruto del lastre dejado por el conflicto sucedido entre Rusia y Ucrania, se podría decir y así la recogen las principales proyecciones de los bancos de inversión que, en concordancia con los informes de los analistas de mercado, que el 2024, especialmente en el primer semestre, tendrá razonable estabilidad en lo concerniente al mercado de los subproductos del petróleo.
Al margen de la inseguridad que genera la ralentización de la economía de China y su eventual recuperación; por encima de la tensión que acusa Oriente Medio y el riesgo que ello implica sobre todo para el estrecho de Ormuz, vía marítima de salida de más o menos una quinta parte del total del petróleo que se comercializa en el mundo, lo cierto es que la cotización de los derivados del petróleo pareciera iniciar el año con relativa estabilidad, escenario este atípico en los últimos 36 meses.
Por ello, cualquier vestigio de equilibrio en dichos mercados, es metabolizado con beneplácito por los gobiernos, dados los exorbitantes montos destinados en los últimos años para contener la revalorización de los combustibles en todo el mundo y definitivamente que en nuestro país no es la excepción en este aspecto.
Tal es el caso del año 2023, en donde solo para este periodo de 12 meses, el gobierno nacional realizó pagos a los importadores de combustibles de nuestro país, por concepto de compensación al precio de paridad de importación, que en términos llanos significa subsidiar el combustible para que no se encarezca, por más de 11,000 millones de pesos, es decir unos 200 millones de dólares.
Ello no implica que tendremos acceso a productos refinados baratos, ni que en el escenario más generoso, las cotizaciones se asemejaran cercanas a niveles prepandémicos, pero sí con razonable estabilidad, atributo que por sí solo, sobre todo en la proyección y en la tarea de identificación de recursos para capital de trabajo en el sector privado y para reservar fondos para subsidios de los hidrocarburos, imprime evidente alivio a quienes tienen que proyectar y modelar escenarios financieros para tales fines.
Sin temor a equivocarme puedo afirmar que la crisis internacional de precios de los hidrocarburos del pasado reciente ha sido el reto de mayor preocupación de los gobiernos, que como el de la República Dominicana, depende de los combustibles fósiles, total o parcialmente, tanto para uso vehicular como para generación eléctrica.
De manera particular, desde nuestro gobierno, hemos sido enfáticos en que nuestra visión del concepto de los subsidios a los combustibles y todo el esfuerzo financiero que conlleva desembolsar, como en el caso de los últimos tres años, más de 1,100 millones de dólares para estos fines, es que las mismas deben ser percibidas por la población como una inversión en competitividad, paz social y como mecanismo expedito para contener la inflación y no abordarlo como un gasto, mucho menos como ejecución financiera estéril, como otros actores de nuestra sociedad han pretendido que sea metabolizado. En honor a la verdad, aquí sí tenemos una diferencia conceptual y muy marcada.
En resumidas cuentas, el nuevo año debemos abordarlo con optimismo prudente y con ilusión de que las tendencias del mercado van a ser dirigidas por los fundamentales de la oferta y demanda; en cualquier caso, nuestro Gobierno se mantiene vigilante y monitorea constantemente los comportamientos y vaivenes internacionales para actuar en beneficio de nuestra economía doméstica, cada vez que sea necesario. Ese y no otro es nuestro principal compromiso.
Desde el Ministerio de Industria, Comercio y Mipymes, seguiremos aportando por la robustez de los tres ejes que han definido nuestra visión institucional: la transparencia, la institucionalidad y la modernidad, al tiempo que reiteramos el compromiso de seguir trabajando arduamente en la erradicación del comercio ilícito de hidrocarburos. Idénticamente, seguiremos destinando importantes esfuerzos en eficientizar la supervisión proactiva del sector que tutelamos, sabedores de que la desburocratización forma parte esencial de los tres ejes que mencionados precedentemente.
El año 2024 ha sido planificado por todo el equipo de MICM para seguir consolidando el mercado de hidrocarburos del futuro, que nuestro país y nuestros ciudadanos se merecen, en donde la calidad y la seguridad tanto de la importación, la distribución, el transporte y el expendio de combustibles, sean la norma incontestada y no una duda o una quimera.
Por último, cabe resaltar que la convergencia del sector público y el sector privado, ha permitido que a lo largo de estos años de volatilidad y fluctuaciones de precios del mercado energético, en la República Dominicana hemos tenido holgada disponibilidad tanto de los llamados productos líquidos, como de gas licuado y gas natural. En cada crisis, nuestros inventarios nacionales han sido satisfactorios y adecuados.
Nuestro país puede tener seguridad y tranquilidad que dicho abasto seguirá garantizado para el 2024. Toda la cadena de comercialización de los combustibles ha estado a la altura de las circunstancias, haciendo las inversiones necesarias para seguir brindando un servicio cada vez más excelso.