El Passinho, un vibrante estilo de baile nacido en las favelas de Río de Janeiro en la década del 2000, ha sido oficialmente reconocido como “patrimonio cultural inmaterial” por los legisladores del estado de Río, marcando un hito significativo en su trayectoria desde las calles hasta el reconocimiento oficial.
Creado por jóvenes con una pasión por el movimiento y la música, el Passinho fusiona elementos de la cultura brasileña, como el funk, el break dance, la samba y la capoeira, para crear una expresión única y enérgica. A través de las redes sociales y eventos locales, el estilo se difundió rápidamente, dando lugar a una escena competitiva donde los bailarines se inspiraban y aprendían unos de otros.
Las “batallas”
El productor Julio Ludemir fue fundamental en la promoción del Passinho, organizando “batallas” donde los jóvenes mostraban sus habilidades frente a un público emocionado. Este movimiento cultural trascendió las fronteras de las favelas, llegando incluso al Lincoln Center de Nueva York y a la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Río 2016.
El reconocimiento oficial del Passinho como patrimonio cultural no solo destaca su importancia como forma de expresión artística, sino que también ofrece oportunidades para los jóvenes de las favelas, brindándoles una salida creativa y alejándolos de la tentación del crimen.
Figuras como Pablo Henrique Gonçalves, conocido como Pablinho Fantástico, han encontrado en el Passinho una forma de ganarse la vida de manera positiva, actuando en festivales y programas de televisión. Además, grupos como Passinho Carioca en el complejo de favelas de Penha están utilizando el baile como una herramienta para empoderar a los jóvenes y enseñarles habilidades valiosas para el futuro.
El reconocimiento oficial del Passinho como patrimonio cultural refuerza su impacto duradero en la sociedad brasileña, asegurando que continuará inspirando y transformando vidas en las comunidades de todo Río de Janeiro y más allá.