Durante las excavaciones de un antiguo mausoleo romano en Andalucía, un grupo de científicos encontró un líquido rojizo desconocido en una de las urnas funerarias.
Dada la importancia simbólica del vino en época romana y su estrecha relación con los rituales funerarios, los investigadores del Departamento de Química Orgánica de la Universidad de Córdoba supusieron que podría tratarse de este líquido.
El principal indicador que confirmó la hipótesis fueron los polifenoles, biomarcadores presentes en todos los vinos.
A pesar del tono rojizo de la bebida, la ausencia de un polifenol específico, el ácido siríngico, permitió identificarlo como vino blanco, indican los investigadores.