La empresa suiza Algordanza, con sede en la ciudad de Neuchatel, ha lanzado una alternativa única a los servicios funerarios. La compañía ha desarrollado una tecnología que permite convertir los restos del ser querido fallecido en diamantes sueltos o fijados en una joya.
“Se pueden conseguir uno o varios diamantes de la misma persona, o incluso de la unión de varias personas”, se explica en el sitio web de Algordanza, especificando que el resultado depende de “la concentración de carbono presente en la esencia” de los cabellos o cenizos que sean entregados.
El cuerpo humano se compone de un 20 % de carbono. En la primera etapa del proceso de transformación —que puede llevar hasta varias semanas— los especialistas del laboratorio especial extraen este elemento través de un procedimiento de filtración químico que permite aislar el carbono de los restos incinerados.
Después de ‘limpiar’ la sustancia hasta conseguir una pureza del 99,9 %, los científicos transforman su estructura molecular a grafito. Como los diamantes reales se forman en las profundidades de la Tierra, a alta temperatura y bajo fuerte presión, Algordanza ha recreado el entorno natural necesario para el crecimiento de un diamante.
Para simular estas condiciones, la sustancia primero se somete a una presión de unos 611.830 kilogramos por centímetro cuadrado y luego a una temperatura de 1.200 grados centígrados, siguiendo los ejemplos establecidos por la naturaleza. Finalmente, la sustancia se cristaliza de modo que cada piedra “se forma al 100% según su propia composición natural, manteniendo su carácter auténtico”.
El éxito de este proceso, asegura la página, es completamente personalizado, ya que la cantidad de carbono y de boro —de los cuales dependen la forma y la profundidad de la tonalidad azulada del diamante— no está relacionada con la edad, sexo, peso ni altura de la persona de origen. El tamaño del diamante no depende de la cantidad de los restos cremados, sino de la duración de la fase de crecimiento en la máquina de síntesis de diamantes.
Por lo difícil que resulta este exclusivo servicio de elaboración de ‘diamantes para la eternidad’, el precio de estas piedras es alto, desde 3.900 dólares por un diamante de 0,04 gramos sin cortar hasta 32.000 dólares por 0,4 gramos. El valor también varía según el tipo de corte. Los llamados ‘brillante’ y ‘princesa’, por ejemplo, cuestan 5.400 dólares por 0,04 gramos, mientras que la joya ‘corazón’ ya se sitúa en 5.650 dólares por ese mismo peso.
Fuente: RT Actualidad