Los niños suelen ser muy expresivos al exteriorizar sus emociones y sentimientos básicos. En otras ocasiones, puede suceder que estos sentimientos no sean tan evidentes, bien porque no se atreven a mostrarlos, porque todavía no saben lo que les pasa o porque no saben expresarlo.
Durante la pandemia, que ha trastocado el estilo de vida del mundo entero, algunos niños están teniendo más berrinches de lo habitual. Otros quizás se muestren más absortos en su mundo o más sensibles. Para los padres, ser testigos de estos cambios de conducta puede resultar preocupante. Presta atención a las siguientes ideas para conseguir que tus hijos pequeños se abran y te cuenten cómo se sienten.
Escribe poemas
“Mi hija de ocho años me escribió este adorable ‘puema’ (así lo escribió) sobre la felicidad”. Tú también puedes animar a tus hijos pequeños a canalizar sus emociones a través de las palabras para ver qué es lo que sale.
Escribe una carta
Otra alternativa es escribiros cartas entre vosotros o a otra persona (no hace falta enviarlas). Anotad todo aquello que os moleste u os preocupe y echad la carta en la “caja de las preocupaciones”.
Juega a cambiar los roles
A veces los niños exteriorizan sus sentimientos cuando fingen ser otra persona (u otra cosa). Jugad a representar papeles: tú puedes ser su profesor o profesora en un colegio imaginario y tus hijos pueden ser alumnos de ese colegio. Una vez establecido el escenario, pregúntales cómo se sienten en ese colegio. También puedes coger varios muñecos de juguete y pedirles a tus hijos que improvisen contigo una escena teatral.
Si tus hijos son muy pequeños, utiliza tarjetas didácticas con expresiones faciales básicas (como “feliz” o “triste”) para iniciar una conversación y descubrir las cosas que le preocupan o le dan miedo.
Háblale de tus propios sentimientos
Los niños prestan mucha atención a la forma de hablar y comportarse de los adultos, asegura la doctora Helen McCarthy, psicóloga clínica conocida como The Appetite Doctor. Hay que aprovechar eso para educar a los niños a través del ejemplo. De vez en cuando, cuéntales a tus hijos cómo te sientes (sin preocuparles de forma innecesaria) y anímales a hacer lo mismo.
Utiliza fotografías para inventar historias
Sentaos a ver un álbum familiar o fotos de una revista e inventad historias sobre las personas que veais, haciendo hincapié en cómo se siente ese personaje en la historia. Además, así fomentarás su creatividad.
Juega a la pelota
Pásale la pelota diciendo: “Cuando estoy triste, yo…” y responded por turnos: “tiro cosas al suelo”, “lloro”, “chillo”. También puedes empezar con frases como: “Cuando no voy al colegio, me siento…”. De este modo podrás conocer mejor su mundo interior.
Abre un espacio de diálogo
La doctora McCarthy señala que crear un espacio seguro en el que poder hablar de emociones y preocupaciones de todo tipo (incluida la imagen corporal) es muy importante.
“A tus hijos les encantará que su punto de vista se tenga en cuenta en una conversación”, asegura McCarthy. Por ejemplo, a la hora de comer, en vez de ver la tele, podéis hablar de los problemas del mundo de una forma comprensible para su edad.