Silvio no es solo un trovador

Silvio no es solo un trovador

Somos varias las generaciones de cubanos que  agradecemos la existencia del poeta y trovador nacido “donde hay un río, en la punta de una loma”, en San Antonio de los Baños, un día como hoy del año 1946.

Silvio Rodríguez Domínguez, el hijo de Dagoberto y Argelia, quien asevera que su abuelo habló con Martí, llega a su 73 cumpleaños y, más que reflexionar en todo lo que significa para Cuba, Latinoamérica y otros continentes, preferí recordar algunas lecciones que nos ha dado a lo largo de su vida y obra, las cuales se encuentran en pleno desarrollo.

Desde que dejó primero el pincel -recordemos que dibujaba historietas en la revista Mella-, después el piano por una guitarra y luego, con 20 años, sentenció que la poesía podía salvar el mundo, Silvio no ha dejado de hacerla y cantarla.

En disímiles y difíciles etapas ha estado su impronta, ya fuera en un programa de televisión, Mientras tanto, o en un barco motopesquero llamado Playa Girón y hasta en Angola, donde un domingo del año 1976, en Maquela do Zombo, se fue a la zanzala y se convirtió en papá de un pionero de guerra.

Durante un concierto. Foto: Iván Soca.

No recuerdo una etapa importante de la historia de la Revolución, desde la alfabetización hasta la llegada a Cuba de nuestros cinco héroes, por solo citar dos ejemplos, que no cuente con una canción del poeta, pese a sus detractores, que insisten en convidarlo a arrepentirse.

Hace unos días, cuando se hablaba del Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC por el aniversario 50 de su fundación, en el Centro Fresa y Chocolate, habló de la grandeza de Sara González, con la modestia que le caracteriza.

Fue entonces que nos hizo recordar una canción de su autoría, que, interpretada y estrenada por Sara, cantamos todos los nacidos en 1959 y antes también, Los comandos del silencio.

Ese, y temas como Cuba va, creado en unión de Pablo Milanés y Noel Nicola, nos permitieron en plena adolescencia pensar, cantar y crecer con Silvio.

Pablo, Leo Brouwer y Silvio. Foto: Archivo.

Lo mismo en una esquina de una calle cualquiera, con su guitarra y a viva voz en sus inicios, que en sus conciertos en la Casa de las Américas, el Pico Turquino, la Universidad de La Habana, la Plaza de la Revolución, escuelas y universidades de todo el país, centros penitenciarios, o en los barrios más necesitados de La Habana -uno de sus proyectos más recientes- el autor de Ojalá nos ha enseñado que se puede señalar y opinar acerca de lo mal hecho desde dentro y, sobre todo, motivados por querer ser “un tilín mejores”.

Asistentes a uno de los conciertos de la Gira por los barrios. Foto: Marianela Dufflar.

A  los mártires del Granma, a los héroes de siempre como Ignacio Agramonte, Abel Santamaría, Ernesto Guevara, a Fidel y sus compañeros de cárcel, al Hombre de Maisinicú, Santiago de Chile, Nicaragua, al rey de los judíos, a la Columna Juvenil del Centenario, a Haydée Santamaría, Violeta Parra, a la patria, la amistad, el amor y el desamor, la esperanza, y a la muerte, le ha cantado Silvio.

Sus textos y melodías nos han permitido interpretar y crear nuestros propios sueños, a partir de los suyos.

Mi padre y yo hablábamos -a propósito de acercarse el cumpleaños del trovador- de las canciones que más nos han gustado a lo largo de todos estos años. El viejo señalaba Te doy una canción, yo aposté por Canto arena.

Luego, comenzamos a enumerar sus cualidades; martiano, fidelista, humanista, solidario, internacionalista, modesto. Sin embargo, ambos coincidimos en que hay una que lo distingue: Silvio no es solo un trovador, es un revolucionario.

Silvio: martiano, fidelista, humanista, solidario, internacionalista, modesto, gran cubano. Foto: Iván Soca.

Y es aquí, pensándolo desde esa dimensión, donde su obra se hace más conmovedora, porque independientemente de su solidaridad probada con otros pueblos del mundo y a todos los beneficios que sabemos puede disfrutar viviendo en otro país, su decisión de estar en Cuba y vivir sin tener precio, hacer música y poesía para los cubanos, asumir la cotidianidad de un país bloqueado hace 60 años, dan fe de su compromiso con la patria.

Es justo lo que los sietemesinos no le perdonan, el hecho de que, a pesar de los pesares, Silvio, con sus 73 noviembres, sigue siendo “a la zurda más que diestro”.


En Casa de las Américas, junto a Roberto Fernández Retamar. Foto: Marianela Dufflar.
Durante todo este tiempo, se ha mantenido cercana y ha crecido la relación de Silvio con público de generaciones diversas. Foto: Marianela Dufflar.
Kelvis Ochoa escucha a Silvio. Foto: Marianela Dufflar.
Seguidores del trovador. Foto: Marianela Dufflar.
En un encuentro a propósito de los 50 años del GESI. Foto: Juan Carlos Borjas.
A pesar de los pesares, Silvio, con sus 73 noviembres, sigue siendo “a la zurda más que diestro”. Foto: Iván Soca.
Foto: Iván Soca.
Foto: Iván Soca.
Foto: Iván Soca.

Fuente: Cubadebate