Avatar, es una de aquellas películas que devuelven al cine su perfil de ilusiones que marcan para toda la vida.
Por: José Rafael Sosa
Avatar (2009) se ha relanzado en los cines del mundo desde este 22 de septiembre ante lo cual, no es poca la gente que se pregunta: ¿Qué sentido tiene reestrenar una película que estuvo en los cines hace 13 años? Aparentemente, ninguno.
¿Se trata solo de la previsible y cuidadosamente elaborada estrategia de promoción de los estudios cinematográficos y las distribuidoras, para preparar el camino hacia las boleterías en diciembre cuando llegue Avatar? ¿El Camino del agua…pero será sólo eso? Si. Claro que lo es.
Y en el caso Avatar, el asunto no es tan en blanco y negro, ni tan previsible: La producción de Cameron reúne condiciones excepcionales: una calidad forma que involucró innovaciones técnicas y artísticas, una historia poética con una estética inconcebible hasta ahora y la fuerza de una denuncia social que plantea un enfrentamiento de los intereses mercuriales de la explotación de los recursos versus el valor de la vida humana y ambiental.
Ver una película de nuevo, por verla, no tiene gracia. Pero en el caso de Avatar, hay condiciones singulares: La primera es que se trata de una obra maestra que conquistó tanto a la crítica como al público, logrando, por un lado, ser la película más taquillera de la historia con una recaudación de $2,847 millones de dólares en todo el mundo; acumuló millones de palabras en críticas y crónicas elogiosas por parte de quienes cualifican los filmes desde los medios de comunicación del mundo y coronó su trayecto en los Premios Oscar (2010) con 9 nominaciones y cargando con los premios de la Academia en: producción estuvo nominada a nueve estatuillas (incluyendo mejor película y director) en los que cargó finalmente con las estatuillas a Mejor fotografía, Diseño de producción y Efectos Visuales.
Ante una manifestación del arte con estas características, lo mínimo que puede hacer el cinéfilo (tanto los que la vieron, como los que no la conocían) es ir al cine, por estas diez razones:
1- El estreno de Avatar (2009) comporta una distancia temporal de 13 años que implica la existencia de un segmento poblacional que no se llegó a ver en pantalla. Hay una generación de jóvenes que no tiene idea de lo que es su trascendencia.
2- Por la validez permanente de su mensaje: una historia de amor verdadero, un manifiesto por el ambiente, una denuncia de los intereses económicos/coloniales/mercuriales que conspiran contra la naturaleza).
3- Por estar dirigida por James Cameron, sin dudas el más grande director de cine de ficción científica de la Historia del Cine, según coinciden importantes críticos de cine del mundo.
4- Porque una obra maestra no se disfruta una vez. Se goza el espectador en ella, muchas veces, siempre encontrando nuevos matices y significados estéticos.
5- Porque el valor de su rotunda parábola de lo acontecido a los indígenas residentes en lo que luego sería Estados Unidos y el trato cruel a que han sido sometidos, por la sociedad, los gobiernos y el propio cine.
6- Por la presencia de Zoé Saldaña a en el rol protagónico. (Sí, chauvinismo totalmente justificado). Es dominicana.
7- Por la presencia en el elenco de Michelle Rodríguez, también dominicana, en una actuación. No hay otro país latinoamericano y caribeño con dos exponentes en el elenco estelar de Avatar.
8- Por la remasterización 4-K del material original que le renueva su fotografía y sistema de proyección, aportando una experiencia visual completamente nueva respecto de la versión original de 2009. El procesamiento de mejoramiento del material original para la proyección 3D, que se ve con mayor calidad visual y de sonido.
9- Por la receptividad de la crítica internacional, en sus reportes hasta ahora, agradecen esta experiencia indicando las bondades que como cinéfilos (veedores de cine) les ha aportado esta versión.
10- Porque cumple, como pocas producciones de cine en el mundo, con el carácter de ser perfecta maquinaria de sueños.
Buscando el sentido
Lo primero es que se trata de una obra maestra, con las mismas características de todas las de esa categoría en cualquier tipo de arte.
¿Quién ha visto una sola vez La Monalisa (Leonardo D’ Vinci), pintada en 1503, o la estatua La Piedad (Miguel Ángel), esculpida entre 1498 y 1499, o El Ciudadano Kane (Orson Welles), rodada en 1940), o cuantas veces se ha escuchado La Novena Sinfonía de Beethoven, estrenada en el 27 de febrero de 1814… y entonces
¿Por qué no ver de nuevo una obra maestra del cine, y ninguna de esas obras se ofrece con plus alguno? Conozco personas amigas, que se han pagado un viaje al Museo del Louvre, para ver La Mona Lisa, pese a que es la pintura más fotografiada del mundo.
Avatar, que es una aquellas películas que devuelven al cine su perfil de máquina perfecta de los sueños, porque haber creado el universo único:
· criaturas extraordinarias con cuerpos que desafían la lógica anatómica
· bosques con una exuberancia que transgrede toda imaginación
· flores sorprendentemente arquitectónicas
· tecnología en una amplia gama de expresión digital
· vehículos en super formato
· armas inimaginables
· imágenes digitales
· creación de nuevos procedimientos técnicos de filmación que aportan un instrumental nuevo a las películas.
A la luz de estos criterios, claro que tiene sentido la reposición porque es mucha la gente joven que no la vio en pantalla grande, la mejor opción para un espectáculo audiovisual de este nivel.
Cierto que presenta, para las proyecciones 2D, una remasterización en 4K HDR de su material original que le ha validado sus colores y luminosidad al tono de la tecnología digital actual y en 3-D es un espectáculo distinto a lo que ofrecía la versión de 2009.
Pie de foto
Escena de Avatar (2009).
James Cameron, director de cine EU.