Telecinco vivió una de sus entrevistas más tensas en el programa DeViernes, cuando Ivet Playà, fans del cantante Alejandro Sanz, acudió al plató para contar su versión de los hechos sobre la relación que mantuvo con el artista. Sin embargo, la conversación derivó en acusaciones graves que sorprendieron tanto al público como a los presentadores.
Desde el inicio de la intervención, los colaboradores del programa mostraron dificultad para comprender el daño que Ivet afirmaba haber sufrido. “Nos ha costado mucho entenderte”, reconocía uno de los conductores, cuestionando el motivo de la exposición pública: “No sé todavía cuál es exactamente el daño que has sufrido tú en esa relación, como para salir en redes a denunciar eso”.
Playa, visiblemente afectada, aseguró que no hablaba solo por su experiencia personal, sino también por la de otros. “Esto no es una cosa solo de mí. Hay víctimas que han sufrido situaciones similares a las mías con Alejandro Sanz”, afirmó. Al ser interrogada sobre la naturaleza de estas acusaciones, señaló que algunas personas describen al cantante como “un depredador sexual”, lo que provocó una reacción inmediata por parte de los presentadores, quienes interrumpieron tajantemente: “Esa denuncia aquí no la puedes hacer. La puedes hacer en un juzgado”.
La situación escaló rápidamente. El equipo del programa dejó claro que no actuaría como tribunal y subrayó que declaraciones tan serias deben canalizarse a través de vías legales: “Nosotros no somos jueces. Hemos intentado hacerte una entrevista para entenderte, pero estamos hablando de temas que no se tienen que hablar en un plató, sino en un juzgado”.
Además, se cuestionó la motivación económica detrás de la entrevista. Ivet no lo negó del todo: “En parte económica, evidentemente, por eso estoy aquí, porque si no fuera económica, en parte, seguiría en redes sociales”.
El momento dejó a los presentadores y audiencia en un terreno incómodo, donde la línea entre testimonio personal, espectáculo televisivo y posibles delitos quedó desdibujada. La entrevista concluyó de forma abrupta, con un agradecimiento y la decisión editorial de no continuar por esa vía: “Gracias, Ivet. Por ahí no vamos a entrar”.