En una reciente entrevista, Tamara Martínez abordó las noticias que circulan sobre una orden de conducencia emitida en su contra debido a su falta de comparecencia ante el juicio contra Emilio. La orden de conducencia generó gran preocupación, ya que se desconocía si ella estaba al tanto de esta situación.
“Yo asistí al juicio, pero el Ministerio Público no apeló, por lo que en el nuevo juicio no puedo hacer nada”, afirmó Martínez, quien explicó que las únicas opciones disponibles son que Emilio reciba la sentencia anterior o sea absuelto. Aclaró que no consideraba que fuera necesario su regreso al juicio, ya que no entendía la obligación de su presencia y agregó que, incluso, había despedido a su abogado en este proceso.
Sobre la orden de conducencia, Tamara expresó desconocer el motivo detrás de esta medida: “No me ha llegado esa información, ni la he visto en los medios”, mencionó, refiriéndose a la publicación del Nuevo Diario que informaba sobre la decisión del tribunal.
Al preguntarle si iba a continuar con el proceso judicial, Tamara fue clara al señalar que no veía sentido en seguir adelante con la apelación de la sentencia anterior, especialmente después de que el Ministerio Público decidiera no apelar. “Ya no vale la pena, no tengo intenciones de continuar”, expresó.
Sobre su relación con Emilio, Tamara comentó que, a pesar de los intentos de él por presionarla para ayudarlo, ella se mantuvo firme en su decisión de decir la verdad en el juicio. Sin embargo, cuando se le preguntó si presentaría nuevas pruebas o denunciaría a Emilio por violencia de género, Tamara fue firme: “No se puede, a menos que sea algo nuevo. Las pruebas anteriores no fueron tan relevantes”, concluyó, dejando claro que no procederá con nuevas denuncias si no hay un cambio significativo en la situación.
Al final de la entrevista, Tamara también confirmó que, aunque había tenido un encuentro reciente con Emilio, no se llegó a ningún acuerdo ni avance significativo. La situación parece seguir sin resolverse, mientras ella se aleja de un proceso judicial que, según sus palabras, “ya no tiene valor”.