Don Omar estaba en la cima del mundo en abril cuando se presentó en Las Vegas, como parte de su esperado regreso a los escenarios, con una gira llena de conciertos sold out. Al ver al titán del género urbano dominando la tarima, pocos imaginaban su calvario. “Me estaba sintiendo muy enfermo, tenía mucha fiebre, mucho dolor de cuerpo y sentía que algo no estaba bien”, confiesa el reguetonero puertorriqueño de 46 años, quien se entregó a sus fanáticos, haciendo caso omiso a su cuerpo, y dejándose guiar por el mantra de que el show debe continuar.
Las alarmas seguían disparándose en su interior. “Comencé a tener hemorragia interna que se estaba reflejando en mi orina. Estuve alrededor de dos o tres semanas super asustado”, cuenta sobre el sangrado que fue empeorando con los días. “Me comencé a auto-medicar”, admite. “Venía de hacer mucha actividad física, tengo un show de dos horas en tarima y llevan esfuerzo; se suda muchísimo. Pensaba que estaba deshidratado, lamentablemente no”.
Su diagnóstico de cáncer del riñón lo tomó por sorpresa. “Venía de celebrar la vida, de celebrar el triunfo, de celebrar los éxitos, de celebrar la música, y de momento me dijeron: ‘Quizás te estás muriendo’ y no lo sabía”, recuerda. El 2 de mayo marcó un antes y después: Don Omar hizo una presentación para Fórmula Uno en el Hard Rock Stadium donde le quedó claro que ya no podía seguir ignorando las señales que le enviaba su cuerpo y necesitaba pedir ayuda. “Ese fue un día sumamente difícil”, admite. “La temperatura estaba como a 105 grados, tuve que hacer un show a las 12 del mediodía. Ese día mi cuerpo sintió un shutdown”.
Hasta ese momento le había ocultado sus síntomas a su doctor y a su familia. Al llamar a su médico, le ordena que vaya urgentemente al hospital Orlando Health, donde lo esperaba un grupo de doctores. “Ya no me llamaba Don Omar, ya no me llamaba William, tenía nombre de ‘Roberto Martínez’ porque ya el equipo sabía que algo no estaba bien dentro de mí”, recuerda sobre su llegada al centro médico, donde le hicieron estudios.
Los profesionales de la salud que lo cuidaron —casi todos hispanos— se mostraron muy preocupados por él. “Cada vez que uno de ellos se enteraba que era yo, su cara era de ‘Wow, se va a morir; wow, Don Omar tiene cáncer”‘, relata. Si bien al inicio trató de mantener su crisis de salud un secreto, el 17 de junio, reveló al mundo su batalla contra ese mal. “Hoy sí, pero mañana no tendré cáncer. Las buenas intenciones son bien recibidas. Nos vemos pronto”, escribió en Instagram junto a una foto portando el brazalete del hospital Orlando Health, dejando a muchos en shock.
“Hoy me levanté sin cáncer y agradecido. Gracias por sus buenos deseos, oraciones y miles de mensajes. Mi operación fue todo un éxito y ahora queda recuperarme”, publicó el 18 de junio, tras someterse a una laparoscopia para extirparle el riñón izquierdo, donde tenía el tumor, un carcinoma en las células renales. “Lo que más agradezco hoy es estar vivo”, confiesa el cantante, quien estuvo unas tres horas en el salón de operaciones.
“Mi doctor hace 100 operaciones de estas al año y me dijo que no entendía”, cuenta Don Omar, cuyo síntoma de sangrado severo en la orina no es común y sirvió para encontrar el tumor a tiempo. “Ese es el momento donde el miedo se comienza a convertir en confianza”, dice el artista, quien cantaba en la iglesia en Puerto Rico y fue pastor antes de triunfar como reguetonero. Esta crisis de salud solo ha fortalecido su fe. “Lo dejamos de ver clínico y lo comenzamos a ver como el acto de un milagro, que es lo que fue para mí”, reconoce. Y añade apuntando hacia el cielo: “Tomamos lo que estaba pasando como un aviso de emergencia, un aviso de ‘Alguien’ que me quiere muchísimo”.
¡Dios no es el único! La avalancha de amor que ha recibido de sus colegas y sus fanáticos ha sido abrumadora. “Mis compañeros se desbordaron en atenciones, se preocuparon, se ocuparon, llamaron, me escribieron, todos. Daddy Yankee, Wisin, Yandel, mi hermano Tego Calderón, David Bisbal, todo el mundo”, reconoce. Las palabras de aliento del copresentador de El gordo y la flaca Raúl de Molina, quien también es sobreviviente de cáncer de riñón, también fueron un bálsamo: “Él lo que me dijo fue ‘Quédate tranquilo, ya todo pasó. Ya lo que queda es que te recuperes y seguir hacia adelante’”.
Hoy vive con un solo riñón, pero lleno de agradecimiento. “Mi tumor medía dos milímetros, estaba en el punto de cáncer etapa uno, casi convirtiéndose en cáncer etapa dos. Lo que hubiese sucedido — si nada de esto pasaba— es que en un año mi tumor iba a crecer al tamaño de tres milímetros y después de tres milímetros es cáncer etapa tres y no hay vuelta atrás, no hay cura”, dice, sin arrepentirse de remover su riñón izquierdo como medida preventiva. “Yo no quería terminar en quimioterapia. Hoy es uno de los días más difíciles porque hace dos días atrás perdí a uno de mis mejores amigos, de cáncer en el páncreas”, cuenta el intérprete de “Danza Kuduro”, “Dale Don” y “Pobre Diabla”.
Fuente: People en Español.