Con su primer largometraje, “Carvao” (“Carbón”), la directora brasileña Carolina Markowicz logra ponerle humor negro a la pobreza en Brasil, con personajes que huyen del victimismo y que corren hacia el dinero, sea cual sea su procedencia.
La película, presentada en Toronto, San Sebastián y esta semana en competición en el certamen Cinelatino de Toulouse, narra la historia de una familia que sobrevive en el interior de Brasil fabricando carbón.
Un día reciben una tentadora propuesta: esconder a un importante capo argentino en fuga (César Bordón).
Rápidamente todos descubren que la convivencia no es tan fácil como esperaban.
Con un estilo corrosivo que recuerda a los hermanos Cohen, Markowicz teje una película de suspense con giros inesperados, gracias a un ingenioso guión y a la excelente cohabitación artística de actores profesionales y vecinos de la localidad, cerca de Sao Paulo.
“Yo soy del interior de Brasil, de Bragança (estado de Sao Paulo). Cuando vivía allí siempre pasaba cerca de la casa de una mujer bastante áspera, y pensaba qué podría pasar en esa casa. Así surgió la idea”, explicó la joven cineasta en entrevista a la AFP el pasado sábado.
La gestación del guión fue laboriosa, casi diez años.
“Escribir para mí es una cosa muy difícil, es muy sufrido porque es muy solitario”, admite Markowicz.
En 2018 la realizadora ganó el premio Queer Palm para cortometrajes en el Festival de Cannes por “O orfao”, sobre un huérfano adoptado que es devuelto al centro de menores por tener un carácter afeminado.
– Ser asesino o ser gay –
La homosexualidad vuelve a aparecer en “Carbón”, de forma original e inesperada.
“Yo soy gay y crecí en el interior, donde es más tabú ser gay que ser un asesino, lo cual es completamente loco”, revela.
“Para mí era un punto importante poner en la película también los absurdos, los valores totalmente distorsionados en esas comunidades”, explica.
Escribir un guión afilado como el de “Carbón” puede ser una tarea ardua, pero Carolina Markowicz aceptó incluso cambiarlo durante el rodaje, a partir de las indicaciones de los dos grandes actores de la película, Maeve Jinkings (“Duetto”) y el argentino César Bordón “(Colonia”).
Y también de las situaciones que surgieron del rodaje y los actores no profesionales.
“Siempre hay una flexibilidad muy grande en la mirada de Carolina, sobre lo que sucede cuando la gente se reúne”, explicó ante el público Jinkings, que interpreta a la esposa del carbonero, la más decidida a salir adelante, sea cual sea el precio a pagar.
Carolina “es la guionista y naturalmente tiene rigor con lo que escribe (…) pero nos dio la libertad de improvisar y también de colaborar”, añadió la actriz.
La cohabitación en “Carbón” es también lingüística, entre el portugués de Brasil y el español porteño.
“En la película mostramos personas que no viven su propia verdad, y por lo tanto son todos extraños dentro de sí mismos, se conectan y desconectan al mismo tiempo. Era muy importante tener una persona dentro de esa casa que fuera distante pero que se podía comunicar de alguna manera y un argentino es una persona de afuera pero que se comunica en un idioma que se entiende de cierta manera”, explicó Markowicz a la audiencia.
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