¿Documental o declaración de guerra? La monarquía británica aguarda con aprensión y hastío el estreno el jueves de una serie sobre Enrique y Meghan, cuyos primeros extractos ya reavivaron rencillas entre los duques de Sussex y el resto de la familia real.
“Nadie conoce toda la historia. Nosotros conocemos toda la historia”, entona fríamente el príncipe en un tráiler divulgado por Netflix, en el que anuncia el estreno de la primera parte del documental, simplemente titulado “Harry & Meghan”.
Tres meses después de la muerte de Isabel II, la serie amenaza con arrojar una luz cruda sobre las divisiones en el seno de la familia real, que la pareja abandonó en 2020 alegando en parte el acoso de la prensa sensacionalista británica.
La boda en 2018 entre el hijo menor del actual rey Carlos III y una actriz estadounidense mestiza fue vista entonces como un soplo de aire fresco para una monarquía envejecida. Pero después “todo cambió”, describe la pareja en el clip, que denuncia una “jerarquía en la familia” y “una guerra contra Meghan”.
También se oye a Enrique denunciar las “filtraciones” y lamentar “el dolor y el sufrimiento de las mujeres que se casan con esta institución”, sobre imágenes de su madre, Diana, muerta en un accidente de coche en 1997 cuando era perseguida por los paparazzi. “No quería que la historia se repitiera”, afirma.
– Comunicación controlada –
Contactado por la AFP, el Palacio de Buckingham no hizo comentarios pero fuentes de la casa real citadas por el diario Daily Mail dijeron este fin de semana que Carlos III y la reina consorte Camila están ya “un poco hastiados” de los constantes ataques.
Otros advierten de que las revelaciones podrían “ser peores de lo que la realeza espera”. “Va a ser explosivo”, dijo una fuente de Netflix al diario The Mirror.
Afincados en California, Enrique y Meghan ya concedieron el año pasado una impactante entrevista en la televisión estadounidense, en la que acusaron a un miembro de la familia real no citado de inquietarse por el color de piel que tendrían sus futuros hijos. “No somos una familia racista en absoluto”, tuvo que defender Guillermo.
Desde entonces, se consumó la ruptura entre los dos hermanos, que junto a sus esposas habían sido conocidos en su día como los “cuatro fantásticos”. Tras la muerte de Isabel II en septiembre, los cuatro hicieron un esfuerzo y presentaron sus respetos juntos en público en Windsor… pero sin hablarse.
Netflix ya lanzó un primer clip promocional la semana pasada, coincidiendo con el primer viaje a Estados Unidos de Guillermo y Catalina como príncipes de Gales, que debía dar a la corona británica un brillo juvenil y glamuroso al otro lado del Atlántico.
El elegante montaje de fotos en blanco y negro de Enrique y Meghan coincidió con una polémica racista protagonizada por una madrina de Guillermo, que tuvo que dimitir como dama de honor tras hacer comentarios ofensivos a una invitada negra en el Palacio de Buckingham.
– ¿Nuevos “Kardashians”? –
“Sabotaje”, “Declaración de guerra”, “Enrique ¿por qué odias tanto a tu familia?”, titularon después los diarios sensacionalistas, que siempre han preferido a Guillermo y Catalina, considerados como la pareja perfecta con un impecable sentido del deber, frente a Enrique y Meghan, a quienes comparan con las “Kardashian” por ganar dinero aireando a los cuatro vientos su vida personal.
Desde que abandonaron la familia real, los duques de Sussex han firmado lucrativos contratos -estimados en más de 100 millones de dólares- con Netflix y Spotify. Enrique también publicará sus memorias en enero en un libro titulado “Spare” (suplente).
Denunciando la “obsesiva autocompasión” de la pareja y su “flagrante desprecio” por la familia real, el periódico The Sun consideró que deberían ser privados de todos sus títulos.
Los británicos tampoco les tienen un gran afecto. Son los miembros menos populares de la familia real después del príncipe Andrés -acusado de agresión sexual-, mientras que Guillermo y Catalina tienen 81% y 75% de opiniones favorables respectivamente, según un reciente sondeo de YouGov.