Los astrónomos tienen la piel de gallina: la galaxia más lejana jamás detectada, nacida en el universo primitivo hace 13.500 millones de años, fue descrita en un estudio cuyos resultados deben confirmarse con observaciones más pausadas.
Han hecho falta más de 1.200 horas de observación del cielo y la ayuda de cuatro telescopios para encontrar “HD1”: un objeto muy luminoso cuyo “color rojo corresponde sorprendentemente a las características de una galaxia situada a 13.500 millones de años”, explica su descubridor Yuichi Harikane, en un comunicado publicado junto al estudio el viernes por The Royal Astronomical Society.
La intuición fue corroborada por datos complementarios recogidos por el observatorio Alma en Chile: HD1 se sitúa 100 millones de años más lejos que GN-z11, hasta ahora la galaxia más lejana descubierta.
La galaxia HD1 nació solo 300 millones de años después del Big Bang, en un periodo muy primitivo del universo. Y la luz que emana ha viajado durante 13.500 millones de años hasta llegar a la Tierra.
Para determinar su edad, los científicos midieron el desfase sobre el rojo de su luz de origen. Como el universo está en expansión, el espacio entre los objetos se amplía. Y cuanto más remontamos hacia el pasado, más lejos son estos objetos y más su luz se estira, desplazándose a longitudes de onda cada vez más rojas.
“Cuando encontré este rojo, se me puso la piel de gallina”, explica el astrofísico de la Universidad de Tokio, uno de los autores del estudio aparecido en Astrophysical Journal.
¿Galaxia fértil para estrellas?
Pero hay un problema: los científicos también han medido una intensidad excepcionalmente fuerte de radiación ultravioleta, señal de una actividad que los modelos teóricos de formación de galaxias no habían previsto.
Los autores del estudio apuntan a dos hipótesis: la joven galaxia sería un terreno particularmente fértil para la formación de estrellas, produciendo hasta cien por año, una tasa diez veces más elevada de lo previsto.
Podría ser las llamadas estrellas de Población III que los astrónomos todavía no han observado. Son astros primitivos que eran “más masivos, más luminosos y más calientes que las estrellas modernas”, según Fabio Paccuci, del Centro de Astrofísica de Harvard (Estados Unidos), autor principal del estudio citado en el comunicado.
Otra opción puede ser la presencia de un agujero negro supermasivo en el corazón de la galaxia que absorbe gigantescas cantidades de gas y emite potentes radiaciones ultravioleta.
Pero para ello, el agujero negro debería tener 100 millones de veces la masa del Sol. “Alcanzar una masa así en tan poco tiempo, es poco creíble”, comenta a AFP la astrofísica Françoise Combes, del Observatorio de París-PSL, que no participó en el estudio.
Para resolver estas incógnitas, la galaxia HD1 ha sido seleccionada como objetivo prioritario del telescopio espacial James Webb y su capacidad sin igual de contemplar el Universo más lejano.