Roberto Manrique presenta a su pareja, habla de su vida y su familia

Roberto Manrique presenta a su pareja, habla de su vida y su familia

Tras hacer su meditación matutina el 27 de agosto, Roberto Manrique tuvo una epifanía. «Me doy cuenta de que hay algo que no termina de manifestarse con la pureza que merece mi ser», recuerda el actor de 42 años. «Salgo a correr y al final de mi ejercicio me doy cuenta que ese pequeño espacio de carencia está conectado con el hecho de que hay una parte de mi vida que no se permite fluir con total naturalidad».

Y continúa: «Tiene que ver con mi sexualidad y el público, y me doy cuenta de que el paso para amarme es compartirlo».

Sin titubear tomó su celular y grabó un video. «No escondía que era gay. Soy gay», afirma Manrique, quien asegura que su familia y círculo de amigos siempre supieron sobre su preferencia sexual. «Siempre pensaba en factores como: ‘Tengo que hacerlo [decir que soy gay] en un momento estratégico, no vaya ser que los personajes que me den bla, bla, bla, o cuál va a ser la reacción de la gente, mi imagen se verá afectada’. Era esa evaluación de cómo va a ser el resultado, las consecuencias; sin embargo sabía que ese momento llegaría».

Decidido a que su testimonio saliera a la luz a través de sus redes sociales, el protagonista de Sin senos sí hay paraíso primero mandó la grabación a su progenitora y, por supuesto, se la mostró a su pareja: el ecuatoriano de ascendecia alemana Oliver Ranft, quien ha sido su compañero de vida por siete años. «Siempre supe que si este momento llegaba, tenía que ser desde la certeza y el amor que existe en nuestro hogar. La mañana que Roberto me sorprendió con el video, hubo mucha admiración y tranquilidad», recuerda Ranft, quien es un estratega político especializado en derechos humanos y desarrollo.  «Pensó en cómo puede ayudar a quienes se encuentran en una situación similar, quienes pueden encontrar sosiego en sus palabras y experiencia, todos esos seguidores que ahora también forman parte de nuestra familia ampliada».

Familia de tres, pues la pareja que se conoció durante la Cumbre Internacional del Medio Ambiente que se celebró en la ciudad ecuatoriana de Guayaquil en el 2011 ahora goza de la compañía de Mila, una perrita que Manrique rescató de ser atropellada. «Somos una familia a la que le gusta viajar muchísimo y tenemos la fortuna de que Mila es la mejor viajando; ha estado en 8 países. Nos sentimos muy cómodos con la exploración. Otra cosa que nos une en esta familia es la pasión por el servicio», cuenta el artista que creó la organización Juntos x la tierra, y junto a Ranft también creó la fundación Desafío Ecuador tras el terremoto en Ecuador del 2016 —y a través de ella la pareja logró construir una escuela.  «Estoy feliz con la vida que he formado, con el lugar emocional en el que estoy, de salud emocional y espiritual y psicológica [a la] que he llegado, pero me faltaba un paso. Faltaba este paso para ir más allá».

En una íntima plática con People en Español, Manrique charló de su carrera profesional, su pasión por la sostenibilidad, del porqué dejó descansar su carrera como actor y su día a día junto a su compañero de vida.

¿Cómo iniciaste en el mundo de la actuación?

Fue curioso, porque fue un momento relativamente tarde. Lo que sucedió es que estudié diseño gráfico. No se me había cruzado nunca nada artístico. Sin embargo, cuando me gradué y monté mi  agencia de publicidad y llevaba un año trabajando en ella —y siendo un negocio exitoso— de pronto un día me di cuenta que no estaba satisfecho. Ese éxito me daba esa falsa sensación de plenitud. Decido cerrar la agencia a los 22 años y explorar opciones.

Me voy a Perú por cosas de la vida. Y uno de mis clientes de la agencia era un canal de televisión que iba a producir una telenovela en Perú, y me dicen: ‘¿Por qué no haces ese casting?’. Lo hice, y no quedo. Nunca había actuado. De hecho, estaba trabajado de mesero en Perú. Y si bien no me quedé con el personaje, la agencia me propuso que tomara el curso actoral y en esos cuatro meses en Perú es que sucedió la magia. Dije: ‘Aquí hay algo pasando con esa libertad que siento en el escenario’. Era de teatro el curso. Ahí dije: ‘Esto es lo mío’.

Ahora estás descansando de la actuación. ¿Qué es lo que estás haciendo?

Tengo muchas ganas de que mi trabajo se vuelva más cinematográfico. He hecho un cortometraje que filmé en España con la actriz que hace el personaje de Estocolmo en La casa de papel. Es uno de mis trabajos menos conocidos, pero sin duda es uno de los que más me ha llenado.

La sostenibilidad ha sido parte de mi vida desde hace muchos años. De hecho, es nato en mí. Esa sensibilidad ha tomado diferentes formas a lo largo de mi vida. En el 2019 de pronto tengo esta sensación de querer un poco más, de querer tener una experiencia que me brinde el estar dando el 100 por ciento por la tierra. Decido hacer un viaje desde Quito hasta Santiago de Chile completamente solo y sin dinero, intercambiando casa, comida y transporte con la promesa de sembrar árboles. No fui con un equipo de producción [pero terminé grabando una serie de mi experiencia ahí. Fui] solo, sin dinero, sin ninguna cartera escondida. Le entregué mi billetera a mi mamá en una ceremonia chamánica antes de empezar. Me reencontré con mi billetera 28 días después. Llegué a una deuda de 33,494 árboles por sembrar. Tuve que pensar en una estrategia para salvar mi deuda y en eso es lo que me encuentro en este momento.

Cualquier persona en cualquier parte del mundo puede ver la serie de manera completamente gratuita. Lo único que tiene que hacer es inscribirse en juntosxlatierra.com y automáticamente se planta un árbol en su nombre en la Amazonía. Dos, yo descuento un árbol de mi deuda. Tres, puede ver la serie [de todo lo que yo viví esos 28 días]… la serie está hecha para inspirar. Y cuarto, automáticamente concursas por cruceros a Galápagos, hospedaje de hotel a Galápagos.

¿Cómo fue que decidiste dar a conocer que tenías una relación con Oliver en las redes sociales?

El antecedente es que este aspecto de mi vida no era un secreto en el 95 por ciento de mis dimensiones y mis círculos. No sentía que vivía en ningún clóset, simplemente no lo hablaba con la prensa. Pero no existía ningún ambiente en el que pretendiera ser algo o que lo escondía. Si tú me conocías y estaba con Oliver, tú sabías que era mi novio.

Si tú me conocías y teníamos una conversación, no escondía que era gay. Soy gay. Sin embargo, siempre he sabido que en algún momento llegaría la hora de que esa última esfera de mi vida se incluyera esta información. Siempre pensaba en ese momento en factores como: ‘Tengo que hacerlo en un momento estratégico, no vaya ser que los personajes que me den bla, bla, bla, o cuál va a ser la reacción de la gente, mi imagen se verá afectada’. Era esa evaluación de cómo va a ser el resultado, las consecuencias; sin embargo sabía que ese momento llegaría.

De pronto un día, de la nada me despierto, tengo una meditación —fue muy profunda— y me doy cuenta de que hay algo que no termina de manifestarse con la pureza y la fuerza que merece mi ser. Salgo a correr y al final de mi ejercicio me doy cuenta que ese pequeño espacio de carencia está conectado con el hecho de que hay una parte de mi vida que no se permite fluir con total naturalidad y tiene que ver con mi sexualidad y el público, y me doy cuenta de que el paso para amarme es compartirlo.

Y lo increíble de ese momento es que todos esos factores que importaron previamente y que pensé que tenía que tener en consideración ahora al tener el foco muy claro —de mi amor propio y mi bienestar— dejaron de importarme. Fue muy lindo porque el motivo por el que decidí hacerlo fue simplemente conmigo. Ha sido increíble por que he recibido tanto amor.

Lo mejor de todo esto es que lo hice por mí. No me las voy a dar de que ahora quiero inspirar al mundo; lo hice por mí. Pero lo bueno es que la gente responda con la importancia que es amarse a sí mismo, de aceptar la culpa y abrazarse a sí mismo, y a otra persona que pueda ser diferente. Y encima, recibir la retroalimentación de que con este pedacito de información mío he podido impactar en alguna medida algunos corazones ya es una cereza en el pastel.

¿Cómo fue que platicaste con Oliver de que ibas a publicar el video?

Regresé de correr, hago el video en ese instante. Regresé a la casa y conecté el celular a la pantalla. Y vio el video y fue un momento muy emotivo. En ese momento no pude hablar, había mucha emoción al ser una decisión tan personal, que no fue una decisión de pareja. En esa etapa previa en, como te digo, que se evaluaban las consecuencias, analizábamos pros y contras y decíamos: ‘Eso se dará cuando llegue el día». Lo hablamos como pareja. Pero por la manera en que se dio, ni siquiera pasó a una conversación de qué opinábamos al respecto. Más allá de que él me dijera que qué lindo, que estaba muy agradecido esto tenía que ver con mi amor propio. Era una decisión personal y fue tratado como tal, incluso a nivel de pareja y él se conectó con eso. [Me dijo:] ‘Este es tu proceso y te apoyo y me encanta porque el video lo dice todo’.

¿Cuánto tiempo llevas de relación con Oliver?

Llevamos siete años y ahora ya es una familia de tres, con Mila; [nuestra perrita es] fundamental en esta historia. Mila es otro elemento de la familia.

¿Cómo se conocieron?

Nos conocimos como hace diez años o tal vez 11 en una conferencia. Él siempre ha trabajado en el ámbito social, trabajaba en el programa de Naciones Unidas para el desarrollo y yo era voluntario. Estaba dando una conferencia en una cumbre climática —él estaba de público— y al terminar, nos saludamos. Me felicitó y quedamos conectados en Facebook y no fue sino hasta tres años después que reconectamos y empezamos a salir. Y empezó la relación. En el 2014 empezamos a salir, la conferencia fue en el 2011.

¿De dónde es Oliver?

Quiteño, alemán.

¿Tu familia siempre ha sabido que estabas con Oliver?

Por supuesto. Es otro más de la casa, de la familia. Cuando venimos a Ecuador nos quedamos con mi mamá; Mila se queda en casa de mi mamá. En la casa de mi mamá nunca ha habido mascotas.

¿Qué te dijo tu mami sobre el video?

Es la primera que supo. Se lo mandé a ella antes que a nadie, me parecía que era una información delicada que iba a tener un impacto y sonido. La respuesta fue tremendamente positiva y lo compartí con mi familia. No hubo más que una celebración. Para mí una de las cosas más lindas es que trasciende el tema de la sexualidad y habla de la culpa y del amor propio, del respeto y la aceptación al otro. Y ver en este primer círculo que fue mi familia cómo eso es lo que se transmitía —y que todo el mundo lo celebraba— fue una pequeña inyeccioncita de celebración y de fuerza de que este camino era el camino a seguir.

¿Cómo ha sido la respuesta en general?

La respuesta ha sido radicalmente positiva en mi entorno. En mis redes es positivo el amor. No te voy a negar que he visto la cara de la otra sociedad y es fuerte.

¿Por qué hablas de soltar la culpa?

Siento que distintos factores de la sociedad en muchos niveles nos pueden hacer sentir culpables por quienes somos. En mi caso tiene que ver con mi infancia y con crecer en una sociedad latina machista que consideraba, para empezar, la sensibilidad en el hombre como algo cuestionable y negativo. Me hizo crecer con esa sensación de no soy suficiente, [que] hay algo que tengo que esconder porque hay algo en mí que está mal, y luego saber que me gustaba un género que para mi entorno era el equivocado y escuchar los comentarios burlones o peyorativos de cuando alguien era gay… eso va entrando en tu psique y se manifiesta en la vida.

He trabajado en mi interior. Estoy muy contento. Meditación es una de mis herramientas más poderosas, estoy constantemente en procesos de instrospección. Incluso antes del video, estoy feliz con la vida que he formado, con el lugar emocional en el que estoy de salud emocional y espiritual y psicológica que he llegado. Pero me faltaba un paso. Faltaba este paso para ir más allá.

¿Qué es lo que les gusta hacer en familia?

Soy muy casero y disfruto mi tiempo, mi tiempo en soledad. Sin duda, algo fundamental es mi mañana. Me despierto en la madrugada, a las 5 de la mañana, y tengo lo que llamo mi mañana milagrosa. Tiene que ver con diseñar la mañana que se estructure por diversas actividades que te enriquezcan de diversas formas. Ahí esta mi meditación, mis afirmaciones. En la cuarentena empecé a dibujar; en Ecuador [inauguré] la exposición de mis cuadros, leo. Mila de despierta a esa hora y me acompaña en esos momentos.

Somos una familia a la que le gusta viajar muchísimo y tenemos la fortuna de que Mila es la mejor viajando; ha estado en 8 países. Me hace muy feliz comer. Somos una familia muy comelona, nos gusta mucho el ejercicio. Nos gusta mucho bailar y he descubierto el static dance que es una combinación de baile con meditación y ha sido una manera de integrar el baile a mi vida. Otra cosa que nos une en esta familia es la pasión por el servicio. Oliver ha trabajado en fundaciones toda su vida. Tenemos una fundación que se llama Desafío Ecuador que surgió a raíz del terremoto en Ecuador en el 2016 y terminamos construyendo una escuela.

¿Cómo llegó Mila a sus vidas?

Cuando empezamos a vivir juntos Oliver y yo hace algunos años en Bogotá, cuando empezaron las filmaciones de Sin senos sí hay paraíso. Él siempre ha tenido perro y yo nunca. Él concebía su vida con perros. Un día estaba con una amiga, voy a tomar mi Uber y en eso viene un perro en sentido contrario y viene un carro — lo va a atropellar— el carro lo esquiva, el perro corre, se encuentra una moto, una gente viene atrás del perro para atraparlo. Entonces cojo al perro y cuando lo voy a devolver me dicen: ‘No es nuestro, corrimos porque vimos que lo iban a atropellar’. Y de repente tengo un perro en mis brazos que no tiene dueño. En unos segundos el universo me puso a Mila en mis brazos. Ella tiene 3 años con nosotros, y tiene 4 años en total.

Le llamo a Oliver y le digo: ‘¿Amor, estás en la casa? Ve para allá’. Estábamos recién mudados y yo tenía a Mila en los brazos. Le dije: ‘Se llama Milo’. Y me dijo que era hembra y le dije: ‘OK se llama Mila’. Empezamos a buscarle familia pero en 24 horas ya tenía plato, bandeja, alfombra, collar, veterinario y camiseta de selección de Colombia.

¿Viven en México?

Sí, por fortuna el trabajo de Oliver le permite estar en dónde sea. México es un lugar que nos gusta y nos conviene profesionalmente. Vivimos en Colombia; los dos somos muy nómadas, eso también lo tenemos en común. Somos una familia que nos sentimos muy cómodos con la exploración, al grado que tenemos una perra que viaja en avión y se comporta a la perfección.

Fuente: People en Español