A Julio Iglesias no le gusta cumplir años. Este jueves, su calendario le recuerda que hace 78 años, un 23 de septiembre, llegaba al mundo en Madrid. Si mantiene la costumbre de siempre, hoy no es un día especial en su agenda. Lo sabe su familia directa, sus amigos y los que le conocen de toda la vida.
El añorado Alfredo Fraile contaba en su libro de memorias ‘Secretos confesables’ la poca afición del artista a soplar las velas.
“Ese día procurábamos que lo pasara trabajando y si estaba de gira, sin celebración, salvo si en un concierto sus fans le cantaban el ‘Happy Birthday’. Era lo más que se podía esperar. Los que sabíamos de esta manía se lo teníamos que explicar al personal nuevo que llegaba al equipo”, narraba el mánager. Esta historia se ha mantenido en tiempo y espacio, y más aún cuando llegó la pandemia. Julio Iglesias se encerró en su mansión de Punta Cana para evitar el covid y, según cuentan a Vanitatis, “solo ha volado a Miami en su avión privado en viajes relámpago”.
Los frentes abiertos de Julio Iglesias: salud, paternidad y herenciaJorge C. Parcero
Él mismo lo explicó en conversación telefónica con Carlos Herrera para su programa de Onda Cero. “Soy persona de riesgo y tengo que cuidarme. Tengo el mar, que es mi aliado en la soledad que estoy pasando. Me refresca la cabeza y pienso en mi privilegio ante la situación de otras personas”. Una vez vacunado, siguió con su rutina diaria de ejercicios físicos, su trabajo y mantener activa la agenda profesional. Como el resto de los artistas, su vida laboral se paralizó durante estos dos últimos años, pero no se ha quedado mirando el horizonte en su playa privada de Punta Cana.
Fraile aseguraba que “Julio es un hombre que no descansa la cabeza”. En 2010 volvió a grabar los temas de más éxito de su carrera. Tiempo después comenzó su vida en las redes sociales, en las que se ha volcado personalmente estos dos últimos años. Sobre todo desde que comenzó la pandemia. Si al principio sus publicaciones las mantenía personal de su equipo, ahora es él quien se ocupa de llenar de contenido su Instagram.
Cuenta historias, muchas de ellas desconocidas para el gran público, e incluso para sus seguidores más fervientes. Este ha sido realmente el cambio de Julio Iglesias en lo que se refiere a su imagen pública este último año. Al no tener conciertos, tampoco había entrevistas que solía conceder cada vez que actuaba en los países que visitaba. Esta invisibilidad la ha roto con esas informaciones íntimas que acompañan a sus canciones en sus redes sociales. Y a través de ellas nos enteramos, en agosto de este año, cómo hizo llorar a su padre cuando le cantó ‘Momentos’, uno de sus grandes éxitos, y el doctor Iglesias se emocionó al escucharla por primera vez.
Otra revelación que quiso compartir este verano en su Instagram fue la persona en la que se inspiró para escribir ‘Natalie’. Y quizá la más emotiva desde que se estrenó como instagramer haya sido su recuerdo al verano de 1965, cuando aún tenía que utilizar muletas.
“La escribí justamente cuando lo imposible estaba acercándose a lo posible, la voluntad era mi compañera perfecta y tiene mucho que ver conmigo lo que conté con esta música”. Un recordatorio largo que le ha servido también para informar de cómo se encontraba físicamente tras la publicación, hace unos meses, de unas fotos en las que aparecía apoyándose en dos de las personas del servicio para caminar. “Por supuesto que me duele la espalda, como siempre me ha dolido. Voy a cumplir 78 años y ni siquiera a un grandísimo deportista se le puede pedir que a los 78 años pueda hacer deporte de la misma manera que lo hacía a los 20. (…) Estoy como tengo que estar a la edad que tengo”. De esta manera atajaba los rumores sobre su cuestionada salud.
Al principio, su cuenta se nutría de fotos promocionales relacionadas con su carrera profesional. Poco a poco fueron apareciendo comentarios junto a imágenes más personales con dedicatoria a esos amigos que se fueron como fue el modisto Oscar de La Renta. Su íntimo y por el que se instaló en República Dominicana. Ese día quiso que se viera a los dos juntos en la casa de Punta Cana y con la frase “siempre en mi corazón”.
Después, vendrían los hijos que tuvo con Miranda, los Iglesias Preysler de pequeños, de mayores, y así mostraba una parcela de su vida que, aunque ya estaba vista en los reportajes en los que participaba, servía de recordatorio. Un resumen de lo que era y es su familia ensamblada. Ahora sus redes se han convertido en la mejor manera de relacionarse con el mundo exterior a través de sus propios comentarios. A sus 78 años, Julio ha vuelto a reinventarse.