LA HABANA (Sputnik) — Con decir “Rosita” ya basta para que toda Cuba sepa de quién se está hablando. Así de grande es Rosita Fornés, la novia de la isla caribeña, la más grande vedette que ha dado la tierra del ron en toda su historia, quien a sus 97 años ha salido de gira a las estrellas.
Todo comenzó en 1938, en aquella memorable presentación en la Corte Suprema del Arte, un programa dedicado a buscar jóvenes talentos, donde con apenas 15 años de edad, la futura artista iniciaba su ruta al estrellato, en la que más de 80 años después seguía arrancando aplausos de un público agradecido a tanta entrega.
“Crecí escuchando a mi abuela Lila hablar de la buena persona y hermosura de una joven que ya era famosa y le llamaban Rosa Fornés; después, saliendo de la adolescencia descubrí (que) me había enamorado de Rosita, y como adulto, comprendí lo altísimo de aquella Rosa que estaba en el altar de lo más excelso de la cultura cubana”, expresó a Sputnik el pintor cubano Luis Alberto Ruiz Saavedra.
Para este artista plástico, quien actualmente reside en Quito, Rosita Fornés “es expresión auténtica, única, irrepetible de nuestra profunda identidad cultural”.
“Desde que amanecí y supe la noticia de su muerte, estoy escuchando música cubana y leyendo noticias sobre Rosita; no he atinado ni a coger un pincel”, dice emocionado el pintor.
La noticia de la muerte de la diva, en la madrugada de este miércoles 10, se regó como pólvora alrededor del mundo, y desde Canadá, Asniel Rodríguez, director ejecutivo de la red social literaria Boukker, expresó su pesar por la muerte de la legendaria artista.
“Cuando un pueblo necesita apenas el solitario nombre o acaso una perífrasis para mencionar a alguien, esa persona es grande sin dudas. Escuchamos decir “murió Rosita”, o “la Vedette de Cuba”, y de inmediato un sentimiento de tristeza nos embarga”, comentó Rodríguez a esta agencia.
“Lo primero que hacemos es correr a la computadora con la esperanza de que no sea cierto lo que estamos pensando; en un segundo pasan mil imágenes por nuestra cabeza: la recordamos en innumerables películas, óperas, zarzuelas…y luego de confirmar la triste noticia, en nuestra intimidad no muere: una y otra vez la escuchamos cantar: “Yo canto y bailo a porfía, soy bailando la mejor”, agrega el editor cubano asentado en Canadá.
Por su parte, para el profesor cubanoamericano Carlos Lazo, residente en la ciudad estadounidense de Seattle (noroeste), Rosita Fornés “es una gloria de Cuba que ha estado presente en la vida de varias generaciones de cubanos”.
“Los cubanos dentro de Cuba y los que estamos regados por el mundo, la recordaremos siempre. Esta mujer, que curiosamente no nació en la Isla, terminó siendo un símbolo de identidad y de amor a Cuba y a su cultura. ¡Qué Dios la tenga en la gloria!”, expresó Lazo.
Eterna siempre entre su gente
Rosita Fornés nació en 1923 como Rosalía Lourdes Elisa Palet Bonavia, en la ciudad de Nueva York, hija de padres españoles.
Además de en Cuba, tuvo una exitosa carrera en EEUU, México, España y Venezuela.
Juvenal Balán, un experimentado fotorreportero del periódico cubano Granma, tuvo el privilegio de fotografiarla hace algunos años, y rememora lo que significó tenerla delante de su cámara.
“Imagínate, una mujer siempre admirada por su carisma, diversidad en las artes y belleza. Tenerla en el colimador fue un reto, porque se imponía lograr una imagen que por lo menos se acercara a su proyección en la vida”, contó el fotógrafo a Sputnik.
En medio de la celebración por su 90 cumpleaños, hace siete años, este redactor tuvo la oportunidad de conversar largamente con la vedette, la que aseguró estar agradecida infinitamente del amor prodigado por su pueblo en sus largos años de carrera artística.
“El regalo más grande de mi vida es el cariño que me demuestra el pueblo cuando salgo a trabajar”, comentó sonriente Rosita Fornés en ese momento.
Y ese cariño, presente en varias generaciones de cubanos, aplaude este 10 de junio al cielo, donde sin dudas Rosita Fornés seguirá brillando como una estrella.
Fuente: Sputnik