La reconocida dramaturga, peota y ensayista dominicana, Chiqui Vicioso dio su opinión acerca de que Mario Vargas Llosa haya sido seleccionado como el Premio Internacional Pedro Henríquez Ureña 2016. A continuación el texto íntegro de su declaración.
Confieso que me ilusionaba que el premio Pedro Henríquez Ureña se otorgara a uno de sus mayores especialistas: el poeta Cubano Roberto Fernández Retamar, quien es además presidente de un institución que siempre ha promovido no solo a Pedro sino también a Salomé, Max y a Camila, publicando sus obras completas: Casa de las Américas. Y confieso que así lo propuse una y otra vez a algunos miembros del jurado y a intelectuales amigos como Tony Raful y Miguel De Mena, pero ello no impide que celebre la inteligencia de este premio.
Lograr que un Premio Nobel se declare admirador de uno de nuestros escritores es la mejor promoción de ese escritor, y de fomentar la memoria de Don Pedro se trata.
Lograr que un Premio Nobel que fue vejado por su posición en defensa de la dominicanidad de origen haitiano, aceptara el premio, es otro logro. Era ilógico pensar que no reaccionaria frente a los ataques a Gonzalo, su hijo, entonces representante del ACNUR, Fondo para refugiados de la ONU, quien se limitó hacer su trabajo: proteger a los inmigrantes.
¿Qué escribió una carta denunciando el fascismo implícito en una resolución que solo le ha provocado al Estado dominicano dolores de cabeza? Vargas Llosa no hizo más que repetir lo que dijimos muchos aquí en el país: Que no nos correspondía a nosotros, como país de emigrantes (dos millones para ser exactos) con dominican@s en todo el mundo, desarrollar una actitud xenofóbica contra inmigrantes haitianos, porque ello le restaba legitimidad a cualquier reclamo contra el racismo y la discriminación a nuestra gente en el exterior.
Es cierto que la prensa mundial no se hizo eco de nuestras posiciones, conjuntamente con la denuncia de Vargas Llosa, lo cual hubiera demostrado que no todos los dominicanos y dominicanas aprobábamos una resolución cuyo aspecto más positivo fue evidenciar el oscuro hocico de fascismo, en marchas, agresiones verbales y físicas, linchamientos, quema de libros (precisamente los de Vargas Llosa) y persecuciones de los y las periodistas más prestigiosos del país. Que llamaran “traidores a la patria”, a tantos que han sido perseguidos a muerte por el fascismo local, que han perdido sus familiares en la dictadura de Trujillo, que jugaron un honorable papel en la Guerra de Abril, hubiera sido un chiste de mal gusto, una ironía, si esa acusación no hubiera atizado las pasiones más bajas y elementales de las huestes ¿pagas? de los nacionaleros, contra nosotros.
Leí anoche un comentario de Consuelo Des-Pradel, nieta de un inmigrante haitiano indocumentado y por ende dominico-haitiana, afirmando que iban a apedrear a José Antonio y la Feria, e impedir la premiación.
Ya compramos las sombrillas y allí estaremos.