Santo Domingo, RD: – El economista Henry Hebrard hizo un llamado a la población dominicana a no alarmarse, ni temer ante la implementación de una posible Reforma Fiscal, debido a la necesidad que tiene el país de buscar fuentes de ingresos que contribuyan a crear fuentes de riquezas y erradicar el índice de pobreza.
Criticó todo el alboroto que se ha creado en torno a la propuesta del gobierno, creando un ruido innecesario y negativo, llegando al punto de satanizar las reformas, sea fiscal, tributaria o constitucional.
En una entrevista realizada por el Periodista Damian Aquino, para las plataformas digitales de El Cazador de Noticias, Henry Hebrard explicó las diferencias entre reforma fiscal y reforma tributaria. En este caso se refirió a que en este momento lo que necesitamos es una reforma fiscal, de donde el gobierno pueda recibir los recursos suficientes y necesarios para erradicar la pobreza de la República Dominicana, como se lo ha propuesto el presidente Luís Abinader.
En ese sentido el experto recalcó y llamó a la población dominicana a no tener miedo a las reformas. Todo lo contrario, la preocupación debería ser que ésta no llegue a aprobarse, por grupos de poder que solo buscan defender sus intereses.
En términos de riquezas dijo que ésta es una oportunidad que tiene el gobierno de casarse, mas que con la gloria, con la historia, debido a que es una oportunidad donde la economía puede crecer mucho más, y sobre todo mucho mejor.
Dijo que ya es tiempo de que el crecimiento económico que implementa el país cada año, se refleje en los más necesitados. “No podemos tener una economía donde el país crece, pero que mucha gente queda excluida de este crecimiento, enfatizó Hebrard”.
Con estas reformas que se pretende implantar en este momento, la economía del país se duplicará en términos de crecimiento, y el ciudadano de a pie, hasta el más humilde podrá percibirlo en su calidad de vida.
Al referirse a los productos y sectores que deberían ser grabados, el economista mas bien dijo que ningún producto que componga la canasta básica debería ser tocado. En términos absoluto, nada que afecte directamente el bolsillo de los más desposeído no debe tocarse ni con el pétalo de una rosa.