Un surfista volando sobre las aguas, un campeón de BMX ascendiendo el obelisco de la plaza de la Concordia, el primer chapuzón en el Sena… los fotógrafos de la AFP explican cómo lograron capturar para la eternidad algunas de las imágenes más icónicas de los Juegos Olímpicos de París.
Se trata sin duda de una de las fotos más vistas durante los Juegos: el surfista brasileño Gabriel Medina parece levitar sobre las olas, con el dedo índice apuntando al cielo, y a su espalda la tabla de surf alineada con su cuerpo en posición vertical.
La imagen fue tomada en Teahupo’o, en la Polinesia Francesa, el 29 de julio, por Jerome Brouillet, desde una embarcación cercana.
El fotógrafo explicó que la zona de aguas más profundas y tranquilas, al lado de la ola, no ofrecía una línea de visión clara. Pero la posición era ideal para inmortalizar el momento en que el surfista concluyó su actuación.
Un entorno único, una ubicación cuidada y cierta dosis de fortuna posibilitaron la imagen del deportista argentino de BMX Freestyle José Torres como si estuviera ascendiendo por uno de los laterales del obelisco egipcio situado en la plaza de la Concordia.
Jeff Pachoud tomó esa foto durante una sesión de entrenamiento el 29 de julio, dos días antes de que el ‘Maligno’ se colgase la medalla de oro.
“No fue sólo un disparo, fue una ráfaga, y con ello una imagen que da esa fantástica impresión visual”, confesó.
Una imagen sin precedentes: medallistas de Corea del Norte y Corea del sur en tenis de mesa se hacen un selfi juntos en el podio, el 30 de julio.
Ambos países vecinos se hallan técnicamente en guerra desde 1953, y las tensiones son frecuentes, así que la foto refleja un inusual y bienvenido gesto de fraternidad que supera las fronteras.
Ese tipo de selfis son habituales durante las ceremonias del podio, pero el momento fue emotivo para el fotógrafo surcoreano de la AFP Jung Yeon-je.
“La generación de mis padres, que vivió la guerra de Corea, quizá viese a Corea del Norte como algo hostil. Pero actualmente mucha gente en Corea del Sur lo percibe simplemente como un país vecino con el que debe convivir”, indicó. “Yo estaba feliz. Espero que esos jugadores de Corea del Norte y del Sur tengan más diversión y risas juntos en el futuro”.
Con cuatro oros y un bronce, el nadador francés Leon Marchand ha sido uno de los nombres propios de estos Juegos.
El campeón galo fue retratado por Oli Scarff, quien realizó una fotografía subacuática que ilustra el poder propulsor de los brazos de Marchand durante la semifinal de los 200 m mariposa el 30 de julio.
Su arma, una cámara robótica desarrollada durante años por el fotógrafo de la AFP Francois-Xavier Marit, que fue instalada en la piscina por un equipo de buceadores del Comité Olímpico Internacional, y controlada a distancia por los fotógrafos de la AFP, explica Scarff.
“En cuanto vi aparecer eso de repente en mi ordenador supe que era una foto para editar rápido y publicar en la red de AFP”. Acertó.
Después de algunas sesiones de entrenamiento canceladas debido a un exceso de contaminación bacteriológica del agua, la incertidumbre reinó hasta el último momento sobre la disputa de los eventos en el río Sena.
Finalmente, las deportistas del triatlón femenino fueron las primeras en zambullirse en el río que atraviesa París el 31 de julio.
El primer chapuzón fue capturado desde dentro del agua por Martin Bureau, equipado con un impermeable para su cámara bajo el puente Alejandro III.
“Había una corriente fuerte. Yo estaba atado por la muñeca al miembro de la seguridad olímpica, que se había metido en el agua para verificar la posibilidad de ubicar a dos fotógrafos al mismo tiempo, lo que no era posible.
“Este primer evento en el Sena era muy esperado, y el hecho de que hubiera tantas nadadoras en la salida lo hacía muy visual”, añadió, precisando que el humo que emanaba de las embarcaciones de apoyo convirtió la experiencia en algo “agotador”.
Los judocas franceses celebraron el 3 de agosto si título olímpico de equipos mixtos contra Japón, merced sobre todo a las dos victorias de su estrella Teddy Riner.
El momento quedó registrado por Jack Guez, que logró meterse por debajo del grupo.
Ya lo había intentado, sin éxito, en los Juegos de Tokio en 2021, cuando Francia también batió a Japón, pero entonces la Federación Internacional de Judo no permitió a los fotógrafos el acceso al tatami.
“Este año me dije: tengo que lograrlo. Le hice saber al entrenador que estaba interesado, sin muchas esperanzas”, confesó Guez. Pero su visión se hizo realidad.
Era el último gran título que le faltaba: el 4 de agosto, Novak Djokovic se llevó el oro olímpico tras vencer al español Carlos Alcaraz.
La fotógrafa Patricia de Melo Moreira estaba ahí para recoger el momento en que ‘Nole’ completó el llamado ‘Golden Slam’ de títulos, celebrándolo con un expresivo gesto.
Y eso que la fotógrafa había estado situada hasta el último momento en el lado de Alcaraz. “Dudaba si moverme, desde que los dos estaban en condiciones de ganar. Entonces Djokovic comenzó a remontar así que corrí al otro fondo de la pista”, relató la fotógrafa.
El serbio cerró el partido unos momentos después, y lo demás es historia.
“Sentí que, fuera cual fuese el futuro de Djokovic, había inmortalizado lo que parecía ser la pieza que faltaba en su carrera”, contó la fotógrafa.
Pocas veces una carrera habrá estado tan igualada: el 4 de agosto el velocista estadounidense Noah Lyles se proclamó campeón olímpico de los 100 metros por sólo cinco milésimas delante del jamaicano Kishane Thompson.
“La final de los 100 metros es siempre un evento bajo alta tensión”, subraya Jewel Samad, quien inmortalizó esa victoria gracias a una de sus diez cámaras instaladas en altura sobre la línea de meta. “Como esa final estuvo muy apretada, esa perspectiva desde lo alto ofrece un punto de vista interesante”.
Campeona en suelo el 5 de agosto, la gimnasta brasileña Rebeca Andrade no sólo obtuvo el reconocimiento de los jueces, sino también el de sus rivales. Cuando subió al cajón más elevado del podio, las estadounidenses Simone Biles -su gran rival- y Jordan Chiles, plata y bronce respectivamente, se arrodillaron como señal de admiración.
“Un gesto de superclase”, símbolo de sororidad, capturado por Gabriel Bouys, que no tardó en hacerse viral.
“Vi a las estadounidenses hablar antes de la entrega de medallas, sospeché que podía pasar algo y decidí ampliar el objetivo”, rememora. “No fui yo el que hizo la foto, fueron ellas”, añade.
“Fue un momento superbonito”, señala, precisando que reflejó la atmósfera general de estos Juegos.
La superestrella Simone Biles, que llegaba tras un recorrido sin mácula en el que conquistó tres medallas de oro en otras tantas pruebas, falló en viga de equilibrio el 5 de agosto, terminando en un discreto quinto puesto después de una caída.
Pocas veces una carrera habrá estado tan igualada: el 4 de agosto el velocista estadounidense Noah Lyles se proclamó campeón olímpico de los 100 metros por sólo cinco milésimas delante del jamaicano Kishane Thompson.
“La final de los 100 metros es siempre un evento bajo alta tensión”, subraya Jewel Samad, quien inmortalizó esa victoria gracias a una de sus diez cámaras instaladas en altura sobre la línea de meta. “Como esa final estuvo muy apretada, esa perspectiva desde lo alto ofrece un punto de vista interesante”.
Campeona en suelo el 5 de agosto, la gimnasta brasileña Rebeca Andrade no sólo obtuvo el reconocimiento de los jueces, sino también el de sus rivales. Cuando subió al cajón más elevado del podio, las estadounidenses Simone Biles -su gran rival- y Jordan Chiles, plata y bronce respectivamente, se arrodillaron como señal de admiración.
“Un gesto de superclase”, símbolo de sororidad, capturado por Gabriel Bouys, que no tardó en hacerse viral.
“Vi a las estadounidenses hablar antes de la entrega de medallas, sospeché que podía pasar algo y decidí ampliar el objetivo”, rememora. “No fui yo el que hizo la foto, fueron ellas”, añade.
“Fue un momento superbonito”, señala, precisando que reflejó la atmósfera general de estos Juegos.
La superestrella Simone Biles, que llegaba tras un recorrido sin mácula en el que conquistó tres medallas de oro en otras tantas pruebas, falló en viga de equilibrio el 5 de agosto, terminando en un discreto quinto puesto después de una caída.
Para realizar una foto así “hay que tener una ubicación muy precisa y muy próxima”, explica este especialista en fotos de surf desde hace dos décadas. La clave es la “anticipación” del movimiento de la ola y de los surfistas, y del material.
Todos los reglajes deben estar perfectamente preparados de antemano, porque una vez bajo la ola todo lo que se puede hacer es disparar.