Miguel Cabrera jugó su último partido como profesional en las Grandes Ligas este domingo, y su despedida fue cargada de emociones y sorpresas para honrar la trayectoria del venezolano.
Luego de entonarse las notas del himno de Venezuela, cantado en parte por los cientos de venezolanos presentes en el estadio. Cada uno de los 41,135 aficionados que llenaron el Comerica Park levantaron una cartulina que había en sus asientos, para formar un mosaico a lo largo de todas las gradas que leía “Gracias Miggy”, el logo de los Tigres, y las cifras de 3,000 y 500, en referencia a la cantidad de hits y jonrones que empalmó el venezolano a lo largo de sus 21 años de carrera y el número 24 de su uniforme.
Y antes del inicio del encuentro contra los Guardianes, el cañonero de los Tigres recibió los pitcheos ceremoniales de tres de sus hijos, quienes presentaron a su papá en los parlantes del estadio a la hora de su primer turno al bate.
Cabrera se ponchó tirándole en sus primeras dos veces al bate, luego falló con un rodado a la intermedia y finalmente negoció boleto en el último turno de su carrera.
En el inicio del octavo inning, Cabrera saltó al terreno para cubrir la inicial por primera vez en dos años. Steven Kwan bateó un rodado hacia su dirección. El venezolano recogió la pelota y corrió a pisar la inicial para sacar el out; el último momento de su carrera como profesional.
El manager A.J. Hinch salió junto a tres de los hijos de Cabrera para sustituir al venezolano, poniéndole punto final a una de las mejores carreras que se haya visto en el béisbol profesional.
De esa manera, el venezolano se despide con con 3,174 hits (17mo puesto en la historia), 511 cuadrangulares (25to), 627 dobles (13ro) y 1,881 empujadas (13ro) junto una línea de promedios de .306/.382/.518 y un OPS de .900. Además, es uno de apenas ocho jugadores en la historia en haber conectado al menos 500 jonrones y 3,000 imparables.