¿Quién miente mejor: los hombres o las mujeres?

¿Quién miente mejor: los hombres o las mujeres?

Aunque la pregunta parece sencilla, la ciencia no tiene una respuesta definitiva. No existen pruebas concluyentes que respalden que un género sea mejor para mentir.

Lo que sí está claro es que la mentira depende más de cada individuo y del entorno en el que se desenvuelve que del sexo con el que nace.

Las investigaciones más recientes destacan que no hay un patrón universal, sin embargo, sí han identificado ciertas tendencias, por ejemplo, algunos estudios indican que los hombres tienden a mentir para impresionar o realzar su imagen, mientras que las mujeres suelen hacerlo con intenciones más sociales, como evitar conflictos o proteger sentimientos.

Además, la frecuencia con la que se miente varía entre personas, no entre géneros. Algunas personas recurren al engaño con frecuencia, mientras que otras apenas lo hacen.

La diferencia se debe a factores como la personalidad, el contexto y la experiencia.

Antes de hablar de diferencias entre hombres y mujeres, conviene entender por qué mentimos. Las motivaciones pueden ir desde protegernos hasta complacer a otros.

También influyen la presión social, la autoestima, el miedo al castigo y, por supuesto, la intención de obtener algún tipo de ventaja.

En cuanto a las diferencias de género, hay algunas observaciones interesantes, por ejemplo, los hombres podrían decir más mentiras egoístas, aquellas que buscan su beneficio directo, en cambio, las mujeres tienden a recurrir más a las llamadas “mentiras piadosas”, esas que buscan evitar el daño emocional a los demás.

Esto podría estar relacionado con los roles tradicionales que asignan a los hombres la necesidad de mostrarse fuertes, mientras que a las mujeres se les espera más empatía y armonía social. Sin embargo, estas son generalizaciones que no se aplican a todas las personas.

En el terreno de las relaciones, las motivaciones para mentir también cambian, en casos de infidelidad, por ejemplo, las razones emocionales suelen tener más peso para las mujeres, mientras que los hombres tienden a enfocarse en lo físico. Aun así, las mentiras relacionadas con la infidelidad son igual de destructivas para cualquier vínculo.

Respecto a detectar mentiras, tampoco hay un género con más habilidades, la detección del engaño depende más de la experiencia, la capacidad de observación y la intuición que del sexo.

Incluso, muchos estudios revelan que los humanos no son muy buenos para reconocer mentiras, ya que la precisión apenas supera el azar.

Hay muchas razones por las que fallamos al identificar una mentira, por un lado, solemos creer que los demás dicen la verdad. Por otro, confiamos en señales poco fiables, como evitar la mirada o sudar, además, cada persona reacciona distinto al mentir, lo que hace difícil establecer reglas claras.

También hay que considerar que las mentiras pequeñas, con pocas consecuencias, son más fáciles de sostener que aquellas que conllevan grandes riesgos, eso influye en cómo se expresan y cómo se perciben.

Más allá del género, hay rasgos de personalidad que influyen mucho más en la forma de mentir, personas con altos niveles de maquiavelismo, narcisismo o incluso rasgos psicopáticos tienden a mentir con mayor facilidad.

También los extrovertidos podrían mentir más, aunque muchas veces lo hagan con fines sociales, no maliciosos.

Estos perfiles pueden encontrarse tanto en hombres como en mujeres, lo que refuerza la idea de que la mentira no tiene género. Lo que sí importa es la personalidad, la historia de vida y el entorno.