AFP.- Siete meses de viaje espacial, décadas de trabajo y miles de millones de dólares invertidos para responder una sola pregunta: ¿existió alguna vez vida en otro lugar que no fuera la Tierra? La NASA trata de responder a esta cuestión con el aterrizaje el jueves de su último rover, el Perseverance.
Por primera vez, la misión de la agencia espacial estadounidense tiene el objetivo explícito de encontrar rastros de vida antigua en el planeta rojo, recogiendo durante varios años una treintena de muestras de rocas.
Estas se traerán a la Tierra en una misión planificada para la década de 2030 para ser analizadas, y quizás finalmente poder responder a “una de las preguntas que nos han acompañado durante siglos, a saber, ¿estamos solos en el Universo?”, dijo el miércoles Thomas Zurbuchen, administrador asociado de ciencia de la NASA.
Perseverance es el vehículo más grande y complejo jamás enviado a Marte. Construido en el Jet Propulsion Laboratory, en California, pesa una tonelada y está equipado con un brazo robótico de más de dos metros y 19 cámaras.
La misión llevará a cabo una maniobra muy peligrosa el jueves, en el sitio de aterrizaje más arriesgado jamás intentado, debido a su relieve: el cráter Jezero.
Poco después de las 20H30 GMT, entrará en la atmósfera de Marte a una velocidad de 20.000 km/h protegido por su escudo térmico que se activará tras la apertura de un enorme paracaídas supersónico. Ocho motores que apuntarán al suelo lo frenarán y entonces sus seis ruedas descenderán, sostenidas por cables, hasta tocar tierra.
Si Perseverance llega intacto, las primeras imágenes podrían transmitirse poco después.
– “¿Golpe de suerte?” –
Los investigadores creen que el cráter Jezero albergaba un lago de unos 50 km de ancho desde hace más de 3.500 millones de años.
“Tenemos pruebas muy sólidas de que Marte podría haber albergado vida en el pasado”, dijo el miércoles Ken Williford, subdirector de la misión. “La pregunta es: ¿es la Tierra una anomalía, un golpe de suerte?”
Los científicos buscan lo que llaman biofirmas: rastros de vida microbiana que “pueden tomar todo tipo de formas”, como “químicos” o “cambios ambientales”, dijo Mary Voytek, directora del programa de astrobiología de la NASA.
“Los astrobiólogos hemos soñado con esta misión durante décadas”, dijo con entusiasmo.
“O encontramos vida, y eso sería un hallazgo excepcional, o no lo haremos, (..) y eso dará a entender que no todos los ambientes habitables están habitados”, advirtió Ken Farley, científico del proyecto.
– Helicóptero y máquina de oxígeno –
Los primeros meses de la misión no se dedicarán a este primer objetivo, sino a experimentos paralelos.
La NASA quiere, en particular, demostrar que es posible hacer volar un vehículo motorizado en otro planeta. El helicóptero, bautizado Ingenuity, intentará elevarse en aire con una densidad equivalente al 1% de la de la atmósfera terrestre.
Dos micrófonos tienen la función de grabar el sonido del planeta rojo.
La NASA también experimentará la producción de oxígeno en Marte. Un instrumento llamado MOXIE, del tamaño de una batería de automóvil, debería poder producir hasta 10 g de oxígeno en una hora, succionando dióxido de carbono de la atmósfera, con un proceso similar al de una planta.
Este oxígeno podría ser utilizado para respirar por los humanos que vayan a Marte en el futuro, pero también como combustible.
Perseverance, si consigue aterrizar, será el quinto vehículo en posarse en suelo marciano. Desde el primero, en 1997, todos han sido estadounidenses, y uno de ellos, Curiosity, sigue con su misión en el planeta.
La ubicación elegida, el cráter Jezero, es el lugar de aterrizaje más peligroso jamás intentado. En siete minutos, el vehículo debe pasar de una velocidad de 20.000 km/h a 0.
Está previsto que Perseverance aterrice a las 20H55 GMT del jueves.
– 130 km: entrada a la atmósfera –
Diez minutos antes de ingresar a la atmósfera de Marte, se separará de la etapa de crucero, que le suministró combustible durante el viaje.
El rover quedará entonces conectado exclusivamente a la etapa de descenso, protegidos ambos por dos escudos, el inferior térmico.
A unos 130 km de la superficie de Marte, la misión entrará en la atmósfera a una velocidad de 20.000 km/h. La fricción elevará la temperatura a 1.300 °C. El escudo inferior protegerá al rover de este calor infernal.
– 11 km: apertura del paracaídas-
Pero la atmósfera no es suficiente para ralentizar la nave, que todavía va a 1.500 km/h.
A una altitud de unos 11 km, en un momento oportuno calculado en función de la distancia que quede hasta el lugar de aterrizaje, se desplegará un paracaídas de 21 metros de diámetro, ubicado en el escudo superior.
Esto frenará el aparato hasta unos 300 km/h.
– 9 km: separación del escudo térmico –
20 segundos después de abrir el paracaídas, se soltará el escudo térmico: el vehículo que estaba protegiendo queda expuesto por primera vez a la atmósfera de Marte.
En ese momento entrará en juego una tecnología totalmente nueva, denominada “Navegación Relativa al Terreno” (TRN): las imágenes grabadas en directo por las cámaras de el rover se comparan con mapas grabados en su sistema y se predefinen las zonas peligrosas a evitar. Teniendo en cuenta estos datos, se decidirá dónde aterriza el rover.
– 2 km: fase retropropulsada –
A una altitud de unos 2 km, el vehículo de la NASA se desprenderá del escudo trasero y del paracaídas.
El rover se separará de la etapa de descenso, pero antes, gracias a sus ocho motores que apuntan hacia la superficie de Marte, habrá frenado el descenso. Después de realizar una maniobra para alejarse del paracaídas, el rover terminará descendiendo verticalmente a su punto de aterrizaje.
– 20 m: separación del rover –
A unos 20 metros del suelo, la velocidad será de 2,7 km/h, más lenta que el caminar de una persona. Luego, el rover descenderá suspendido por cables gracias a un sistema de poleas durante los últimos 15 segundos (etapa llamada “skycrane”).
El vehículo desplegará entonces sus ruedas. Cuando toque suelo, los cables se cortarán y la etapa de descenso se alejará para caer lo más lejos posible. Debido al retraso en la transmisión entre la Tierra y Marte, cuando la NASA confirme el aterrizaje, en realidad habrá tenido lugar varios minutos antes.