Científicos revelaron que el halo de Andrómeda ya está chocando con el de nuestra galaxia.
Con el uso del telescopio espacial Hubble de la NASA, científicos lograron mapear la inmensa envoltura de gas, llamada halo, que rodea a Andrómeda, la galaxia más cercana a nuestra Vía Láctea, también conocida como M31. Los resultados del estudio, el más completo de un halo alrededor de una galaxia jamás realizado, fueron publicados en The Astrophysical Journal.
Los científicos descubrieron que el halo tenue y casi invisible de plasma difuso se extiende a 1,3 millones de años luz de la galaxia y hasta 2 millones de años luz en algunas direcciones, lo que significa que partes del halo de Andrómeda ya están chocando con el halo de la Vía Láctea. Se cree que los halos de esas dos galaxias bastante similares también deben ser muy parecidas. Además, ambas están en curso de colisión y se fusionarán para formar una galaxia elíptica gigante dentro de unos 4.000 millones de años.
“Comprender los enormes halos de gas que rodean a las galaxias es inmensamente importante. Este depósito de gas contiene combustible para la futura formación de estrellas dentro de la galaxia, así como escapes de eventos como supernovas. Está lleno de pistas sobre la evolución pasada y futura de la galaxia, y finalmente podemos estudiarlo con gran detalle en nuestro vecino galáctico más cercano”, dijo la coinvestigadora Samantha Berek, de la Universidad de Yale en New Haven (Connecticut, EE.UU.).
Además, se reveló que el halo tiene una estructura de capas, con dos capas principales de gas. Nicolas Lehner, de la Universidad de Notre Dame en Indiana, quien lideró el estudio, explicó que la capa interior “es mucho más compleja y dinámica”, mientras que “la capa exterior es más suave y caliente”. “Esta diferencia es un resultado probable de que el impacto de la actividad de supernova en el disco de la galaxia afecta más directamente al halo interno”, explica.
A una distancia de 2,5 millones de años luz, la galaxia espiral de Andrómeda está tan cerca de nosotros que en otoño es visible en el cielo como una mancha de luz en forma de cigarro. Si su halo gaseoso pudiera verse a simple vista, sería aproximadamente tres veces más ancha que la Osa Mayor.
En el marco del proyecto AMIGA (Mapa de Absorción de Gas Ionizado en Andrómeda), el estudio examinó la luz de 43 cuásares, los núcleos brillantes y muy distantes de galaxias activas alimentadas por agujeros negros, ubicados mucho más allá de Andrómeda. Los cuásares se encuentran dispersos detrás del halo, lo que permite a los científicos explorar varias regiones.
El inmenso halo de Andrómeda está hecho de gas muy enrarecido e ionizado que no emite radiación que sea fácilmente detectable. Por lo tanto, rastrear la absorción de luz proveniente de una fuente de fondo es una mejor manera de sondear este material, explican en la NASA.
Fuente: RT