La pandemia de COVID-19 ha cerrado los escenarios del mundo. Actores, bailarines, cantantes y toda clase de artistas vieron detenida su área de trabajo, pero ahora comienzan a volver. La respuesta para que los conciertos musicales no sean un peligro en la propagación del virus SARS-CoV-2 es sorprendente.
Mientras la mayoría de los escenarios del mundo continúan suspendidos por tiempo indeterminado, algunos países han empezado a reabrir cines y teatros y varios otros piensan hacerlo pronto.
Producto de la pandemia de COVID-19, el Mundial de Tango en Argentina, por ejemplo, debió realizarse de forma virtual en 2020, mientras que Uruguay se convirtió a fines de junio en el primer país de América Latina en volver a los espectáculos públicos. Pero, ¿cómo puede evitarse que la vuelta del arte presencial no devenga en nuevos focos de contagio del coronavirus?
Investigadores del Reino Unido realizaron un estudio que puede tener la respuesta para quienes se dedican a la música: el secreto puede estar en cuán fuerte se canta. “No se trata de la vocalización, ya sea cantando o hablando: se trata del volumen. Con solo cantar un poco más bajo, realmente se reduce el riesgo”, dijo al diario The Guardian Jonathan Reid, profesor de Química Física de la Universidad de Bristol y coautor de la investigación.
Con una muestra de 25 cantantes profesionales, a quienes se les evaluó la forma de respitar, cantar, hablar y toser en embudos, los investigadores midieron la masa de las gotículas suspendidas en el aire que cada uno produjo. De este modo, descubrieron que los resultados, que variaban entre los participantes, estaban vinculados directamente al volumen.
“Que los cumplas feliz”
Para constatarlo, el equipo pidió a los participantes que cantaran y recitaran el Feliz Cumpleaños a diferentes volúmenes. Al hacerlo, descubrieron que cuando se superaban los 90 o 100 decibeles de volumen, las gotículas emitidas formaban una masa aproximadamente 36 veces más grande si se cantaba, y 24 veces más grande al hablar.
“El volumen de la actividad, ya sea hablar o cantar en voz baja o hablar o cantar en voz alta, es realmente el factor principal que rige la masa de aerosoles que se genera”, señaló Reid y agregó al cantar la masa de aerosoles es ligeramente mayor.
Por su parte, otro de los investigadores, el cirujano de oído, nariz y garganta del hospital Wexham Park, incluyó entre los factores de incidencia de la masa de aerosoles el tamaño del espacio en donde se canta y la ventilación y duración de la vocalización fuerte.
Aun así, la investigación, que está aún sujeta a revisión, solo midió los aerosoles producidos por un individuo a la vez, y no hizo pruebas en consideración de la cantidad de virus que podrían llegar a tener las partículas emitidas.
“Es un buen estudio, pero no exactamente representativo de la dinámica real del coro completo, que realmente necesita más investigación para evaluar verdaderamente el riesgo de vocalizaciones y exhalaciones de canto sincronizado de gran volumen”, dijo a The Guardian Julian Tang, profesor asociado honorario de ciencias respiratorias de la Universidad de Leicester, que no formó parte del trabajo.
Fuente: Sputnik