El equipo del investigador español Mariano Esteban, del Centro Nacional de Biotecnología (CSIC), comenzará la semana que viene a probar en animales un proyecto de vacuna contra la covid-19, según ha informado esta tarde el Ministerio de Ciencia. El prototipo experimental, todavía en una fase muy incipiente, emplea una versión atenuada del virus Vaccinia, ya utilizado en la erradicación de la viruela en la década de 1970, pero con información genética del nuevo coronavirus insertada. El objetivo es lograr una respuesta inmune sin riesgo de desarrollar la enfermedad.
Los ensayos comenzarán con 30 ratones de laboratorio, con la idea de saltar después a ratones modificados genéticamente —humanizados con genes humanos— y más tarde a macacos. Si todo fuera bien, comenzarían las pruebas en un número reducido de voluntarios sanos, después se examinaría su efecto en unas 500 personas en situación de riesgo, como trabajadores sanitarios, y al final se haría un último ensayo a gran escala con miles de personas. Esteban cree que las primeras vacunas podrían llegar, como pronto, dentro de un año o año y medio.
“Existe la posibilidad todavía de que los laboratorios españoles encuentren la primera vacuna que fuera útil para esta pandemia”, declaró el 17 de abril el ministro Pedro Duque, refiriéndose al proyecto de Esteban. El candidato a vacuna del grupo de Esteban, de momento, es solo uno más de los 76 registrados por la Organización Mundial de la Salud. Cinco vacunas experimentales ya se están probando en humanos, como la impulsada por la empresa biotecnológica estadounidense Moderna y la diseñada por la firma china CanSino Biologics.
En el grupo de Mariano Esteban trabajan ocho personas, frente a las 18 que lo hacían en 2008, antes de la crisis económica y los recortes en ciencia. El equipo lleva años investigando vacunas experimentales contra el ébola y el zika, habiendo logrado prototipos “prometedores” en ratones, según detalla Esteban. Contra el virus del chikunguña han llegado incluso a probar una vacuna experimental en macacos. Y el grupo también colabora en un proyecto de vacuna contra el VIH que ya se está probando en humanos.
Otro equipo del Centro Nacional de Biotecnología, dirigido por los virólogos Luis Enjuanes e Isabel Sola, trabaja en otro candidato a vacuna, basado en una versión atenuada del virus SARS-CoV-2, causante de la covid-19. “Nuestro proyecto está basado en el propio virus y usamos una tecnología que ya ha demostrado que funciona a nivel experimental con el SARS y el MERS. El virus se multiplica, pero no se disemina, no puede pasar de una célula a otra. Es lo que se llama un virus suicida y eso lo hace muy seguro”, explicó Enjuanes hace una semana en una entrevista con EL PAÍS. El virólogo tiene los pies en el suelo sobre las posibilidades de que estas iniciativas españolas logren una vacuna eficaz y segura: “Son reducidas, como cualquier proyecto de estas características en una fase inicial”.
Los dos candidatos a vacuna españoles van mucho más retrasados que la primera vacuna experimental contra la covid-19, la desarrollada por la biotecnológica estadounidense Moderna, que comenzó un ensayo en voluntarios sanos el 16 de marzo. El de Moderna es uno de los nueve proyectos financiados por la Coalición para las Innovaciones en Preparación para Epidemias (CEPI), fundada por los gobiernos de Noruega e India, la Fundación Bill & Melinda Gates, el Wellcome Trust y el Foro Económico Mundial. La CEPI calcula que se necesitarán unos 1.800 millones de euros para desarrollar una vacuna contra el nuevo coronavirus. El director técnico de Moderna, el español Juan Andrés, cree que la vacuna no llegará hasta dentro de, al menos, un año.
Fuente: ElPaís