Por Denisse Cabral
En estos momentos de incertidumbre, donde cada día nos alejamos más unos de otros, desde una separación física entre nuestras fronteras, los pilares de la integración y cooperación entre nuestros países deben fortalecerse y prevalecer hoy más que nunca.
“Nuestro mundo se enfrenta a un enemigo común. Estamos en guerra con un virus”, señala el Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres. Una pandemia global ha tocado nuestras puertas, amenazando con desestabilizar nuestras sociedades. El COVID-19 pone a prueba la solidaridad y el compromiso que por tantos años hemos luchado por alcanzar y el cual venimos promoviendo a través del multilateralismo. Ningún país, independientemente de su nivel de desarrollo y de sus fortalezas económicas e institucionales, puede enfrentar solo esta amenaza.
Las acciones locales son insuficientes para combatir una pandemia global. Los países deben trabajar políticas coordinadas, incluyendo ayuda a los menos preparados para afrontar la crisis.
Si algo nos ha demostrado esta pandemia es que los sistemas sanitarios de los países, por sí solos, no están listos para dar respuesta a un fenómeno de esta magnitud. Actualmente, lo vemos en algunos países europeos, donde los hospitales han colapsado y las instalaciones sanitarias no dan a basto. Sin embargo, eso no nos hace ajenos a esa realidad.
Esta crisis requiere de acción inmediata y colectiva, donde el intercambio de conocimientos, técnicas y buenas prácticas nos permitan combatir en conjunto esta pandemia. Los lineamientos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) están cimentados en la cooperación entre los países, entendiendo que esta es la única manera de enfrentar un desafío global de esta escala. Aquí es donde el multilateralismo juega un papel determinante.
En situaciones como esta necesitamos más cooperación e integración entre nuestros países. La República Dominicana es miembro del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), y a través del mismo, después de la reunión virtual extraordinaria de los Jefes de Estado y de Gobierno, del 12 de marzo, se han adoptado importantes medidas en el ámbito regional.
Una de las acciones inmediatas del SICA, fue la gestión del Fondo de Emergencia frente al Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE). El Fondo otorgó un millón de dólares norteamericanos para cada uno de los países miembros del SICA, además se avanza en el Plan de Contingencia que contribuya en la atención sanitaria, el comercio y la reactivación económica de la región.
En una comunidad internacional cada vez más interconectada, no nos podemos dar el lujo de sucumbir ante el miedo y transitar el camino de la exclusión y el aislamiento como naciones, lo que nos llevaría inexorablemente a un futuro estancamiento.
Escribo este artículo desde un aislamiento autoinducido y aunque mi llamado al multilateralismo pueda parecer irónico en estos tiempos, es más que vital entender, que así como cada uno de los ciudadanos ponen de su parte, cumpliendo diariamente con una cuarentena en pos del bien común, los esfuerzos gubernamentales deben ser conscientes de que la cooperación y el multilateralismo trascienden el espectro físico.
Como expresa el Secretario General del SICA, Vinicio Cerezo, “Aunque tengamos que estar físicamente separados, hoy más que nunca debemos estar unidos, como una sola región. Es tiempo de solidaridad, cooperación e integración sin perder la esperanza en el futuro”.
En honor a la verdad, lo único que garantiza la efectividad de cualquier cuarentena es un compromiso conjunto y asimismo deben operar los gobiernos, cada uno, solidariamente, trabajando dentro de sus fronteras, pero en un esfuerzo intrínsecamente colectivo, con visión global.