Nicolás Maduro implementó cambios significativos en su protocolo de seguridad debido a presiones internas y la creciente tensión con Estados Unidos. Ante un clima marcado por sospechas y desconfianza dentro de su círculo cercano, el mandatario ha reducido drásticamente su exposición pública, limitando sus apariciones a eventos convocados con poca anticipación y con audiencias cuidadosamente seleccionadas.
Además, fortaleció su anillo de seguridad con personal cubano, dado el temor a posibles deslealtades dentro de las fuerzas armadas nacionales, afectadas por la depreciación de salarios y la presión externa, según informó Financial Times.
Este ajuste en su esquema de protección también responde a la intensificación del despliegue naval estadounidense en el Caribe, que incluye un aumento en operaciones contra embarcaciones vinculadas al narcotráfico. Expertos militares consideran que estas medidas son protocolos habituales ante una amenaza inminente.
La situación genera incertidumbre política interna y pone a Maduro en una posición de defensa ante posibles acciones militares, mientras dentro del oficialismo crece la preocupación por el futuro político y las negociaciones con Washington, las cuales el líder venezolano niega públicamente pero que siguen siendo tema de análisis entre los expertos.








