Incompetencia que Gobierna el Tránsito: El Desastre de Prohibir los Giros a la Izquierda

Incompetencia que Gobierna el Tránsito: El Desastre de Prohibir los Giros a la Izquierda

Por Ángel Leonel Canó Rodriguez.

El programa “RD se Mueve” ha puesto en marcha una de sus medidas más controversiales: la prohibición de giros a la izquierda en más de 80 intersecciones del Gran Santo Domingo. Esta decisión, que entró en vigor el 1 de julio de 2025, lejos de representar una solución integral al problema del tránsito capitalino, expone la incapacidad crónica de las autoridades de tránsito dominicanas para abordar de manera efectiva la crisis de movilidad urbana que nos aqueja.

La implementación de esta prohibición refleja el enfoque tradicionalmente reactivo de las autoridades dominicanas ante los problemas de tránsito. Las cifras que justifican esta medida son contundentes pero reveladoras de la magnitud del problema: República Dominicana lidera el ranking mundial con una tasa de 65 muertes por cada 100,000 habitantes por accidentes de tránsito, mientras que en 2024 murió una persona cada tres horas por accidentes de tránsito representando 8 personas por día.

Los estudios técnicos indican que más del 50% de las fatalidades por choques vehiculares ocurren en giros a la izquierda, lo que aparentemente justifica la gravosa medida. Sin embargo, estas estadísticas alarmantes exponen precisamente la incapacidad crónica del sistema: en lugar de desarrollar una planificación urbana coherente que aborde las causas estructurales del congestionamiento vehicular, el INTRANT ha optado por medidas paliativas que atacan síntomas, no la enfermedad.

La restricción afecta avenidas críticas como la Winston Churchill, Lope de Vega, Tiradentes y otras vías principales, sin considerar que estas arterias ya presentan deficiencias en su diseño vial y capacidad de flujo. Es evidente que las autoridades han puesto la carreta delante de los caballos, implementando restricciones sin haber mejorado primero la infraestructura vial existente o desarrollado alternativas de transporte público eficientes.

Las cifras de siniestralidad vial en República Dominicana son devastadoras y reflejan décadas de incompetencia institucional. Siendo la tercera causa de muerte en la República Dominicana, el Gran Santo Domingo figura entre las provincias más afectadas por las muertes relacionadas a los accidentes de tránsito, lo que lleva al país a ostentar el deshonroso primer lugar global en mortalidad vial.

Particularmente alarmante es que el 87% de las víctimas son hombres jóvenes, con 585 personas de entre 20 y 29 años fallecidas solo en 2024.

En el contexto de las intersecciones, las autoridades señalan que el 61% de los accidentes ocurren al girar a la izquierda, y que el 50% de los accidentes en intersecciones causan lesiones graves mientras el 20% son mortales.

Sin embargo, estas estadísticas, lejos de justificar la medida restrictiva, evidencian el fracaso sistemático de las autoridades para crear un entorno vial seguro. El problema no radica únicamente en las maniobras de giro, sino en la ausencia de una cultura de seguridad vial, infraestructura deficiente, educación vial inexistente y fiscalización inadecuada.

La prohibición de giros a la izquierda, aunque puede parecer técnicamente justificada, genera consecuencias adversas significativas para los conductores capitalinos. Los ciudadanos se ven obligados a realizar recorridos más largos y complicados para llegar a sus destinos, lo que paradójicamente puede aumentar el tiempo de viaje y el consumo de combustible.

Esta medida penaliza especialmente a los conductores menos familiarizados con rutas alternativas y a aquellos que dependen del transporte privado por la deficiencia del sistema de transporte público.

En lugar de facilitar la movilidad, la restricción la complica, transfiriendo el problema de congestión de unas intersecciones a otras, sin resolverlo de fondo.

La implementación de la prohibición de giros a la izquierda requiere de una infraestructura vial complementaria robusta: flujo bien diseñado, retornos estratégicamente ubicados, señalización clara y vías alternas en buen estado. Sin embargo, Santo Domingo carece de muchos de estos elementos esenciales.

Las autoridades han puesto en marcha la restricción sin garantizar que existan alternativas viables y eficientes para los conductores. Esta falta de planificación integral demuestra la improvisación histórica que caracteriza las políticas de tránsito dominicanas, donde se implementan medidas aisladas sin considerar su impacto sistémico.

Uno de los aspectos más preocupantes de esta implementación es la deficiente campaña de educación y orientación ciudadana. La falta de una estrategia comunicacional efectiva genera confusión entre los conductores, incrementa el riesgo de accidentes y puede provocar un caos vial temporal mientras los ciudadanos se adaptan empíricamente a las nuevas restricciones.

La prohibición de giros a la izquierda se implementa en un contexto donde el sistema de transporte público de Santo Domingo sigue siendo deficiente e ineficiente. Sin alternativas reales de movilidad, los ciudadanos siguen dependiendo masivamente del transporte privado, lo que hace que medidas restrictivas como esta resulten más punitivas que efectivas.

Las autoridades deberían haber priorizado el fortalecimiento del transporte público, la expansión y terminación del Metro de Santo Domingo, y el mejoramiento del sistema de autobuses antes de implementar restricciones adicionales al tránsito vehicular privado.

La prohibición de giros a la izquierda en Santo Domingo representa un ejemplo paradigmático de la incapacidad de las autoridades dominicanas para abordar los problemas de tránsito de manera integral y planificada. Esta medida, implementada de forma aislada y sin el soporte de infraestructura adecuada, refleja un enfoque cortoplacista que intenta buscar resultados inmediatos sin considerar las consecuencias a largo plazo.

El verdadero desafío no radica en prohibir maniobras específicas, sino en desarrollar una visión integral de movilidad urbana que incluya inversión en infraestructura, fortalecimiento del transporte público, educación vial efectiva y planificación urbana coherente. Hasta que las autoridades no abandonen su tendencia a la improvisación y adopten un enfoque sistemático y planificado, medidas como la prohibición de giros a la izquierda seguirán siendo parches costosos e ineficaces que no resuelven los problemas de fondo del tránsito capitalino.

La movilidad urbana requiere soluciones integrales, no medidas aisladas que reflejan la incapacidad de las autoridades para comprender y abordar la complejidad del problema del tránsito en una ciudad en constante crecimiento como el Distrito Nacional.