Hace 25 años, el papa Juan Pablo II realizó un gesto sin precedentes en la historia de la Iglesia Católica al pedir perdón por los pecados cometidos por la institución a lo largo de los siglos.
En una solemne ceremonia en el Vaticano el 12 de marzo del año 2000, el pontífice expresó su arrepentimiento por los errores y abusos cometidos en nombre de la fe, incluyendo la Inquisición, las cruzadas y la discriminación contra distintos grupos.
El discurso de Juan Pablo II marcó un hito en la relación de la Iglesia con la historia y abrió camino a un proceso de reflexión interna sobre su papel en distintos episodios de la humanidad.
Un cuarto de siglo después, su mensaje sigue siendo recordado como un acto de reconciliación y humildad.