El poder de elegir: Las deportistas se rebelan contra los códigos de vestimenta

El poder de elegir: Las deportistas se rebelan contra los códigos de vestimenta

Tras décadas de ‘sexualización desmedida’, las deportistas de alto nivel comienzan a liberarse de algunas prendas incómodas, reivindicando cada vez con más fuerza la posibilidad de elegir.

El deporte se fue abriendo a las mujeres muy progresivamente durante el siglo XX. Y las prescripciones masculinas tienen una larga vida, ya que incluso en 2004 el presidente de la Federación Internacional de Fútbol (FIFA), Sepp Blatter, recomendaba a las jugadoras llevar “pantalones cortos más ajustados” para atraer patrocinadores.

Para Sandrine Jamain-Samson, docente y especialista en la historia de la ropa deportiva, el cambio ocurre “con el cambio de milenio”.

“La palabra se hace visible porque hay otros medios de comunicación”, como las redes sociales, añade. De hecho, varios movimientos han tenido lugar impulsados por las propias deportistas.

– Pantalón corto para las gimnastas –

A finales de enero la Federación Francesa de Gimnasia (FFG) decidió que las niñas podrían “llevar pantalones cortos” en competición, de un máximo de 10 centímetros y “con forma ajustada”, sobre el tradicional maillot.

Suiza lo autoriza desde 2022, en un deporte además sacudido en todo el mundo por casos de violencia sexual, maltratos y privaciones alimenticias que afectan a niñas y adolescentes.

En 2021 el equipo alemán lució trajes completos, autorizados por la federación internacional, durante el campeonato de Europa celebrado en Basilea.

“Cuando comencé la pubertad, tuve mi periodo y empecé a sentirme cada vez más incómoda”, explicó entonces Sarah Voss, miembro de este equipo.

Diseñadora de trajes de gimnasia, Marjolaine Floury observó a continuación “un entusiasmo” hacia los trajes completos, que rápidamente “se desvaneció”, explica a la AFP.

Esta exgimnasta y entrenadora tenía como prioridad dar “la elección” a las gimnastas en un deporte “con costumbres tan establecidas”.

El color también es un tema de debate. En plena Eurocopa femenina, en 2022, jugadoras inglesas y francesas criticaron públicamente el uso de pantalones cortos blancos a causa del periodo menstrual y el temor a mostrar manchas de sangre.

Desde entonces, “en consulta con Nike, nuestro proveedor muy receptivo sobre estas cuestiones, favorecemos al máximo las ‘siluetas’ de partido con pantalones cortos azules”, explicó la Federación Francesa de Fútbol (FFF) a la AFP.

A pequeños pasos, la normativa evoluciona. El torneo de Wimbledon, cuna de la tradición, autoriza ropa interior de color desde 2023.

En los Juegos de París varios equipos de vóley playa dejaron de lado el bikini y optaron por el pantalón corto.

El aspecto aerodinámico de la ropa es frecuentemente subrayado. “Pero nada obliga a las deportistas a mostrar su ombligo, están prácticamente en trajes de baño”, observa Sandrine Jamain-Samson.

¿No ganó la australiana Cathy Freeman los 400 metros en los Juegos Olímpicos de Sídney 2000 con un traje de cuerpo completo con capucha?

Otra prenda que quedó en la memoria: el traje de la tenista Serena Williams -un body negro completo- en la edición de 2018 de Roland Garros, después de su embarazo.

– ‘Sexualización desmedida’ –

Sandrine Jamain-Samson echa un vistazo al pasado. En el tenis, la leyenda francesa Suzanne Lenglen optó por “una falda plisada” que le permitía estirarse, diseñada por el modisto Jean Patou.

“Podía alcanzar pelotas que las otras no podían alcanzar, no es casualidad que se convirtiera en la mejor jugadora del mundo”, explica la académica.

En cuanto a las ciclistas, a finales del siglo XIX cambiaron el vestido o la falda larga por el ‘culotte’.

En algunos deportes, como el fútbol o el rugby, no tuvieron más remedio que recurrir a vestuarios masculinos, a veces sin poder encontrar prendas de su talla.

“A partir de la década de 1960, el cuerpo de las mujeres se concibió como una herramienta para aumentar el interés de un público masculino en los deportes femeninos”, resumía un informe parlamentario francés de junio de 2024 sobre la práctica femenina del deporte, añadiendo que en algunos deportes había “una sexualización desmedida”.

Hace varios años, la surfista brasileña Silvana Lima criticó a los patrocinadores “que buscaban tanto surfistas como modelos”.

Otra problemática: el uso indebido de fotos, de las entrepiernas en particular.

Hasta el punto de que en Japón se desarrolló un textil ‘antivoyeurismo’ para evitar que las fotos de las deportistas fueran utilizadas con fines pornográficos, debido al uso de infrarrojos, informaba el diario Yomiuri Shimbun poco antes de los Juegos de París, en deportes como voleibol, tiro o tenis de mesa.