En la radiografía en blanco y negro, la hoja del cuchillo se recorta claramente en la caja torácica. Se trata de una de las imágenes más fuerte de la exposición que un hospital de Milán dedica a la violencia contra las mujeres.
En la sala de entrada del hospital San Carlo pueden verse una docena de radiografías de una nariz y una muñeca rotas, un dedo dislocados, un tibia y una costilla fracturadas.
Organizada en ocasión del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, este lunes, la exposición, púdica y violenta al mismo tiempo, denuncia la violencia doméstica sufrida por víctimas que llegaron al establecimiento en busca de ayuda.
Fue le cirujana Maria Grazia Vantadori quien tuvo la idea de presentar de este modo una realidad que ha vivido durante tres décadas de ejercer su profesión.
A pesar de que las mujeres llegan ensangrentadas a las urgencias, a veces cortadas o con el rostro quemado con ácido, esta médica de 59 años ha elegido por imágenes más “neutras” como los rayos X, ya que estima que son aún más potentes.
“Quería aportar mi experiencia en esta área, pero no quería que fuese sangriento. Solo quería mostrar algo verdadero, real”, declara Vantadori a la AFP.
“La ventaja de los rayos X es que con ellos somos todos más o menos iguales. Nuestros huesos son idénticos y cada uno de ellos puede ser de cualquier mujer”, explica.
Durante su carrera, el médico dijo haber visto “cientos y cientos” de lesiones de todo tipo en las mujeres, a veces gravísimas.
También cuenta que, incluso ante la evidencia, las víctimas se niegan a menudo a confesar que el verdugo es su compañero, novio o marido, por vergüenza o miedo de perder a sus niños.
En Italia, 142 mujeres fueron asesinadas por la violencia doméstica en 2018, una cifra en alza de 0,7% con respecto al año anterior, según el instituto de investigación italiano Eures.
Estos últimos cinco años, 538.000 mujeres fueron víctimas de abuso físico o sexual por parte de su compañero, según el Instituto Italiano de Estadísticas (Istat).
– “43 puñetazos” –
Una de ellas, cuyo testimonio está presentado en Milán, contó cómo su compañero le aplastó la cara contra la pared de la cocina y le asestó 43 puñetazos. “Conté los golpes para intentar olvidar el dolor. si no, estaría muerta”, confía.
Una de las imágenes más fueres muestra un cuchillo de carnicero hundido en una caja torácica, la de una mujer que “·milagrosamente sobrevivió”, explica Vantadori.
Para intentar pone fin a este ciclo de violencia, el hospital San Carlo ofrece una ayuda completa a las víctimas, a través de un centro que propone apoyo psicológico y servicios sociales, entre ellos ayuda jurídica.
Lo más importante “es que las mujeres sepan que estas estructuras existen”, señala su directora Pavahne Hassebi. Según Istat, había 253 establecimientos como éste en 2017 en la península.
A pesar de que la toma de conciencia aumentó en estás últimas décadas, el fenómeno persiste y no tiene ningún vínculo con el color de piel o clase social, dice Maria Grazia Vantadori.
La indignación por la violencia contra las mujeres creció tras el movimiento #MeToo. En Europa, fue más visible en España y Francia, donde este flagelo fue declarado “gran causa nacional” en 2018.
El sábado, miles de personas manifestaron en Roma contra la violencia machista.
Fuente: AFP