La decencia: atrapada en las redes

La decencia: atrapada en las redes

El lado oscuro de las redes sociales, odio, desinformación y difamación

Por: Aníbal de Castro

Surgió el tema en una reunión del presidente Abinader con directores de medios. Generalizo: las redes sociales, que en sus inicios prometían ser instrumentos de conexión, intercambio de ideas y democratización de la información, han degenerado en muchos casos en auténticas sentinas digitales. El anonimato y la impunidad han convertido estas plataformas en canales de insultos,  difamación y  destrucción de reputaciones sin consecuencias  para los agresores.

Espacios para la interacción son ahora propagadores del odio y la desinformación. Las fake news rompen récord en rapidez, arruinando carreras y vidas antes de que la verdad pueda siquiera abrirse paso. Hay ataques personales organizados que buscan acallar voces, sembrar miedo y desacreditar sin pruebas. Todo un ecosistema tóxico que aniquila el debate.

¿Control? Sí, pero sin censura o limitaciones a la libertad de expresión. Las grandes plataformas han demostrado  ineficacia en el combate contra la difamación y el acoso. Los Estados quedan compelidos a intervenir con regulaciones que obliguen a las empresas tecnológicas a asumir responsabilidad sobre el contenido que permiten, tal como ocurre con otros medios de comunicación. La Europa comunitaria ha dado el ejemplo.

Indispensable perseguir a los infractores y endurecer las sanciones contra la difamaciónen redes. Debe exigirse mayor transparencia en los algoritmos que amplifican el odio y la mentira, y  educar a la población en el uso responsable de la comunicación, rescatando el pensamiento crítico atascado en el cieno digital.

En democracia no cabe territorio sin ley. La libertad de expresión es un derecho, no un escudo para la calumnia. Apena que  la ganancia tecnológica se sacrifique en el altar de la impunidad. Limpiemos las cloacas digitales y devolvamos la dignidad a la conversación pública.

Fuente: DiarioLibre