Mientras los líderes mundiales buscaban el sábado una forma de sancionar a Corea del Norte tras el ensayo que acercaría a Pyongyang a su objetivo de lograr un misil con carga nuclear que pueda llegar a territorio continental estadounidense, las dos Coreas se encaminan a un enfrentamiento al estilo de los de la Guerra Fría que han definido su relación las siete últimas décadas.
La advertencia de un alto cargo del partido gobernante en Corea del Norte apuntando que las emisiones propagandísticas de Seúl han puesto a la península de Corea "al borde de la guerra", es una muestra clara de la retórica exagerada de Pyongyang. Pero es también un indicio del enfado real que causan en el norte los mensajes, que critican su venerada dictadura.
Seúl retomó las emisiones de propaganda transfronteriza el viernes por primera vez en casi cinco meses. Pyongyang dice que esta acción equivale a un acto de guerra. Cuando las autoridades surcoreanas retomaron brevemente los mensajes el pasado agosto, tras un parón de 11 años, dijeron que los dos países intercambiaron fuego de artillería.
Además de la advertencia sobre la guerra, el secretario del Partido de los Trabajadores, Kim Ki Nam, dijo en declaraciones a la televisora estatal el viernes que los rivales de Pyongyang están "celosos" de su éxito en la prueba de la bomba H. Muchos gobiernos y expertos internacionales dudan si la explosión registrada el pasado miércoles se corresponda con la de una poderosa bomba de hidrogeno.
Soldados surcoreanos presentes en los cerca de 10 puntos desde donde se emite la propaganda, están en alerta máxima aunque no se ha detectado ningún movimiento inusual de Corea del Norte en la frontera, dijo un funcionario surcoreano de Defensa que pidió no ser identificando citando normas del departamento.
La agencia de noticias surcoreana Yonhap reportó que Seúl ha desplegado misiles, artillería y otros sistemas bélicos cerca de la frontera para responder rápido a cualquier posible provocación norcoreana. Defensa no confirmó la información.
Las autoridades explicaron que los mensajes surcoreanos pueden llegar a unos 10 kilómetros (6 millas) de distancia durante el día, y a 24 kms (15 millas) en la noche. Alcanzan a gran parte de la amplia fuerza militar desplegada junto a la frontera y a residentes en localidades fronterizas como Kaesong, donde los dos países gestionan un polígono industrial que es una importante fuete de efectivo para el empobrecido Norte.
Seúl tiene previsto emplear también altavoces portátiles para emitir desde una pequeña isla a solo unos kilómetros (millas) de la costa de su rival.
Si bien las difusiones propagandísticas de Corea del Sur incluyen también noticieros y música pop, gran parte del contenido es un desafío a la autoridad hegemónica del régimen norcoreano.
"Esperamos que nuestros compatriotas coreanos en el Norte puedan vivir lo más pronto posible en una sociedad que no oprima las vidas individuales", señaló uno de los mensajes con voz femenina, según la prensa surcoreana. "Las dictaduras tratan incluso de controlar los instintos humanos".
Podrían pasar semanas, o incluso más tiempo, hasta que se pueda confirmar o refutar el anuncio de Corea del Norte acerca de un exitoso ensayo nuclear con una bomba de hidrógeno, que podría suponer un importante e inesperado avance para su, por el momento, limitado arsenal nuclear. Incluso una prueba con una bomba atómica, un arma menos sofisticada y potente, aceraría a sus científicos e ingenieros al objetivo de construir una ojiva nuclear lo suficientemente pequeña como para entrar en un misil que pueda llegar a territorio continental estadounidense.
El Instituto Coreano de Seguridad Nuclear dijo que detectó una pequeña cantidad de elementos radioactivos en muestras de aire recogidas en el este de la península tras al explosión, pero la proporción era demasiado baja como para determinar si Pyongyang detonó realmente un arma nuclear. El centro seguirá recopilando y analizando muestras.