Un nuevo caso de abusos sexuales sacude a la Iglesia de Inglaterra

Un nuevo caso de abusos sexuales sacude a la Iglesia de Inglaterra

La Iglesia de Inglaterra, que en noviembre se vio sacudida por la renuncia de su líder por un caso de abusos sexuales a menores, estaba de nuevo en crisis el lunes tras las revelaciones sobre su sucesor en el cargo, el arzobispo de York.

Los hechos revelados por BBC se remontan a 2010, cuando Stephen Cottrell, hoy número 2 de la institución, era obispo de Chelmsford, en el sureste de Inglaterra.

Se le acusa de haber mantenido en el cargo a un sacerdote, David Tudor, a quien la Iglesia le había prohibido estar a solas con niños tras varios casos de agresión sexual.

Cottrell dijo el lunes que “lamentaba profundamente que no pudiéramos tomar medidas antes”, pero defendió sus acciones.

“Suspendí a David Tudor de su cargo en la primera oportunidad, cuando una nueva víctima se presentó a la policía en 2019”, dijo.

Tudor fue expulsado del ministerio hace dos meses, después de admitir haber tenido relaciones sexuales con dos niñas, una de ellas de 15 años, indicó BBC.

En total, al menos siete mujeres afirman haber sido agredidas sexualmente por el sacerdote cuando eran niñas.

Según BBC, una de ellas recibió una compensación de “seis cifras” de la institución en 2019, y otras presentaron una denuncia civil.

Tudor ofició para la Iglesia de Inglaterra durante más de 46 años, en Londres y en el este del país, escalando posiciones en la institución gracias a sus sermones considerados carismáticos.

“La falta de acción en este caso socava completamente la credibilidad” del arzobispo de York, dijo a BBC la obispa de Newcastle, Helen-Ann Hartley.

“¿Cómo podemos tener la autoridad moral y ética para dirigir una institución en tales condiciones?”, añadió.

Los llamados de dimisión del arzobispo Cottrell son un nuevo golpe para la Iglesia de Inglaterra, cuestionada por encubrir agresiones físicas y sexuales a más de un centenar de niños cometidas durante décadas por un abogado vinculado a la institución.

Este caso provocó la dimisión del dignatario más antiguo de la Iglesia, el arzobispo de Canterbury Justin Welby.