La esclavitud moderna sigue siendo un problema alarmante y en aumento. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en 2021 había 50 millones de personas viviendo en esta condición, 10 millones más que en 2016. Este concepto incluye prácticas como el trabajo forzoso y el matrimonio forzado, caracterizadas por situaciones de explotación de las cuales las víctimas no pueden escapar debido a amenazas, coerción, engaños o abuso de poder. Las mujeres y los niños son los grupos más afectados por estas prácticas.
El trabajo forzoso es una de las formas más extendidas de esclavitud moderna. En 2021, se identificaron 27,6 millones de personas en esta situación, con un aumento de 2,7 millones desde 2016. La mayoría de los casos son impuestos por el sector privado (86%), donde la explotación laboral representa el 63% y la explotación sexual el 23%. Las regiones con mayores cifras son Asia y el Pacífico, seguidas por Europa y Asia Central, y África. Sin embargo, la prevalencia por población es más alta en los Estados Árabes, con 5,3 casos por cada mil personas.
El matrimonio forzado es otra forma de esclavitud moderna, afectando de manera desproporcionada a mujeres y niñas. Más de la mitad de estos casos se producen en países de ingresos medios y altos, lo que evidencia que la esclavitud moderna no es exclusiva de las naciones más pobres. Además, estas prácticas suelen estar vinculadas a tradiciones culturales o religiosas que perpetúan desigualdades y discriminación.
El trabajo forzoso genera beneficios económicos ilícitos estimados en 236,000 millones de dólares anuales. Estos ingresos, producto de la explotación, no solo perjudican a las víctimas al negarles su salario, sino que también erosionan los ingresos fiscales de los gobiernos, fortalecen redes delictivas y socavan el Estado de Derecho. Según el informe de la OIT, esta lucrativa actividad ha experimentado un aumento significativo en la última década.
El Día Internacional para la Abolición de la Esclavitud, conmemorado cada 2 de diciembre, fue instituido para sensibilizar al mundo sobre estas formas contemporáneas de esclavitud. La fecha recuerda la adopción en 1949 del Convenio para la Represión de la Trata de Personas y de la Explotación de la Prostitución Ajena. Este día se centra en combatir prácticas como la trata de personas, el trabajo infantil, el matrimonio forzado y el reclutamiento de niños en conflictos armados, buscando erradicar estas violaciones a los derechos humanos.