La última ronda de negociaciones para lograr un tratado mundial contra la contaminación por plásticos empezó este lunes en Busan, Corea del Sur, en una “semana crucial” que tiene lugar tras el caótico cierre en Bakú de la COP29 sobre el clima.
“Esta conferencia es mucho más que la redacción de un tratado internacional. Es la humanidad la que se moviliza ante una amenaza existencial”, afirmó en la apertura el diplomático ecuatoriano Luis Vayas Valdivieso, que preside las conversaciones.
“Las decisiones que tomaremos en los próximos siete días marcarán la historia”, añadió, al día siguiente de que la COP29 sobre el clima se saldara con un acuerdo que decepcionó a los países en desarrollo.
La contaminación por plásticos está tan extendida que se ha detectado hasta en las nubes, en las fosas oceánicas más profundas y en prácticamente todas las partes del cuerpo humano, incluido el cerebro y la leche materna.
Aunque todo el mundo reconoce la existencia del problema, las opiniones divergen radicalmente sobre la forma de combatirlo.
Las delegaciones en Busan cuentan con una semana para ponerse de acuerdo en cuestiones delicadas como el tope de la producción de plástico, la posible prohibición de sustancias químicas tóxicas o la financiación de medidas que se incluirán en el tratado.
“Existen verdaderas divergencias en varios asuntos clave”, reconoció el domingo Inger Andersen, jefa del programa de las Naciones Unidas para el medioambiente.
“Estoy convencida de que podemos lograrlo, pero hará falta que todo el mundo ponga de su parte”, añadió.