Los responsables de las mortíferas explosiones de bíperes en Líbano, que afectaron en buena medida a miembros del movimiento proiraní Hezbolá el martes pero también a civiles, “deberán rendir cuentas”, avisó este miércoles el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk.
“El ataque simultáneo a miles de personas, ya sean civiles o miembros de grupos armados, sin saber quién estaba en posesión de los aparatos atacados, dónde se encontraban o en qué entorno estaban en el momento del ataque, constituye una violación del derecho internacional de los derechos humanos, y en la medida en que es aplicable, del derecho internacional humanitario”, dijo Türk en un comunicado.
La explosión simultánea en distintos puntos de Líbano de estos dispositivos utilizados por Hezbolá causó 12 muertos y unos 2.800 heridos, cientos de ellos miembros del movimiento islamista proiraní, según dijo este miércoles el ministro libanés de Salud, Firass Abiad, al ofrecer un balance actualizado.
Cerca de 300 heridos están en situación “crítica”, y entre los muertos hay un niño y una niña, añadió el ministro.
Hezbolá, su padrino político Irán y varios analistas de seguridad apuntaron a Israel, que por su lado no comentó el incidente.