La grafía adecuada de la expresión latina que se emplea para designar, entre otras cosas, aquello que se hace libre y voluntariamente es motu proprio, no (de) motu propio.
Sin embargo, en la prensa se encuentran frases como «A través de un motu propio, un documento papal, el pontífice decidió reformar la influyente organización católica», «El jugador decidió de motu propio desplazarse con sus compañeros» o «Varios trabajadores decidieron abandonar el estudio de motu propio como medida de protesta».
Motu proprio —con una r tras la segunda p— es la fórmula latina que se emplea como sustantivo para referirse a la ‘bula pontificia o cédula real expedida motu proprio’ y como locución adverbial con el significado de ‘voluntariamente o por propia iniciativa’. Tal y como señala el Diccionario panhispánico de dudas, con este último sentido, es incorrecto anteponer la preposición de.
Además, se recuerda que, según la Ortografía de la lengua española, este tipo de latinismos crudos se escriben en cursiva o, si no se dispone de este tipo de letra, entre comillas.
Por lo tanto, en los ejemplos anteriores habría sido preferible escribir «A través de un motu proprio, un documento papal, el pontífice decidió reformar la influyente organización católica», «El jugador decidió motu proprio desplazarse con sus compañeros» y «Varios trabajadores decidieron abandonar el estudio motu proprio como medida de protesta».