Anoche mismo, en el estrecho de Bab-el-Mandeb, la “puerta de las lamentaciones” que une el golfo de Adén con el mar Rojo, un petrolero noruego fue blanco de misiles disparados desde Yemen. Este fin de semana, la marina francesa intervino para interceptar aviones no tripulados. El sábado 9 de diciembre, los rebeldes hutíes advirtieron de que atacarían cualquier barco que se dirigiera a Israel si no se prestaba ayuda a la población de Gaza.
A pesar de estas crecientes tensiones, la navegación en la zona prácticamente no ha cambiado. Pero el tráfico hacia Israel está gravemente interrumpido. El puerto de Eilat, en el Mar Rojo, ha visto caer en picado sus beneficios. Los buques que tradicionalmente utilizaban el Canal de Suez para llegar a los puertos israelíes del Mediterráneo están siendo desviados, lo que aumenta la duración y el coste del viaje. Las aseguradoras aplican un recargo a todos los transportes con origen o destino en el Estado judío. Si el conflicto se recrudeciera, el comercio mundial se vería gravemente afectado.
Se teme un aumento del volumen de mercancías
El 12% de las mercancías pasan por el Canal de Suez. Es una ruta importante para los hidrocarburos: el 10% de los productos petrolíferos, el 5% del petróleo crudo y el 8% del gas natural licuado viajan por esta ruta. Es una ruta clave para el abastecimiento energético de Europa. También es una ruta vital para el comercio de cereales, ya que el 7% de los cargamentos a granel pasan por el Mar Rojo. Si se bloqueara el estrecho de Bab-el-Mandeb, podría producirse un nuevo aumento del tráfico de mercancías. Egipto, que depende en gran medida de los ingresos del Canal de Suez, sería el primer país afectado.
Estos riesgos son tanto más preocupantes para el sector del transporte de mercancías cuanto que el Canal de Panamá, la otra gran ruta de tránsito de mercancías, funciona a un ritmo más lento debido a la sequía, que reduce el calado desde hace varios meses. Esto está limitando el paso de los barcos.
A veces hay que esperar hasta dos semanas para navegar por el canal. Hartos de los tiempos de espera, los armadores han desviado algunos de sus buques por Suez, alargando el viaje cinco días más. Si al final hay que evitar el Mar Rojo y circunvalar África por el Cabo de Buena Esperanza para viajar entre Asia, Europa y América, las cadenas de suministro volverán a ponerse a prueba.
Tras la Organización Marítima Internacional (OMI), fue ahora la Cámara de Comercio de Armadores de Chipre la que hizo ayer un llamamiento a los gobiernos.
La OMI pidió el cese inmediato de los ataques. La Cámara Naviera de Chipre, que agrupa a los armadores, apoyó este llamamiento e insiste ahora en la seguridad de los marinos. Algunos fletadores han contratado guardias armados. Han sido entrenados para luchar contra la piratería frente a las costas de Somalia, pero no para responder a los ataques de drones. Ante esta amenaza, la única respuesta adecuada es la militar.
RFI