La subida del nivel del mar amenaza la existencia de las Maldivas, donde el agua potable empieza a escasear, pero el nuevo presidente de este archipiélago del océano Índico se niega a reubicar a su población en el extranjero.
El presidente Mohamed Muizzu propone, en cambio, un ambicioso programa de rehabilitación de las tierras y elevación de las islas, una iniciativa criticada por las organizaciones medioambientales.
Alrededor del 80% del archipiélago de las Maldivas está situado a menos de un metro por encima del nivel del mar. Es uno de los países más amenazados por el aumento del nivel del mar debido al cambio climático.
El panel de expertos sobre el clima de la ONU (IPCC) ya advirtió, en 2007, que un alza de 18 a 59 cm haría que las Maldivas fueran prácticamente inhabitables antes del fin de siglo.
El país, que está compuesto por 1.192 islas coralinas diseminadas en unos 800 km en el océano Índico, es un conocido destino del turismo de lujo.
Poca agua dulce
El expresidente Mohamed Nasheed (2008-2015) inició su mandato advirtiendo a la población que podrían convertirse en los primeros refugiados climáticos del mundo.
Intentó que el archipiélago ahorrara lo máximo para poder comprar tierras en India, Sri Lanka o más lejos, en Australia, para poder reubicar a los habitantes.
Pero su sucesor ha prometido que la población no tendrá que abandonar el país.
“Si tenemos que aumentar la superficie habitable para vivir o para las actividades económicas, podemos hacerlo”, explica en una entrevista a la AFP Muizzu, de 45 años, desde la capital, Malé, protegida por diques de hormigón.
“Somos autosuficientes para cuidar de nosotros mismos”, dice este ingeniero formado en el Reino Unido.
Australia anunció a principios de noviembre que ofrecería asilo a los ciudadanos de Tuvalu, un pequeño archipiélago en el océano Pacífico también amenazado por la subida del nivel del mar.
Muizzu rechaza de pleno esta opción.
“Puedo decir de forma categórica que no necesitamos para nada comprar ni alquilar tierras a ningún país”, afirma. Los diques garantizarán “una isla segura”, insiste.
Pero, los problemas ya empiezan a ser visibles, como la disminución de agua dulce, debido a la infiltración de la sal en los suelos.
“Cada isla de las Maldivas se está quedando sin agua dulce”, advierte Shauna Aminath, de 38 años, ministra de Medio Ambiente en el anterior gobierno.
Críticas medioambientales
La mayoría de las 187 islas habitadas del archipiélago dependen de plantas desalinizadoras, muy caras, precisa la exministra.
“Encontrar medios para proteger a nuestras islas forma parte de nuestra manera de intentar adaptarnos a estos cambios”, añade.
Un tercio de los 380.000 habitantes del país vive en la capital, Malé, uno de los territorios más densamente poblados del mundo, con 65.700 personas por km2, según el ministerio de Medio Ambiente.
Un dique gigante ya protege a la ciudad, pero el nuevo presidente considera que hay posibilidades de expansión en otras partes.
En las últimas cuatro décadas, los proyectos de rehabilitación ya permitieron aumentar la superficie del país (300 km2) un 10%.
Muizzu tuvo un papel importante en esta iniciativa, como ministro de la Construcción durante siete años. Supervisó la expansión de la isla artificial de Hulhumale, donde viven unas 100.000 personas en el doble de la superficie de Malé.
Pero las organizaciones de defensa medioambiental y de derechos humanos advierten que este programa, por mucho que sea necesario, debe llevarse a cabo con precaución.
Human Rights Watch (HRW) criticó recientemente a las autoridades del país por no respetar sus propias leyes medioambientales, “aumentando los riesgos de inundación y otros daños causados a las comunidades insulares”.
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