Taylor Swift lo hizo de nuevo. La cantautora estadounidense brilló en su segunda función en Argentina, donde revalidó sus credenciales del primer concierto y sorprendió a sus fans con algunos detalles fuera de contexto. Se emocionó con el cariño del público argentino y cayó rendida ante tanta devoción. Y les regaló una de las mejores noches de sus vidas.
Lo más saliente de esta jornada fue la presencia de Travis Kelce. El jugador de fútbol americano llegó el viernes a Ezeiza y luego de la improvisada noche libre por la tormenta que postergó el recital, fue al Monumental a ver a su novia y siguió las alternativas del concierto desde una de las carpas vip.
Allí se lo vio conversando muy animadamente con su suegro Scott, bailando al compás de las canciones, comiendo algunos snacks y coreando el nombre de su novia, como lo hicieron las miles de almas que coparon el estadio para el espectáculo producido por DF Entertainment.
Pero lo más saliente ocurrió al final del show. Con los acordes de “Karma” aún flotando en el ambiente, la cantautora bajó rauda las escaleras del escenario y se dirigió a los camarines saludando a su público. Allí, bajo la ovación de la multitud, la esperaba Travis. Al divisarlo, apuró el paso y se fundieron en un abrazo y un apasionado beso que provocó la ovación de quienes tuvieron el privilegio de presenciarlo.
El resto del estadio, todavía en shock por las más de dos horas de concierto, se preguntó que podría haber sucedido para semejante explosión. En redes sociales, ya era tendencia el beso entre la cantante y el deportista, la escena más hermosa de la comedia romántica que se puede contar por estos días en Buenos Aires.