Colombia, una delegación nostálgica y en crisis para los Panamericanos

Colombia, una delegación nostálgica y en crisis para los Panamericanos

Colombia se aferra al recuerdo lejano de sus glorias en el deporte y al talento del atleta Anthony Zambrano para soñar en los Panamericanos de 2023, en medio de una crisis dirigencial que asfixia los recursos públicos de la delegación.

El medallista de plata en la prueba de los 400 metros en Tokio-2020, de 25 años, es el rostro visible junto a la bicicrosista Mariana Pajón y los boxeadores Íngrit Valencia, Jenny Arias y Yuberjen Martínez de las decenas de deportistas colombianos que competirán a Santiago, varios de ellos tras meses de quejarse por falta de apoyo estatal.

A los reclamos de los atletas se sumaron las federaciones, que manifiestan atravesar tiempos oscuros en el camino a París-2024 y coinciden en señalar a una misma responsable: María Isabel Urrutia, ministra del Deporte hasta febrero.

Medallista de oro en halterofilia en Sídney-2000 y actualmente investigada por la fiscalía por presunta contratación irregular, Urrutia modificó la forma con la que el gobierno entregaba recursos a los aspirantes a ir a los Juegos Olímpicos, una iniciativa que según las denuncias derivó en que el dinero no llegara.

“Estamos en punto cero (…) Hay muchas federaciones que están pasando dificultades”, dijo recientemente el presidente del Comité Olímpico Colombiano, Ciro Solano, a la emisora Antena 2.

Nostalgia

Colombia se dará por bien servida en la capital chilena si Anthony Zambrano revalida su medalla dorada de 2019 y deja atrás las lesiones que lo han atormentado desde que se subió al podio en Japón.

La “saeta”, como se hace llamar el oriundo del departamento desértico de La Guajira (norte) que inició a correr con los pies descalzos, estuvo a 23 centésimas de segundo de obtener el oro olímpico y es la figura en solitario del atletismo colombiano tras el retiro de la saltadora Caterine Ibargüen, en 2021.

También podrá celebrar si araña preseas en el ciclismo, un deporte en el que no encuentra un recambio a la generación de Rigoberto Urán y Nairo Quintana, y si Íngrit Valencia (bronce en Río-2016) y Yuberjen Martínez (plata en las mismas justas) hacen quedar en alto su boxeo.

Aún más si el taekwondista Miguel Ángel Trejos propina los golpes certeros para escalar al podio y si la bicampeona olímpica Mariana Pajón ratifica ser la ‘reina del BMX’ a sus 31 años.

La pedalista es una de las principales críticas de la gestión de la exministra Urrutia.

Previo a los Juegos Centroamericanos y del Caribe de mediados de ese año, Pajón aseguró que estaba financiando de su bolsillo los gastos de preparación.

“No puedo quedarme esperando qué pasa en el Ministerio y perder el cupo (a Olímpicos). He sido responsable con los recursos que he ganado en mi carrera y no quiero imaginar lo que está pasando otros deportistas”, se quejó en una entrevista con Caracol Radio.

Limbo

Este año, directivos de las federaciones de boxeo, gimnasia, atletismo y ciclismo también han protestado públicamente por lo que consideran un riesgo para el futuro del deporte colombiano, que había tocado su techo en Río-2016. En Brasil fueron ocho preseas, tres de ellas de oro en disciplinas del atletismo y el levantamiento de pesas. En Tokio, cinco, pero ninguna dorada.

“Hoy no sabemos qué está pasando con nuestros atletas. La preparación está en el limbo”, añadió el presidente del COC en conversación con el diario El Tiempo.

Con la fortuna de que sus integrantes no tienen que depender directamente de los recursos públicos para su entrenamiento, gracias a que están vinculadas a clubes extranjeros, dos equipos sueñan con medallas.

Estas son, la selección de fútbol femenina, que llega con aire en la camiseta tras su histórico logro de llegar a los cuartos de final de un Mundial, celebrado este año en Australia y Nueva Zelanda, y la de voleibol, que en 2022 participó por primera vez en una Copa del Mundo de esa disciplina.

© Agence France-Presse