El jurista y catedrático Namphi Rodríguez destacó el papel de los profesores de Derecho Constitucional en la defensa de la Carta Fundamental al recordar “la Constitución de 1963 sucumbió porque el profesorado, las élites políticas y los grupos económicas le dieron la espalda”.
Al dejar inaugurado el ciclo académico de la Maestría en Derecho Constitucional y Procesal Constitucional de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), Rodríguez subrayó que “esa Constitución fue el resultado de una de las pocas constituyentes que hemos tenido en nuestra historia y representó el despertar dominicano; contenía un plexo de derechos sociales, civiles y políticos sin precedentes, prohibía la reelección y proclamaba la libertad de religiosa”.
Reseñó que en los primeros artículos de la Constitución se contenían principios fundamentales como la protección de la dignidad humana, la eliminación de los obstáculos que limitaban la igualdad, se procuraba erradicar la mendicidad y los vicios sociales, al tiempo que se concebía la iniciativa privada y el derecho de propiedad al servicio del bienestar del conglomerado.
Empero, el catedrático advierte que la Carta Política de Juan Bosch sólo pudo sostenerse cinco meses y no encontró defensores porque chocaba con la ideología de los profesores de Derecho Constitucional de la época, quienes se habían formado en la dictadura de Rafael L. Trujillo, “por lo que muchos seguían mirando hacia el pasado”.
“Esa Constitución sucumbió porque no fue defendida por los juristas y la negaron las élites intelectuales de la época educadas durante la larga noche de 31 años de la dictadura y se mantenían anclados en el providencialismo del gobernante”, lamenta.
A ese componente, agrega, hay que sumar que una parte del empresariado criticó la prohibición a extranjeros de adquirir tierras y el clero católico manifestó su oposición a la interpretación que se dio al Concordato.
“La sumatoria de todos esos factores llevaron a una facción de las Fuerzas Amadas a perpetrar el nefasto golpe de Estado del 25 de septiembre de 1963, que terminó con la Constitución y con el gobierno de Bosch”, agregó.
Pedagogía cívica
Rodríguez, autor de varias obras bibliográfica sobre el tema constitucional, destacó que “la pedagogía cívica de los juristas y profesores de Derecho Constitucional es esencial para la conciencia de las élites y para la defensa ciudadana de las constituciones”.
Advirtió que una Constitución que ignoren los ciudadanos y cuyo recto cumplimiento no obedezca a un pacto social entre los poderes públicos que la aplican y las élites políticas, intelectuales y sociales está destinada a zozobrar.
“La Constitución muere cuando el profesorado y los constitucionalistas se mantienen escépticos y distantes de sus postulados. Nosotros, los profesores, somos los predicadores, oráculos o portavoces del dogma y de las instituciones constitucionales. Las constituciones sucumben si los profesores de Derecho Constitucional no la predicamos”, acota.
Advenimiento de Hitller
Para ilustrar lo que llama la “desafección a la Constitución” de las élites académicas e intelectuales, Namphi Rodríguez cita la Constitución dominicana de 1963 y la Constitución alemana de Weimar, de 1919, que creó la República Federal de esa nación.
“Hans Kelsen, el gran mentor y defensor de la Constitución, se encontró con un valladar en el profesorado encabezado por Carl Schmitt y Rudolf Smend, quienes encabezaban una legión de constitucionalistas que defendían una suerte de monarquía constitucional que dio al traste con esa Constitución y abrió el claro oscuro del advenimiento del nazismo”, apunta sobre la Constitución alemana.
Reseña que ese grupo de juristas negaba el positivismo de Kelsen y el imperio de la Constitución sobre el monarca, lo que dio paso al advenimiento de Adolfo Hitller.