Los dominicanos están invictos en la Copa del Mundo (3-0) y desde que asumió el Che García (12-0), semanas después de haber sido despedido de Argentina, tras una noche larga y situaciones que enojaron a jugadores y dirigentes. ¿Por qué potencia a cada selección y no pudo con la suya?
Tiempo muerto de Dominicana. Karl Anthony Towns, la superestrella NBA del equipo, tiene dos foules y no quiere salir contra Italia. Pero el Che García se impone. Le dice que va a poner a Eloy Vargas durante dos minutos para preservarlo de que no cometa otra falta que lo deje complicado por el resto del partido y la explicación es simple y contundente: tiene más experiencia en este tipo de partidos, distintos a los NBA. El bahiense es así. Habitualmente muy carismático, un DT jugadorista que se “compra” a sus dirigidos, pero que a la vez no tiene problemas en imponerse, incluso por sobre los de más nombre y cartel, en este caso la figura de Minnesota Wolves que decidió, después de años, jugar para su seleccionado. “Es uno de los mejores entrenadores del mundo. No solo es entrenador de básquet, es un entrenador de la vida. Es el líder de nuestro equipo, el capitán”, fue el enorme elogio que le regaló Towns. No fue el único.
-Ellos me hacen sufrir toda la semana, pero los quiero mucho porque son disciplinados y siguen mis instrucciones. Y luego, en los partidos, me hacen feliz. Por eso amo a mis jugadores.
-Y nosotros te amamos a vos, no importa qué pase…
Conferencia de prensa post victoria ante Italia. El bahiense habla de cómo es dirigir a Dominicana. Dice que los jugadores lo hacen renegar en los entrenamientos, pero que en los partidos lo hacen feliz, porque siguen sus instrucciones.
-Por eso realmente amo a mis jugadores.
-Y nosotros te amamos a vos, no importa qué pase…
Andrés Feliz, la otra gran figura del equipo, escucha lo que dice el Che y replica, resumiendo lo que el plantel aprecia lo que hace el argentino. Desde la asunción de García, en septiembre del 2022, poca semanas después de su despido de nuestra Selección, los caribeños están invictos. 12-0 es el récord, si se cuentan el 4-0 en las ventanas clasificatorias al Mundial -incluido el triunfazo en Mar del Plata que nos dejó sin Copa del Mundo-, el 5-0 en los Centroamericanos y ahora el 3-0 en el Mundial que le permitió terminar primero en su zona, por sobre Italia, el favorito.
Dominicana, sin dudas, es la sensación del torneo. Ya había pasado algo similar hace cuatro años, en China, cuando Dominicana avanzó a la segunda ronda por primera vez en su historia. Aquella vez fue segundo, ahora primero. Antes, el Che lo había hecho también con Venezuela, otra selección a la que potenció. La Vinotinto tiene más historia que la dominicana, pero llevaba años sin codearse con los mejores y el argentino, con el mismo estilo que vemos ahora, cautivó y potenció hasta transformar a Venezuela en un equipo sólido, rocoso, físico, que mejoró hasta el punto de ganar el Preolímpico 2015, en México. Venció a la Canadá de los NBA en la semifinal, logrando el boleto para Río, y luego venció en la final a la Argentina de Scola y Campazzo.
Está claro que el Che, un talento en la dirección técnica, sabe cómo amargar a su país… Lo repitió el fatídico 28 de febrero pasado, cuando Dominicana volvió de 17 puntos y ganó en el Poli marplatense, generando un enorme cimbronazo para Argentina, un fantasma que volvió hace días, cuando el seleccionado perdió otro partido decisivo, esta vez en Santiago del Estero ante Bahamas, quedando así sin chances de llegar a París 2024.
Para García, que festejó como loco y en andas en el medio del Poli, fue una revancha luego de haber sido despedido del seleccionado luego de una noche demasiado larga que hizo enojar a todos, especialmente a los jugadores y dirigentes, que horas después decretaron su despido disfrazado de alejamiento del cargo por mutuo acuerdo. Aquel día siguiente, con faltazo a la práctica y una errática dirección técnica durante el partido ante Bahamas, que se vio por TV, sobre todo en los minutos, decretó su salida del seleccionado. Mucho rumor y crítica hubo, tras el error del entrenador, a la dirigencia por haberlo elegido para este momento y para el bahiense por su comportamiento.
El Che eligió el silencio y, tras ganar en Mar del Plata, dijo que no era una revancha. Sólo días después, en radio La Red, dio parte de su versión. “Sólo dos personas sabemos bien lo que pasó: a una no la voy a nombrar y la otra soy yo”, arrancó en referencia a él y, muy probablemente, a Fabián Borro, presidente de la Confederación Argentina. “Ni esa persona ni yo vamos a decir nunca lo que pasó. Pactos son pactos. Después, lo que diga el resto, son todas conjeturas”, dijo, generando mayor confusión al tema. Pero lo más complejo llegó después. “De la Selección me sacaron porque me tenían que sacar. No sé si me echaron los dirigentes o los jugadores. Me hicieron una cama simpática…”, tiró, como a la pasada, una bomba que explotó cerca de los referentes del equipo.
Nadie habló, salvo Andrés Nocioni, el guerrero de la Generación Dorada que no se quedó callado. “Me parece que, si la Selección decidió sacarlo, algo malo habrá hecho. No creo que se tome una decisión tan drástica en medio de un proceso así porque sí y él lo tiene que reconocer. Vi unas declaraciones de ‘un despido simpático’ dice que fue, no sé, evaluá qué hiciste vos para que pase eso también”, sentenció luego de aclarar que el Che le parece “un tipazo, un crack, un buen tipo, con quien siempre tuve la mejor onda”.
Con estos resultados del Che con Dominicana se reabre la herida, que está demasiado en carne viva luego de seis meses fatídicos que incluyeron no poder entrar al Mundial y encima quedarse sin chances olímpicas, por primera vez en cuatro décadas, por primera vez desde la creación de la Liga Nacional, la que fue la cantera nacional hasta su actualidad lejos del mejor nivel.
“A la Selección argentina le di lo mejor. Gané 11 partidos y perdí sólo dos”, se defendió. Es verdad, pero en parte. Una de esas derrotas, ante Venezuela en casa, fue clave, cometiendo el error de armar un equipo peor del que pudo construirse, básicamente para ahorrar recursos… Néstor toleró que le trajeran los jugadores que “se podían” y no los que tenían que venir, especialmente para no gastar tanto dinero en pasajes (sólo tres dio la orden la dirigencia). Conociendo bien a Venezuela y a su poderío, fue un error importante.
Justamente un rival que el Che conocía muy bien y potenció, con una clara premisa que explicó. “A Venezuela llegué planteando cosas diferentes para crecer. Necesitábamos competir contra los mejores para entender cómo se juega a ese nivel. La meta fue aprender a explotar el talento venezolano, compensando los déficits de altura y técnica. Siempre me gustó su juego alegre, rápido, pero para correr hay que defender muchísimo, tener compromiso atrás y cambiar la mentalidad para sumar desde lo colectivo porque nada ni nadie es más importante que el equipo”, reza el Che como un mandamiento.
La casi clasificación al Mundial 2014 fue un aviso de que la Vinotinto estaba lista para el zarpazo. Poco después, la conquista del Sudamericano, tras vencer a Brasil en semi y la Argentina en la final, los llenó de confianza. Todavía faltaba lo mejor, en el Preolímpico de México, un año después. Venezuela se ganó el respeto mundial al eliminar a Canadá (con sus NBA) en semi y nuevamente a la Argentina, en una definición consagratoria. El Che, fiel a su estilo, recuerda cómo motivó a sus jugadores. “La previa la preparé con el documental 30×30 de ESPN sobre la Generación Dorada argentina para que entendieran lo que tendrían enfrente. Los rivales y la oportunidad”, recuerda. Sus muchachos lo hicieron, ganando el primer título de este nivel para un equipo venezolano.
Ahora impacta al mundo con Dominicana. A la base de jugadores que logró el hito de clasificar, ganando en Mar del Plata, se sumaron Anthony Towns, LJ Figueroa y Lester Quiñones. El primero, de lo mejor que tiene hoy la NBA en materia de internos, es nacido en Nueva Jersey pero su madre, la fallecida Jacqueline Cruz, era dominicana. El pivote llevaba 10 años sin representar a esta selección y ahora, viendo que se había clasificado a la Copa del Mundo, dio el sí. Promedia 19.3 puntos y 7.7 rebotes en el torneo, siendo su mayor desequilibrio al ser un centro que saca diferencias por su velocidad, versatilidad y recursos ofensivos para su talla (2m13).
La otra figura es Andrés Feliz, el base del Joventut español que promedia 17.7 tantos, 5.7 recobres y 5 asistencias. Victor Liz, un alero completo, aporta 13.3 puntos y 5 recobres y el talentoso Jean Montero complementa a Feliz con 7.3 y 5 pases gol. Quiñonez (escolta), Figueroa (alero), Antonio Peña (alero) y Angel Delgado (pivote) son otros obreros fundamentales en la estructura del Che, que ha logrado sumar sus conceptos -disciplina táctica, juego ofensivo, lectura de juego, pase extra, que triunfan en FIBA- sin quitarle la esencia a jugadores caribeños que tienen más el adn del juego estadounidense….
Dominicana arrancó venciendo 87-81 a Filipinas, el local, en un debut que tuvo el récord de aficionados para un partido de Mundial, con 38.115 personas. Anthony Towns sumó 26 puntos y 10 rebotes, Liz aportó 18 y 6 mientras Feliz condujo a la perfección (12 y 8 asistencias). El campanazo lo dio en el segundo juego al vencer a Italia, el candidato a priori a quedarse con el grupo. Fue por un marcador muy similar, 87-82, demostrando que Dominicana puede anotar y defender. Towns y Feliz sumaron 24 puntos, siendo imparables, y Montero terminó siendo el tercer componente del tridente, con 9 pases gol y 12 tantos.
Para cerrar la zona, este martes, pudo con Angola, nuevamente con Feliz como el estandarte (17-6) y una gran defensa que dejó en 35% de campo a los africanos. Ahora se viene la segunda fase, donde se vuelven a armar grupos. A los de García les tocarán los dos que llegan desde el B, seguramente Serbia y Puerto Rico, lo que podría reeditar el Clásico del Caribe.
Inevitablemente, al Che le preguntaron sobre nuestra Selección, cómo vive este momento de crisis, sin Mundial ni Juego Olímpico. “Argentina sigue siendo uno de las grandes seleccionados del mundo. Estas cosas pasan en el deporte, le han pasado antes a grandes potencias, como quedarse afuera de Mundiales y Juegos Olímpicos, incluso organizando repechajes. Son épocas, puede pasar, porque el básquet está muy globalizado y parejo. Hoy jugando bien uno puede ganar en cualquier cancha del mundo. Son torneos cortos, los resultados son muy inciertos, es distinto a una liga, donde gana el mejor”. El bahiense acierta en parte con su análisis, sobre todo del contexto mundial, mencionando antecedentes de otros países, aunque claramente exagera diciendo que Argentina sigue siendo de elite. Hoy no lo es, claramente, y las pruebas son contundentes. Lo que él disfruta en persona nosotros lo miramos por TV…
Con Información de Infobae.