Autoridades chinas iniciaron el pasado viernes una investigación contra cinco empleados de la reserva natural Fanjingshan, situada al suroeste de China y proclamada en 2018 como patrimonio mundial, por pintar de rosa las paredes de un templo gris durante una renovación, recoge Global Times.
Se trata de dos edificaciones de unos 500 años de antigüedad y además situadas a 2.500 metros de altitud en la montaña Fanjing. El alto promontorio, una de las maravillas de la provincia de Guizhou, también destaca por su geología, flora y fauna.
Según detalla el medio, tres miembros del personal administrativo que supervisaron la renovación fueron suspendidos de su empleo y un total de cinco responsables de las obras están siendo investigados.
“Como parte del patrimonio mundial, [en esas edificaciones] no está permitido alterar los estilos arquitectónicos ni provocar daños a propósito”, declaró este domingo el abogado Lu Yin. “Se trata de una violación de la normativa, al cambiar el color de una pared sin autorización”, añadió.
De hecho, un reglamento sobre las medidas de gestión y protección de tales bienes, publicado por el Gobierno chino en 2015, reza que “la autenticidad y la integridad del patrimonio mundial deben ser estrictamente protegidas y no pueden ser cambiadas o destruidas a voluntad”.
Entre tanto, la prensa local reportó que las autoridades habían enviado un equipo de expertos para restaurar las instalaciones y devolverles su aspecto original “lo antes posible”.
El hecho de cambiar el color del antiguo templo, cuyo valor histórico y cultural ha sido reconocido a nivel mundial, provocó una condena pública después que un video con vistas del paisaje y los dos templos rosas se difundiera en la Red.