Infobae participó en exclusiva en Bariloche de un estimulante e innovador think tank sobre vacunas con expertos infectólogos y comunicadores multidisciplinares en pos de revertir un grave problema de salud pública actual: millones de niños en la región no completan sus esquemas del calendario, y cada vez más -niños y adultos- se enferman y mueren por enfermedades prevenibles por vacunas. La importante tarea científica en la región de SLIPE
La desconfianza en las vacunas es un fenómeno global -que se espiralizó también en la región- y se construye a partir de creencias propias y colectivas; y se ve profundizado por las desigualdades vinculadas con la pobreza y el acceso.
“Elijo creer”,”I choose to believe”, “Je choisis de croire”, “Scelgo di credere”, son lemas cargados de mística en distintos idiomas y es, quizá, la frase más tatuada del mundo luego de que Argentina ganara el Mundial de Fútbol 2022, en Qatar. Pero “Elijo creer” no merece quedar confinado solo a una epopeya deportiva, es un pensamiento potente para aplicar a la conversación pública regional para incrementar la confianza en vacunas, entre la opinión pública, las sociedades científicas, los propios expertos y también los gobiernos.
Son 25 las enfermedades que pueden prevenirse a través de la vacunación -recibida en tiempo y forma- según los robustos calendarios de vacunación disponibles en toda la región. Y en el caso de Argentina, además, es gratuito. Claro que este es un tema global, pero vale la pena ajustar la mira del prisma para evaluar el problema a escala regional.
La paradoja científica alrededor de las vacunas hoy es fuerte y arrastra ideas que se creían instaladas en las sociedades de la última década. La ruptura discursiva alrededor de la confianza en vacunas se refleja además en estos datos: las cifras que marcan la progresiva baja de vacunados y en la reaparición de enfermedades que se creían erradicadas por el efecto preventivo de los inoculantes. Esta vacilación, frente a la certeza que necesita la ciencia para avanzar, es grave. Hay que ponerla en el centro del debate y modificarla.
Cifras y hechos sobre la vacunación en la región
El total de muertos por COVID suma hasta hoy 6.647.192 de personas; mientras que el total de casos asciende a 767.518.723, según el último registro de la OMS (Getty)
La vacunación es la mejor, más accesible -a pesar de las desigualdades globales- y democrática herramienta para salvar vidas. Durante muchos años, América Latina y el Caribe registró una de las tasas de vacunación infantil más altas del mundo. Ahora presenta una de las más bajas.
– Uno de cada 4 niños en América Latina carece de las vacunas esenciales, lo que significa el mayor descenso mundial en vacunación infantil en los últimos diez años.
– Actualmente más de 1,7 millones de niños son “cero dosis”, es decir que nunca han recibido una vacuna.
– Una de las causas de esta caída en las tasas de vacunación es la falta de confianza en la importancia de las vacunas, que disminuyó después del inicio de la pandemia. Esta desconfianza puede provenir de preocupaciones por efectos secundarios, discurso naturista, rechazo a la obligatoriedad y al sistema de salud, entre otros.
– Los movimientos antivacunas son un factor que agrava la falta de confianza en las vacunas, y cuentan con financiación y apoyo político. Para revertir esta situación es necesaria la participación y empoderamiento de la comunidad, la escucha social y la educación a favor de las vacunas.
Las vacunas reducen el riego de contraer enfermedades gracias a que refuerzan las defensas naturales del organismo y le ayudan a protegerse (Getty)
Las consecuencias de este retroceso son graves: están resurgiendo enfermedades prevenibles por vacuna como la difteria, el sarampión y la polio, poniendo en peligro las vidas de los niños más marginados y el bienestar de toda la población. Y además, la caída de la vacunación es asimétrica. Entre los millones de individuos a nivel global que no fueron inmunizados a través de las vacunas, la mayoría son pobres o vienen en países de ingresos medio a bajos.
Un cónclave en la ciudad patagónica de Bariloche, organizado por la prestigiosa Sociedad Latinoamericana de Infectología Pediátrica, conocida bajo el acrónimo SLIPE; y la Sociedad Latinoamericana de Vacunología (SLV), agitó este debate alrededor de las inmunizaciones, y vino a plantear qué hacer para mejorar la confianza y en consecuencia las tasas de vacunación en la región. La denominación y la convocatoria de origen del think tank finalmente resultó: un scrum -como la jugada determinante del rugby- sobre vacunación entre científicos y comunicadores.
El anfitrión fue el infectólogo argentino, Roberto Debbag, presidente de la Sociedad Latinoamericana de Infectología Pediátrica (SLIPE). Y del grupo de expertos regionales participaron María Luisa Ávila-Agüero, vicepresidenta de SLIPE, ex Ministra de Salud de Costa Rica; Pablo Bonvehí, infectólogo argentino y miembro del Grupo Técnico Asesor en vacunas de la Organización Panamericana de la Salud (TAG, OPS); José Brea del Castillo, presidente de la Sociedad Latinoamericana de Vacunología (SLV), República Dominicana; Ana Gabriela Lucas, directora médica de Vacunar, Panamá; Andrea Puentes Díaz, responsable científica de unidad vacunas, Tecnofarma Colombia.
Entre los comunicadores transmedia, en la coordinación general del encuentro, Julian Gallo, periodista, asesor de estrategia digital de medios y marcas; Luciano Banchero, CCO de Posta Media; Daniela Blanco, directora del área Tendencias, Ciencia & Salud, Infobae; Guido Culasso Moore, fundador y director de Iconosur; Ramiro Savoie, fundador de Deployr; Julieta Shama, experta en contenidos digitales Latam; Melanie Tobal, fundadora de agencia Publicitarias y Silvia Enrique, directora de Essentia-Medical.
Sobre esa bisagra vacunal que representaron las dosis de COVID-19 hubo consenso y la población en todo el globo aceptó salir a vacunarse como herramienta preventiva. Hoy, frente a una baja consistente, progresiva y sostenida en el tiempo de las tasas de vacunación es imperioso trabajar entre todos los eslabones del sistema científico y de la comunicación para reafirmar las ¡creencias alrededor de las vacunas!
Llegó el momento de fortalecer los atributos de las vacunas, para protegerlas de los discursos anticiencia, que impactan negativamente en la salud pública global, al generar bolsones de personas no inmunizadas en cada comunidad; y poniendo en riesgo a la población general frente al resurgimiento de enfermedades ya erradicadas como sarampión, polio, tos ferina, tétanos, difteria, entre otras.
Discursos antivacunas
El ex presidente de EEUU Donald Trump y el senador y candidato demócrata a la presidencia, Robert F. Kennedy Jr. muestran recurrentemente un discurso que cuestiona los efectos positivos de la vacunación
Mientras que en los Estados Unidos y Europa crecen los discursos entremezclados de los antivacunas, que se vinculan con los anticiencia y antisistema, éstos crean sobreabundancia informativa que desinforma y ofrece conflictos con la verdad y con la evidencia científica.
En las redes sociales, los chats de IA (GPT4 por ejemplo) y en la frondosa red de redes online, circulan mensajes de calidad pero también de los otros: vacíos de rigor, fuentes confiables y verificación científica; y que en muchos casos buscan legitimación a través de declaraciones de figuras públicas -referentes- de la política o en el ámbito de la salud. Tal es el caso del ex presidente de Norteamérica, Donald Trump o el abogado Robert F. Kennedy Jr., reconocido activista antivacunas y que en abril 2023 lanzó su candidatura a la presidencia de EE.UU por el partido Demócrata.
Trump utilizó el discurso antivacuna como una de sus “ideas fuerza” en su carrera presidencial, por el partido Republicano. Robert F. Kennedy fue más allá: milita y cree en un vínculo entre ciertas vacunas y el autismo. Kennedy declaró que no está en contra de las vacunas, pero desea que sean más cuidadosamente probadas e investigadas hasta asegurarse que no producen efectos adversos. Esa duda insoportable sobre la evidencia científica genera una mancha de aceite, que derrama incertidumbre en la sociedad, entre madres, padres, familias y también expertos.
Durante la pandemia por COVID-19 las vacunas evitaron 20 millones de muertes y a esto se suma la gran asignatura pendiente: mejorar el acceso. Aquí mucho tiene que ver la pobreza y la geopolítica -pero también la distribución de los insumos por parte de los Estados y la relación proactiva entre la industria pharma, los gobiernos y organismos científicos internacionales- como ha demostrado con creces la pandemia del virus SARS-CoV-2.
Como luz de esperanza y reparación ante tanto drama humanitario, la ciencia global y de manera profundamente mancomunada generó vacunas contra COVID de todo tipo —tradicionales e innovadoras— en tiempo récord, que luego de pasar una crisis de acceso, hasta hoy el total de vacunas administradas suman 13.461.751.619 (expresados en billones de dosis)
La pobreza es un factor estructural en la realidad de la región que genera falta de información y excluidos de los sistemas de salud público y privados; también impacta en la percepción sociocultural: si bien las vacunas están disponibles, muchas personas no las utilizan porque no comprenden su efecto.
Todas estas variables redundan en grupos de no vacunados que, tarde o temprano, impactarán en la expectativa de vida del continente. Un proceso que en América Latina y el Caribe ya muestra una dramática disminución de 2,9 años en la esperanza de vida al nacer como consecuencia del impacto del COVID-19.
Los datos revelan que la región ha pasado de una expectativa de vida de 75,1 años en 2019 a 72,1 años en 2021, según datos de la División de Población de la Organización de Naciones Unidas (ONU). Latinoamérica se encuentra a un punto de las tasas de no vacunados en África y este descenso impacta más en la población pediátrica porque las decisiones provienen de padres que eligen no vacunarse, ni vacunar a su descendencia.
Hace muchos años, cuando aún no existían las vacunas, había epidemias que causaban secuelas irreversibles o miles de muertes por año. En la región el esquema de vacunas incluidos en los calendarios nacionales protegen a los niños de más de 25 enfermedades (Getty)
Desde Bariloche y en diálogo con Infobae, el reconocido médico infectólogo Roberto Debbag y presidente de la Sociedad Latinoamericana de Infectología Pediátrica (SLIPE) explicó: “América Latina enfrenta un grave problema de salud pública: millones de niños no completaron sus calendarios de vacunación, o nunca fueron vacunados. Esto los expone a enfermedades mortales o daños a largo plazo”.
Y resaltó una paradoja de este tiempo: “La ciencia tiene las vacunas para prevenir estas enfermedades, pero se enfrenta a barreras como la falta de acceso, la desinformación y los movimientos antivacunas, que obstaculizan que las vacunas lleguen a estos niños. Superar esto no es solo tarea de la medicina, sino de una comunicación efectiva que utilice las habilidades y tecnologías del siglo XXI. Trabajando juntos, la ciencia de la salud y la comunicación, pueden construir las creencias adecuadas para salvar vidas”.
En ese marco, cobra relevancia el trabajo de la Sociedad Latinoamericana de Infectología Pediátrica (SLIPE) quebusca propuestas innovadoras para abordar este problema crítico de salud pública. Según Debbag, esto implica entender el contexto actual: las vacunas existen y previenen enfermedades graves, pero millones de personas no tienen acceso o dudan de ellas. Por eso, es imperioso, encontrar estrategias para revertir la desconfianza en las vacunas, modificar las conductas negligentes y desactivar las sospechas sobre la inmunización.
¿Cómo se fabrica confianza? “Desde SLIPE queremos entender, pensar y resolver el desafío de comunicación que significa persuadir a las personas a vacunarse, a los médicos a prescribir las vacunas, a los Estados a crear los programas para que eso suceda y a los medios a publicar información interesante y fehaciente relacionada con el mundo de las vacunas”, precisó el médico infectólogo a Infobae.
El médico infectólogo Roberto Debbag y presidente de la Sociedad Latinoamericana de Infectología Pediátrica (SLIPE) dijo a Infobae: “Todos hemos pasado por varias fases o estadios respecto de la pandemia desde el miedo, la desesperación, la necesidad de vacunas, hasta tener vacunas ´guardadas´ en la heladera”(@robertodebbag)
Desde adentro
Ante ese panorama, las sociedades científicas deben volver a ser agentes de verificación para la población general y multiplicar sus contenidos de calidad hacia la sociedad civil.
SLIPE es una asociación sin fines de lucro, no gubernamental y apolítica, que nació en los años 80 como una iniciativa entre diferentes médicos latinoamericanos especializados en infectología pediátrica para fomentar esta especialización y facilitar la comunicación e investigación científica entre los diferentes países de la región.
A la trayectoria regional de SLIPE se suma la sinergia de la Sociedad Latinoamericana de Vacunología (SLV), asociación civil sin fines de lucro que nuclea a todos los profesionales de la salud y de otras disciplinas vinculadas o con compromiso en promover en América Latina la vacunación en todas las etapas de la vida. Su actual presidente es el doctor José Brea del Castillo, de República Dominicana.
Consultado por Infobae, el médico infectólogo Pablo Bonvehí, miembro del Grupo Técnico Asesor en Vacunas (TAG) de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y jefe de la sección Infectología del Hospital Cemic de Argentina, consideró que “estamos en un tiempo crucial, en el que las coberturas de vacunación a todo nivel habían empezado a disminuir, pero con la pandemia esto se profundizó y nos expone a la reemergencia de distintas enfermedades. Hemos tenido un caso de polio derivado en Perú, hay difteria en algunos países de la zona del Caribe”.
En la región de las Américas se registraron 2.956.943 muertes por COVID, según datos de la OMS. La caída en las tasas de vacunación proviene en la falta de confianza en las vacunas. Esta desconfianza puede provenir de preocupaciones por efectos secundarios, discurso naturista, rechazo a la obligatoriedad y al sistema de salud, entre otros (Getty)
Las vacunas son quizás, víctimas de su propio éxito, ya que, como señaló Bonvehí, estas enfermedades “cuando uno no las ve, no percibe el riesgo y eso también ayuda a que caigan las coberturas. Hoy contamos con muchas herramientas de comunicación para difundir estos temas, que muchos de los que trabajamos en medicina y vacunas no estamos tan familiarizados”.
“Desde SLIPE y otras sociedades científicas debemos transformarnos en referentes y fuente de consulta en el tema de vacunas. Esto es muy importante para evitar que haya niños o personas de cualquier edad que pierdan la vida por enfermedades que son absolutamente prevenibles”, completó Bonvehí.
Para la vicepresidenta de SLIPE, María Luisa Ávila Agüero, quien además es ex ministra de Salud de Costa Rica suscribe a la idea de que uno de los principales problemas de la post pandemia es la reducción en la confianza en las vacunas y caída en las coberturas, poniendo a niños en riesgo de adquirir enfermedades que estaban controladas.
“Las sociedades científica como SLIPE y otras asociaciones debemos informar correctamente respecto de la confianza hacia las vacunas, enfatizar en la necesidad de mantener coberturas altas y tener grupos interdisciplinarios, sin lugar a dudas puede resultar una experiencia muy exitosa. Esto ayudará a cambiar la inercia de que un grupo importante, sobre todo de niños en nuestra región de Latinoamérica, estén en riesgo de adquirir enfermedades anteriormente controladas, como por ejemplo, tétanos, difteria, tosferina, y una eventual emergencia de polio”, dijo la doctora Ávila Agüero a Infobae.
“Para las personas que están en situación de pobreza o viven en barrios vulnerables, las políticas de vacunación deben ser puerta a puerta. Es decir, ir a buscar a las personas para vacunarlas, no solo con COVID sino también con todas las otras vacunas”, sentenció el infectólogo Debbag.
La experta Ávila Agüero remarcó que, “debemos enfocarnos en algunos aspectos que son fundamentales a la hora de informar, nuevas técnicas para informar correctamente y para que ese mensaje, de una manera fácil y ágil, le llegue a la población mundial”, concluyó la vicepresidenta de SLIPE.
Mirar los aciertos
El médico dominicano José Brea del Castillo, presidente de la Sociedad Latinoamericana de Vacunología (SLV), repasó los hechos desde los logros y el éxito que han conseguido las vacunas en los últimos 25 años: “Se ha reducido un 50% la mortalidad y se salvaron 5 vidas por minuto. Y gracias a la vacuna contra la haemophilus influenza tipo B, prácticamente se ha eliminado la meningitis causada por esta bacteria en los niños”.
Estos datos son contundentes: se estima que entre 3 y 4 millones de vidas se salvan todos los años por la aplicación de las diferentes vacunas.
“Hemos logrado mucho con las inmunizaciones en todas las edades, principalmente en la niñez, y en todo el mundo. Hay muchas vacunas que la gente no conoce mucho y se le aplican a todos los niños de dos meses, a los cuatro meses, a los seis meses, a los 18 meses”, destaco el presidente de SLV.
Brea del Castillo resaltó la importancia de la vacuna contra la bacteria llamada a haemophilus influenza tipo B: “Una bacteria que hace 20 años era la principal causa de inflamación de las meninges -las membranas que cubren el cerebro-, produciendo muertes en los niños menores de 1 año; y si no morían, tenían secuelas permanentes. Esta bacteria también tiene la capacidad de producir infección en la sangre, neumonía y sinusitis y otitis, también infecciones en la piel. Y hoy, después del uso en el mundo entero del actual esquema de vacunas, ha desaparecido prácticamente la meningitis por este microbio.”
En Bariloche se formó un scrum verdadero (como la figura central del rugby) para problematizar el tema de la vacunación y la crisis de la confianza en vacunas; desde la perspectiva de los científicos y los comunicadores. SLIPE y SVL los organizadores y el infectólogo Debbag, el anfitrión.
“Estamos luchando con nuevas bacterias, pero en especial ésta, que tradicionalmente durante muchos años producía este impacto negativo en los niños por debajo del año y en menores de seis meses de edad. Yo creo que ya todo el mundo se ha olvidado de eso y es a través del éxito de las vacunas. Y una de las cosas que tenemos es contar todo esto que las vacunas han logrado, porque sin lugar a dudas tenemos que entender e irnos a la cultura de vacunación y no solamente ir a la cultura de la prevención a través de las vacunas, de que cada vez más haya confianza en las vacunas que utilicemos rutinarias y por qué no las nuevas vacunas”, sostuvo Brea del Castillo.
Vacunas COVID y otras: de la escasez a los frascos acumulados sin aplicar en la heladera y los anaqueles
En el momento más disruptivo que vivió la sociedad moderna con la pandemia por COVID-19, las vacunas establecieron la única diferencia entre la vida y la muerte, sin distinciones sobre las diferentes plataformas y el grado de innovación científica que haya contenido cada vial.
La pandemia y las estrategias de salud pública globales dejaron varios mensajes contundentes. Algunos fueron dirigidos a la comunidad académico-científica e industria pharma -en donde el “fast track” o la velocidad en los hallazgos, la producción y aprobaciones llegaron para quedarse-; otros mensajes fueron directo al corazón de las sociedades modernas que, bajo el argumento de las libertades individuales, cuestionan a las vacunas en particular y al devenir de la ciencia en general.
Al primer mensaje que dejó lo disrupción pandémica fue la idea de trabajo mancomunado en la ciencia, se sumó otro que quedó grabado a fuego para lo que vendrá, el del acceso. Las vacunas hacen efecto aplicadas en el brazo de muchas personas y no de un puñado y son menos eficaces aún acumuladas en las heladeras, anaqueles y/o freezers -para las que necesitan ultrafrío- de los hospitales, centros vacunatorios o farmacias.
La vacuna es una medida de protección ante más de 25 enfermedades inmunoprevenibles (Agencia Andi
Pasan los días, y la humanidad se adentra en la peripandemia, un tiempo que tiene impacto directo en las conductas psicosociales, en las decisiones de salud pública y en cómo se organiza el personal de la salud. En este contexto y con el virus SARS-COV-2 vigente, el contraste con el tercer mensaje (la crisis de confianza) sobre las vacunas es grande.
Según reveló el último Indice de Confianza y Acceso a las Vacunas (ICAV) 2022 que realiza la Fundación Bunge y Borny al que tuvo acceso Infobae, apesar de la evidencia científica reunida acerca del rol protector de las vacunas, persiste una baja confianza de la población en general sobre las vacunas.
Y ocurren situaciones paradojales como por ejemplo que padres vacunados contra el COVID-19, no hayan vacunado a sus hijos contra el mismo virus. Ni tampoco hayan vuelto al consultorio a completar el calendario regular -y obligatorio en el caso argentino- de vacunas pediátricas.
Lo que mostró claramente el último ICAV 2022 es una tendencia a la baja a partir del 2020 en la confianza de la población en las vacunas, sin haber recuperado los valores prepandémicos del 2019. El nivel de confianza 2022 en las vacunas es de 85,9 puntos. Aumentó un 0,4 respecto de 2021, cuando el índice fue de 85,5, pero representa un 8,3% menos que en 2019, cuando era de 93,7 puntos.
El índice de confianza en las vacunas está formado por tres componentes: la efectividad, su importancia para los niños y si son seguras. Este 2023 los resultados son: un 88% de las personas piensa que las vacunas son efectivas e importantes para los niños, lo que representa una leve baja respecto al año pasado; y un 90,4 % cree que no son seguras.
José Brea del Castillo, presidente de la Sociedad Latinoamericana de Vacunología (SLV), explicó a Infobae el efecto positivo de las vacunas en los últimos 25 años: “Se ha reducido un 50% la mortalidad y se salvaron 5 vidas por minuto. Y gracias a la vacuna contra la haemophilus influenza tipo B, prácticamente se ha eliminado la meningitis causada por esta bacteria en los niños”. (EFE/Eduardo Morales/Archivo)
¿Cómo es posible que no se haya consolidado con fuerza la trascendencia y el principio universal de igualdad en salud pública que establecen las vacunas? Sobre todo luego del contundente tendal humanitario que dejó la pandemia por COVID que provocó hasta marzo de 2023 más de 600 millones de casos en el mundo y más de 6,8 millones de muertos, según el recuento de la Universidad Johns Hopkins, que monitorea la situación del coronavirus con los datos generales de todos los países del mundo desde el comienzo de la pandemia.
Revertir la crisis de confianza
El infectólogo Debbag enmarcó con claridad este tiempo post pandémico y la relación actual de las personas con las vacunas, “si enfocamos el tema en la Argentina y países de América Latina, estamos viviendo un fenómeno relacionado con el COVID de baja circulación, poca visibilidad del problema y hartazgo pandémico por parte de la gente. Todos hemos pasado por varias fases o estadios respecto de la pandemia desde el miedo, la desesperación, la necesidad de vacunas, hasta tener vacunas ´guardadas´ en la heladera”.
Ahora, la pregunta es ¿por qué las vacunas quedan en las heladeras? “Hay dos grandes factores mezclados con cuestiones de la política sanitaria. La primera variable tiene que ver con la pobreza. En un país como Argentina donde más del 43% de las personas están bajo el nivel de pobreza, esas personas tienen en su pensamiento, y está estudiado, otras prioridades que no son ir al médico o colocarse una vacuna. El problema está en que tienen que pensar y buscar qué comer, tienen que pensar en cómo subsisten, cuál es el problema de la droga en su barrio, en la inseguridad que los rodea, si tienen y si conservarán el trabajo”, dijo Debbag.
Según reveló el último Indice de Confianza y Acceso a las Vacunas (ICAV) 2022 que realiza la Fundación Bunge y Born y al que tuvo acceso Infobae, un 88% de las personas piensa que las vacunas son efectivas e importantes para los niños, lo que representa una leve baja respecto al año pasado; y un 90,4 cree que no son seguras. (REUTERS / Edgard Garrido)
“La segunda variable -siguióel experto-, ocurre en las clases sociales más acomodadas y tiene que ver con la confianza en la vacuna. Es decir, la puesta en duda sobre la eficacia y la seguridad”.
“Por eso es que con las personas en barrios vulnerables, las políticas de vacunación deben ser puerta a puerta. Es decir, ir a buscar a las personas para vacunarlas, no solo con COVID sino también con todas las otras vacunas”, sentenció Debbag.
La vacunación tiene un impacto directo en la reducción de la prevalencia de enfermedades evitables y muertes tempranas: la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha estimado entre 2 y 3 millones de muertes por año por tétanos, difteria, tos convulsa y sarampión.
Son todas enfermedades que tienen vacunas disponibles para repelerlas. Además, puede evitar algunas formas de cáncer (cuello uterino y otros ginecológicos) y Hepatitis B (el carcinoma hepático). Finalmente, reducen el consumo de antibióticos y la resistencia de las bacterias a los mismos.
Cada vez más niños y adultos se enferman y mueren por enfermedades prevenibles por vacunas. Las principales causas de este problema son dos: la falta de acceso a las vacunas, resultante de la pobreza y la vulnerabilidad de grandes sectores poblacionales; y la caída de la confianza, explicó Debbag a Infobae. (Getty)
La doctora Ana Gabriela Lucas, directora médica de Vacunar, en Panamá, precisó a Infobae con claridad los puntos más salientes de la reunión en Bariloche: “Fue un verdadero cónclave multidisciplinario, integrado por médicos, expertos infectólogos, profesionales en redes sociales, UX, Inteligencia artificial, podcast, marketing, mass media, publicidad y periodismo; todos con una pasión común por la salud y el bienestar”.
“Compartimos nuestras experiencias y conocimientos para descubrir cómo resolver este problema que afecta a todos los países de América Latina. La sinergia entre todas estas disciplinas fue realmente asombrosa. Los estereotipos se desvanecieron y los prejuicios se dejaron de lado. Encontramos puntos de convergencia y construyendo soluciones desde la diversidad”, sumó Lucas.
Y concluyó: “La reunión no se quedó solo en palabras y discusiones. Surgieron planes concretos y acciones tangibles, reforzamos la idea que la falta de confianza en las vacunas es un desafío multifacético que requiere esfuerzos constantes y coordinados de la mano con otras disciplinas y profesionales. Los profesionales de la salud tenemos la responsabilidad de ser agentes de cambio y que mejor hacerlo junto a otros profesionales que se sumen a la causa de restaurar la confianza en las vacunas, protegiendo la salud y el bienestar a lo largo de la vida”.
FUENTE: Infobae